Cátame

Cátame
Cátame en santiago, cátame en Barruelo, cátame en Pedraza, cátame en Madrid.
 
Un romero franchute con su calabaza llena, y buena la cabeza y alegre hacía el Camino de Santiago con Luis de Vargas, poeta. Gallofeaban, andaban mendigando y vagueando sin trabajo. Iban hablando sobre Drácula. El franchute, que descendía de españoles  de la montaña palentina, de Barruelo de Santullán para más señas, decía que Drácula fue minero, y que sin él no se hubieran construido las galerías de las minas para la extracción del carbón.
 
Luis de Vargas es de la villa de Pedraza, en Segovia, y decía que no tenía duda alguna de que Drácula  estuvo en la villa, y que muchas veces, desde Madrid, donde habita, vuelve a ella. Drácula conserva unas muelas puestas del Paleolítico Superior. Le gusta corretear por el otero y caminar sobre la muralla que va y viene desde la Puerta de la Villa. Que Ignacio Zuloaga le tuvo presente en la rehabilitación del castillo. Los blasones de las casas les colocó él. Y el concierto de las 37 mil velas lo organiza el pueblo los dos primeros sábados del mes de julio por él y para él.
Allí, en Pedraza,  en medio de la plaza, y con un colocón de vino, hecho una colodra, un día puso la calabaza de romero y comenzó a retozar en medio de ella, saltando de un término en otro, diciendo
 
-Cátame en Santiago, cátame en Barruelo, Cátame en Pedraza, Cátame en Madrid
 
El franchute, escuchándole con atención,  enderezaba las orejas como lo hace el caballo, la mula o el asno cuando ve algo que le sorprende o le infunde recelo.
 
En una vuelta del retozo, sigue Luis de Vargas, como apeándose por las orejas, dio con unos palos pequeños del telar de terciopelos en la calabaza y la quebró, y entonces se regañó a sí mismo añadiendo lo postrero:
 
-Qué pena. ¡Y yo que quería llevar la calabaza al comedor social de Caritas o de la Cruz Roja para aliviar la gallofa, comida que se da a los pobres que vienen de Francia en peregrinación¡
 
El franchute, para calmarle, le acariciaba cada uno de los dos huesos largos que forman la quijada y que se unen debajo de la barba, tirándole con cariño de una oreja, la derecha, y le decía cantando: “Oreja de Abad” escucha:
 
“ Fosa inominada, Antielis
Elis, Concha, Trago
Antitrago, Pulpejo
Deja de beber, o te la meto”.
 

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