Camino a la destrucción

Camino a la destrucción

Maryssa Ruiz. LQS. Marzo 2018

A la raza humana se nos concedió el mayor tesoro que se puede tener, un planeta maravilloso con una flora y una fauna excepcional que poder compartir para vivir todos en armonía y sosiego

El ser humano ha tenido la oportunidad de vivir en el paraíso, en un mundo donde el mar, los bosques y los animales son el mejor regalo que se nos podía haber otorgado, pero lejos de cuidar este oasis nos estamos encargando de destrozarlo todo a nuestro paso. Nos hemos convertido en la especie más destructiva del planeta, en el cáncer de este mundo al que para nada agradecemos todo lo que ha hecho y está haciendo por nosotros.

Esclavizamos para el disfrute de algunos a muchos animales inocentes cuyo hábitat no son los circos o acuarios sino la libertad en la que nacieron, cazamos por diversión y sin necesidad a seres vivos que se convierten en el trofeo de algún psicótico obsesionado con matar, solventamos con nuestro dinero a empresas de muebles cuyo único objetivo es hacerse inmensamente ricas comprando a bajo coste bosques enteros para vender por debajo del precio de mercado generando así una destrucción masiva de lo que nos proporciona un oxígeno necesario y ejerciendo una competencia desleal a pequeños comerciantes que son incapaces de hacer frente a tal situación, no reciclamos y arrojamos a cualquier emplazamiento el plástico o el vidrio originando de este modo una contaminación que se puede evitar si utilizamos los contenedores y lugares pertinentes para la división de basura, usamos a los animales como si de un objeto se tratase y cuando nos cansamos de tenerlos a nuestro lado los abandonamos o, lo que es peor, los matamos sin miramiento alguno convirtiéndonos una vez más en cómplices de esta vorágine infernal que atenta contra la dignidad y la vida.

Bosques, mares, ríos, montañas, lagos, ciudades están siendo el escenario de la nefasta conducta del ser humano, a la misma vez que casi todas las especies de la tierra se convierten en víctimas indefensas de las prácticas horripilantes de quien se considera la raza “inteligente´´ en un mundo que se aproxima a su inevitable destrucción a causa de la estupidez, el egoísmo y la ignorancia.

Si a todo lo mencionado con anterioridad sumamos las insaciables guerras generadas por narcisistas y ególatras cuyo único objetivo es poseer más y más dinero que acentúe su avaricia y prepotencia nos daremos cuenta que estamos muy cerca de nuestra desaparición siendo los verdugos de nuestra propia existencia. Miles de niños inocentes mueren a diario a consecuencia de sangrientos conflictos entre naciones que envían a seres humanos a luchar por algo que ni siquiera entienden; cuando se comprende que el absurdo motivo de tanto derramamiento de sangre es la religión, la política, el dinero o el poder es cuando se puede concluir que se ha perdido todo ápice de cordura que una vez nos definía.

La pregunta es: ¿HAY ESPERANZA EN UN MUNDO PLAGADO DE MALDAD, ODIO, AMBICIÓN Y MEZQUINDAD?

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