Poemas para tod@s, alguien dice

Poemas para tod@s, alguien dice

Vari@s autor@s. LQSomos. Enero 2018

Buen año para los luchadores

No sé si mi verdad
sea única y verdadera,
pero no dejo de pensar
que otros pensarán lo mismo,
que la mejor es la suya.

¿Si la mía no es auténtica,
seré capaz de cambiar?
Nos ciega la vanidad,
pero de algo estoy seguro:
yo amo la libertad,
la justicia y la igualdad.

Detesto las tiránicas leyes
que sirven al poder y al capital,
oprimiendo a los pueblos
con su sistema policial.
Seguimos con temor y miedo
pero si no tenemos nada
nada nos podrán quitar.

Si mi verdad sigue siendo
equivocada o veraz,
dedicaré todo mi esfuerzo
en este nuevo y próximo año,
a conservar a los amigos
y a luchar por la libertad…

Buen año para los luchadores…

Helios Salas

.-.-.-.-.-.
Ahora nos dejan solos…

y como chiquillos
que en mitad de la noche
silban, con falsa viveza,
su miedo,
tendemos nuestros brazos
el uno al otro,
y esperamos,
con el corazón en vilo,
la llegada de la luz,
acechando en el silencio
cualquier ruido amigo,
cualquier movimiento vivo.

Quizá, cuando nazca la mañana
dejando gotas de rocío
en nuestros párpados espantados
y en nuestros cuerpos entumecidos,
vuelvan los demás,
y con su jolgorio y su bullicio
nos arranquen
una sonrisa de perdón.

José Batlló

.-.-.-.-.-.
Judith

Tus dedos pequeños como el silencio . . ./ Tus labios inmensos como tu risa./ Tu decir que venías todas las noches/ y tu quedarte lenta hasta la muerte./

Las palabras se me cayeron en los cálices./ Mis palabras están llorando tu nombre/ y el cielo estaba llorando tu orgasmo./ Sólo pude cortar tu clítoris con cristales./

Sólo pude besarte con navajas./
Y sólo pude traspasar tus pezones
azules con alfileres mohosos./

Tu rosa entre tus piernas era de trigo./
Viruta de tu vulva contra el alma. ¡El
amor . . . era una experiencia terrible!

Yvan Silén
Puerto Rico
.-.-.-.-.-.
Apenas Silvia

Yo quise ser como Dolores,
o Tania o Rosa Parks.
Hubiera querido defender a los mineros en Asturias,
cargar con un fusil por Sierra Maestra
o quedarme sentada en el autobús hasta que ni una sola mujer negra más fuera humillada
Pero me llamo Silvia.

Yo quiero ser como Leila Khaled,
o Angela Davis
o Arundhaty Roy
pero me llamo Silvia
Sólo me llamo Silvia.
Sólo escribo poemas,
apenas nada,
apenas unas palabras
mientras otras pierden la vida
en manos de militares,
mientras otras van a la cárcel,
mientras otras son olvidadas en fosas que nadie sabe.

Me llamo Silvia Delgado
confieso que sólo escribo poemas,
apenas nada
en un mundo donde no urgen poetas
si no partisanas.

Silvia Delgado
.-.-.-.-.-.
Amigo mío

Tirado en la acera
todos los días de estos meses
a veces, con un cartón de vino
y siempre solo.
Tiene mi edad. Quizá es más joven.
Me da igual si tiene mi edad o no.
Todos los días de estos meses
tirado en la acera
a veces, pide un cigarrillo
y siempre solo.
Tengo su edad. Quizá soy mayor.
Me da igual si tengo su edad o no.
Tirado en la vida
mierda de vida
¿humanidad?
Ya no recuerdo la última vez que la vi,
amigo mío.

Jesús Gómez Gutiérrez
.-.-.-.-.-.

La noche de las Águedas

No hablemos del hambre,
estridente reclamo del vacío intransferible,
y qué decir del frío,
excrecencia o punzada en los nudillos,
hasta la médula y la nuca desolladas,
si no escribo de la pesarosa penumbra de zapatos
ni del tacón que falta en la esperanza,
con ropas desflecadas, ya sin marca de fábrica.
Una esmerada educación todo lo salva
y me solidarizo con la anorexia del gourmet,
disiento de la conveniencia del visón con los vaqueros,
y prosigo la eterna discusión sobre el fondo y la forma,
con esta protocolar impertinencia de duquesa arruinada,
que gastó a manos llenas, sin crédito ni avales.

Secretamente conjuro a Jean Genet:
en su honor degüello a un rentista ahorrativo,
descuartizo a los inapetentes comensales de un festín,
y ahorco con hilos de lamé trenzados
a ociosas benefactoras de la alta costura
en insomnios beatíficos después de no cenar.

Clotilde Tabroni (Seudónimo)
.-.-.-.-.-.

Un rey mago blanco

Allí arriba, arribita, allí en Carabanchel Alto
Un padre, amigo mío, me habló de su hijo
Que no era rarito, pero estaba muy raro.
Él me dijo que tenía un dolor profundo
Que, cuando chiquito, se ponía a hablar con él
El niño siempre le contestaba lo mismo:
-Hijo, mío ¿qué tal te va en el Colegio?
-Caca, culo pis; respondía.
¿Qué tal con las profesoras que son tan rebonitas?
-Caca, culo, pis.
¿Y el Catón, la Geografía, y los libros de Religión?
-Caca, culo, pis.
Y la Comunión, para la que te preparas
¿Por qué no quieres recibirla?
-Caca, culo, pis
Luego, hijo mío, viene la Confirmación
Porque ya eres mayorcito
Y, dentro de poco, bailarás con las niñas
En el baile o en la Procesión.
-Caca, culo, pis.
Como yo soy psicólogo del Culo
Me he ofrecido a mi amigo por librar a su hijo
De algún mal o suceso que, de pequeño, ha sufrido.
El padre, amigo mío, me dio autorización
Con el consentimiento del niño.
Al instante, me han llevado a su casa
Cercana a Cuatro Vientos
“Porque no se puede dejar esto para otro día”.
Como en un tú y yo, codo con codo
Nos hemos sentado los dos
Diciéndome el niño que si me recibía
Era porque su padre era mi amigo.
Yo comencé a hablarle de esta manera:
-Carlitos, hijo de mi buen amigo, tu padre:
Tus padres te quieren y te tienen puesto en un altar
Aunque eres feo como un bicho
Orejudo como un burro, y patizambo
(El niño como no era así, comenzó a reír).
Yo, que nunca hice mal, seguí:
-La pena que tú tienes debe ser por algo malo
Que alguien importante te hizo
Y tu deseo reprimido es que ese alguien importante
Te la tiene que pagar
Como cortarle la cabeza o la mano principal
¿A que sí?
El niño asintió con la cabeza
Comenzando a cantar de la forma más hermosa:
–Señor Psicólogo del Culo, amigo de mi padre
Cuando chiquito, me llevaron a ver los Reyes Magos
Como tanta gente había
Mi padre se adelantó porque un Rey era su amigo
El Rey Mago blanco me cogió
Me levantó
Y me sentó sobre sus rodillas
Yo, a él, sólo y malamente
Le veía un careto lleno de pelos blancos y amarillos
En el que sobresalía una boca como Ojete
Con una lengüeta que entraba y salía.
Me agarró la tripa con su mano izquierda
Y con la derecha me apretó el ojete
E hizo sonar mis huevecillos.
Esto se me quedó grabado, por siempre, en el corazón
Pues creí que había perdido mi ojete
Y mis huevecillos que era lo que más quería.
Ya, desahogado, Carlitos me miró
Me sonrió como sonríen los chicos.
Peinando yo su pelo
Con los dedos de mi mano derecha, le dije:
-No te preocupes Carlitos, aprovecha la ocasión
Olvídate de lo sucedido
Que a todos nos ha pasado lo mismo:
En nuestra vida de niños
Siempre hay un alguien, ángel o demonio
Que del rabo nos ha cogido
Y que, calladamente, nos dice al oído:
Por ti la vida pierdo o la he perdido.
Anda vete, Carlitos
Ve y abraza a tus padres que son tus únicos amigos
Y mete, de vez en cuando, tu mano en el bolsillo
Para sentir si tu pájaro está muerto o vivo
Que ya llegará el día
Cuando, al ladito de una cama
Tú des, o te den, tres o más puñaladas de amor
A las doce y media en punto
De tus noches o tus días.

Daniel de Culla
.-.-.-.-.-.
Y tenemos más:
De aquí, de allí, poemas
-Desorden: poemas
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