En la clandestinidad de la noche

En la clandestinidad de la noche

Ángel Escarpa Sanz*. LQS. Abril 2019

El pasado 14 de Abril amaneció la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria con varias pintadas, con diversos y gloriosos VIVA LA REPÚBLICA en fachadas de establecimientos religiosos de la Iglesia. En Santa Cruz de La Palma las columnas del atrio de su ayuntamiento amanecieron también con los colores de la II República.

Un conocido me dice en whatsaap que la Iglesia sufrió muchas persecuciones en aquel periodo.

Evidentemente, no se puede negar que tales persecuciones existieron. Pero, por mucho asco que nos produzcan los hechos de Paracuellos y Barbastro, no por ello vamos a olvidar que en ningún lugar como en España la Iglesia se posicionó con el Eje. No olvidaremos que el Vaticano le negó el “placet” al embajador de la República el 30 de mayo de 1931. No olvidaremos jamás el papel de ciertos curas verdugos en las prisiones. No olvidaremos que aquí se paseó al dictador bajo palio (un privilegio reservado exclusivamente al Santísimo). No olvidaremos las diversas complicidades de la Iglesia católica con el fascismo, en la guerra y a lo largo de lo largos años de la Dictadura. No olvidaremos los rosarios en los colegios, las presiones de los frailes para que los niños de la posguerra nos apuntásemos al Frente de Juventudes, los castigos. No olvidaremos los tocamientos, el papel de las monjas en el secuestro de los recién nacidos de los vencidos. No olvidaremos en tanto vivamos que bajo esa poderosa cruz del Valle de los Caídos, rodeado de tantos de aquellos que perdieron la vida defendiendo la legalidad republicana, yace hasta hoy el mayor verdugo que tuvo este desdichado país. No olvidaremos las lápidas en los frontispicios de las iglesias, recordando a los “caídos” por Dios y por España, ¡Presentes!, con los nombres de los fascistas que se adhirieron al “Glorioso Movimiento”. No olvidaremos las exaltaciones de los obispos, los saludos nazis de éstos, en las horas “más gloriosas de Burgos”, mientras los poetas amados eran fusilados, morían en las cárceles o se les aventaba al exilio. No hace mucho se daba honrosa sepultura a 24 fusilados republicanos en la ciudad de Arucas. Jamás oí a un solo sacerdote católico pronunciar un sola palabra de disculpa, jamás oí en un templo una sola oración por los que cayeron víctimas de las balas franquistas, ya fuese en aquella guerra ya fuese en los “25 años de paz”, y me comí unas pocas misas en el pasado.

Y es que, si Franco y sus generales no le perdonaron jamás a Manuel Azaña la reforma del Ejército, la Iglesia jamás le perdonaría tampoco que le arrebatasen la enseñanza, los cementerios, la Ley de Congregaciones; todos los privilegios que ésta había ostentado a lo largo de los siglos, desde su instalación en estas tierras.

Las complicidades con el franquismo se vuelven a repetir ahora con esta despreciable Monarquía, mientras los jóvenes tienen que emigrar para sobrevivir y el emérito se va de putas a costa del erario. Eso sí, ahora con la complicidad de un partido que se reivindica socialista, que con las cosas de comer no se juega.

Han tenido que transcurrir más de 80 años para que se lograse rescatar los restos del padre de esa anciana, fusilado en aquellas tristes horas para España en que algunos sacerdotes exhibían con orgullo sobre su habito la insignia del yugo y las flechas de Falange Española.

Lo más triste en todo esto es que haya que recurrir a la clandestinidad de la noche para exaltar y reivindicar aquella hermosa aventura republicana. ¡Viva la República!, con sus errores y sus maravillosos aciertos; con sus Misiones Pedagógicas y con sus campesinos alzando el puño en las tierras más pobres de Castilla o de Andalucía; mientras gritaban “¡La tierra para el que la trabaja¡” o un poderoso ¡No pasarán!

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* Fundador de la librería Miguel Hernández de Madrid, aquella que en las primeras Ferias del libro tenia de fondo una bandera tricolor contra viento y marea, editor en la transición de la “Constitución de la II Republica”, detenido en los 80 por la venta del censurado “El libro rojo del cole”… Histórico militante comunista, luchador inagotable ¡Sigue dando batalla!

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