Acusamos a Antonio Rodilla Zanón

Acusamos a Antonio Rodilla Zanón

Por Montañas de Libertad*. LQsomos.

Cuando la Generalitat Valenciana solicitó informe al Ayuntamiento de Zucaina sobre posibles vestigios franquistas que aún pudiera haber en su municipio en espacios públicos, referidos a personas vinculadas al régimen franquista o que participaron y apoyaron el golpe militar de 1936, la respuesta del Ayuntamiento fue que “no tiene vestigios”, según consta en el ‘Catálogo de Vestigios de la Guerra Civil y la Dictadura’ elaborado por la Consellería de Calidad Democrática, publicado el 20 de julio de 2021.(1) Tal vez el Consistorio no dio importancia a la placa que desde 1942 conmemora la estancia de Antonio Rodilla Zanón en la Villa de Zucaina. Y es que, dejar en manos de los ayuntamientos este trabajo de catalogación cuando muchos de ellos no cuentan con personal cualificado en la materia o simplemente pueden deliberadamente ocultar la realidad, es cuanto menos una paradoja.

Pero ¿Quién fue Antonio Rodilla Zanón de quien aún se conserva una placa homenaje?.

La placa nos indica asépticamente que fue Vicario General de Valencia y que estuvo en Zucaina desde octubre de 1938 hasta marzo de 1939. Así de entrada, solo por las fechas, es obvio que contaba con toda la confianza de los poderes eclesiásticos, militares y caciquiles que eran los que ostentaban el poder del que él, formaba parte, ese mismo poder que seguía pueblo a pueblo con su particular cruzada glorificada con la sangre de inocentes y con la de los soldados leales que no habían traicionado a nadie, porque Zucaina, fue ocupada el 17 de julio de 1938 por el Primer Batallón Monte Jata de Flechas Negras que obtuvo la medalla colectiva por “vencer’ la tenaz resistencia republicana en esta Villa. (2)

El 18 de julio de 1936, casi dos años antes de que fuese atacada Zucaina, Antonio Rodilla se encontraba de sacerdote en Mallorca. En la isla, la traición había sido preparada en coordinación con la península por el general Goded, comandante militar de las Baleares, junto a oficiales locales y los grupos políticos afines al golpe (Comunión Tradicionalista, FE JONS, Renovación Española, CEDA y por supuesto la Iglesia). Antonio Rodilla, lejos de mantenerse leal a la República, se sumó a la rebelión y más tarde, para participar más activamente en ella, se alistó de común acuerdo con su Obispo como voluntario Capellán castrense, en el crucero auxiliar “Mallorca” (3), un vapor incautado e incorporado a la Marina de Guerra sublevada.

El “Mallorca”, con el falso nombre de Isarco, salió de Palma rumbo a La Spezia (Italia), bajo el mando del capitán de fragata Gabriel Rodríguez Acosta, para ser armado. En dicho arsenal italiano el “Isarco”, fue artillado con un cañón de 120 mm, un antiaéreo de 76mm y dos ametralladoras de 13 mm. Posteriormente se le desmontó el de 76 y sustituyó por otro de 47mm. Además, se le añadió un lanza cargas de profundidad y un telémetro. Todo un barco de paz. Este crucero auxiliar operó siempre con base en Palma de Mallorca, realizando frecuentes incursiones hasta el Mar Jónico, transportando víveres desde Italia, así como trasladando grandes contingentes de tropas desde Palma a Sevilla y Cádiz. Asimismo, condujo a Italia a las tripulaciones de oficiales franquistas para familiarizarse con los submarinos de la Regia Marina Italiana “Mola” (Archimede) y “Sanjurjo” (Torricelli) que habían sido cedidos por Mussolini a la marina franquista. En el otoño de 1937, el “Mallorca” pasó a depender de las Fuerzas Navales del Estrecho, participando muy activamente en capturas y control de buques republicanos y aliados. (4)

En honor a la verdad, hay que hacer constar, que las tripulaciones del Ejército Real Italiano (Regio Esercito) de sumergibles, buques de guerra y demás dotaciones, venían enaltecidas espiritualmente, pues habían sido recibidas en formación por su Santidad el Papa Pío XI en la gran plaza de San Pedro del Vaticano como se hiciera antes de marchar contra Abisinia, donde, tras una arenga, fueron bendecidos con motivo de su próxima marcha a España para luchar en la Cruzada que se promovía en ella. (5)
Por otro lado, en tierra, pese a que no hubo guerra, se desataba una feroz represión contra todo atisbo de lealtad a la República. Mallorca no fue un punto y seguido respecto a la represión franquista, fue un punto y aparte. “La represión fascista en Mallorca estaba planificada meses antes del conflicto y fue perfectamente ejecutada. La Iglesia mallorquina estuvo implicada en la represión. Durante y después de la guerra, un número elevado de sacerdotes de la Diócesis mallorquina se encargaron de la vigilancia y persecución de los izquierdistas de Mallorca, efectuaron delaciones, participaron en las detenciones, incluso algunos utilizaban la indumentaria de Falange e iban armados.” (6)

Mientras todo esto ocurría en Mallorca, por tierra y por mar, Antonio Rodilla estaba allí, primero como voluntario y luego como Alférez Capellán, rango que solo existió entre 1936-39, es decir: en la guerra que desencadenó el golpe. Como el resto de Capellanes castrenses franquistas asignados a una unidad militar, sus labores fueron las del adoctrinamiento forzoso de la tropa, ejerciendo además la censura postal de contenido político, militar, religioso o moral a la par que dispensaban auxilios espirituales a quienes combatían contra el ejército leal.(7) Y así siguió nuestro “ilustre” protagonista, desde julio de 1936 hasta el 22 de agosto de 1938, que “Por haberlo interesado sus Autoridades Superiores, y a propuesta del Pro-Vicario General Castrense, cesa de prestar sus servicios en la Armada, el capellán voluntario, don Antonio Rodilla Zanón, destinado en el crucero-auxiliar “Mallorca”. Burgos, 22 de agosto de 1938. —III Año Triunfal— El Contralmirante Subsecretario de Marina, Manuel Moreu.

Sea como fuera, lo que está claro, es que mosén Antonio Rodilla Zanón no perdía el tiempo, sabía relacionarse y con méritos, ganarse la confianza de sus superiores, demostrando una gran afinidad con los poderes que se estaban imponiendo literalmente a sangre y fuego. Tan solo dos meses después de su regreso a la península, el 29 de septiembre de 1938, el arzobispo Prudencio Melo y Alcalde le nombró Vicario General de la Archidiócesis de Valencia de la zona “liberada” de Castellón, estableciéndose en Zucaina, pues la diócesis valenciana tenía un enclave territorial en la comarca del Alto Mijares, el arciprestazgo de Villahermosa del Río (Castellón) que entonces pertenecía a la diócesis valentina. Desde Zucaina, nada más y nada menos que se restableció entonces formalmente, el gobierno eclesiástico de la Archidiócesis de Valencia, empezando de esta forma a reorganizarse la vida de la Iglesia valentina, que se desarrollaba en perfecta simbiosis con el espíritu del “Movimiento Nacional”. (8)

Confirmado en el cargo de vicario general estuvo hasta 1944 ocupando además los cargos de canónigo de la catedral de Valencia (20 de junio de 1939); director y prefecto de estudios (5 de enero de 1940); consiliario diocesano de la juventud masculina de Acción Católica, de los Estudiantes Católicos (FREC) y de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. (9)

Rodeado de lo mejor de cada casa, Rodilla fue íntimo de monseñor Escrivá de Balaguer, sí, el fundador del Opus Dei, el mismo que en sus cartas a Franco pasados los años, seguía glorificando la ascensión del dictador sobre la muerte, con lindezas como estas, publicadas en la revista La Razón Española el 23 de mayo de 1958(10):

“Aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que “la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación”. En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional.
Pido a Dios Nuestro Señor que colme a Vuestra Excelencia de toda suerte de venturas y le depare gracia abundante en el desempeño de la alta misión que tiene confiada.”

La primera carta que se conserva de Rodilla a Josemaría Escrivá está fechada en Burjasot el 11 de julio de 1935, aunque se conocieron en 1934. En el Archivo General de Palacio (AGP) se conservan sesenta y tres cartas de Antonio Rodilla a Josemaría Escrivá y cuarenta y tres de Josemaría Escrivá a Antonio Rodilla. (11)

Después de este detallado resumen de la investigación que hemos realizado, volvemos a la placa conmemorativa.

Los recuerdos de los descendientes de los “vencedores” o del imaginario colectivo, pueden estar repletos de incongruencias por no decir de dobleces. Son deformaciones de lo realmente sucedido o peor, porque directamente intentaban ocultar lo que pasó, sustituyendo la realidad, la verdad a secas, por un cuento chino que como tal, pudiera ir pasando de padres a hijos sin ser en absoluto cuestionado ni filtrado. Lo peor de todo, es que cuando nos acercamos a esos plomizos lastres con espíritu crítico, la persona que los transmite o los defiende, en vez de querer contrastar o querer documentar el relato para si procede seguir defendiéndolo o no, se cierran en banda a defender a ultranza lo que les contaron. En muchos casos, el vértigo a acercarse a la verdad y ser consciente de que durante tanto tiempo (años) se ha estado repitiendo y defendiendo sin sentidos, pone a prueba la madurez de quienes los sostenían como la única “verdad”, y es cuando se pone de relieve que ese relato “oficial”, fue construido sobre el miedo, pero sobre todo, sobre la indefensión de quienes lo padecieron. Esos falsos recuerdos se levantaron para dejarlos caer como una losa, sabiendo que nadie los iba a contradecir, cuestionar y aún menos a desmentir, porque en un contexto de falta absoluta de las libertades más básicas, simplemente no era posible.

Antonio Rodilla Zanón participó y apoyó el golpe militar de 1936, por lo que en cumplimiento de la LEY 14/2017, de 10 de noviembre, de la Generalitat, de memoria democrática y para la convivencia de la Comunitat Valenciana, esta placa debe ser retirada del espacio público.

Notas:
1.- ‘Catálogo de Vestigios de la Guerra Civil y la Dictadura’ Castellón, https://participacio.gva.es/…/cataleg-de-vestigis…
2.- Medalla colectiva
3.- BOE 3 abril 1938
4.- La Marina mercante y el tráfico marítimo en la guerra civil, de Rafael González Echegaray. Editorial San Martín. Madrid 1977.
El crucero Baleares (1936-1938), de Eduardo Connolly / Daniel Cota / Jeroni F. Fullana
5.- Intervención militar italiana en españa, 1936-39 por Miguel Valverde Espín
6.- “En Mallorca no hubo guerra, pero la masacre franquista fue despiadada”. Parte 1, La represión por Tulio Riomesta
Guerra i repressió franquista a les Illes Balears
7.- Las cartas en la guerra civil española, por Javier Cervera Gil, Universidad Francisco de Vitoria. BOE-24 agosto1938 n55
8.- La documentación eclesiástica en la archidiócesis de valencia en la década de los años 30, por Ramón Fita Revert
9.- Studia et Documenta, Rivista dell’Istituto Storico San Josemaría Escrivá, Pubblicazione annuale, Volume 12, 2018
10.- Carta de Escrivá a Franco el 23-V-1958 Publicado en la revista Razón Española
11.- Carta de Antonio Rodilla a Josemaría Escrivá, 11 de julio de 1935, AGP (Archivo General de Palacio) Studia et Documenta, Rivista dell’Istituto Storico San Josemaría Escrivá, Pubblicazione annuale, Volume 12, 2018

* Montañas de Libertad, Recuperando Memoria

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