Colombia. Un nuevo contrato que cambie este sistema

Colombia. Un nuevo contrato que cambie este sistema

Fabiola Calvo*. LQSomos. Mayo 2020

Colombia y el mundo están frente a una bomba de tiempo con males que tiene cientos de años llamado explotación y sometimiento político y que éste admite o saca del juego, depende… a individuo o grupos inconformes que tienen sobre sí la desigualdad, inequidad, pobreza, exclusión

El Gobierno decretó el Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio nacional debido a la pandemia pero esto ha permitido que con el pretexto de paliar el virus introduzca perla tras perla.

El Decreto 523 de 2020 elimina el arancel a la importación de maíz, soya y sorgo lo cual “acaba con la producción de alimentos y profundiza la crisis alimentaria en las comunidades rurales” y desestimula la producción agrícola de materias primas y alimentos, por lo que la Alianza por la Agrodiversidad pide al Consejo de Estado dejar sin efecto el Decreto.

Pero si por un lado llueve por el otro no escampa. La Comisión Nacional de Territorios Indígenas, presentó una tutela contra al Ministerio del Interior de Colombia, por la flexibilización para las consultas previas que debe hacer el Gobierno a las Comunidades cuando se van a realizar proyectos dentro de su territorio. ¿Consultas virtuales? A esos territorios dejados “de la mano de Dios” llega solo el diablo. En la mayoría no tienen acceso a internet y donde existe pueden preguntar por la calidad del servicio. Pero así es mucho mejor para los intereses extractivos.

Larga es la enumeración, apenas nos aproximamos a denuncias. En un mes nos acercamos a mil contagiados en las cárceles. ¿Quiénes son las personas privadas de libertad? La población carcelaria llega a 120 mil y los problemas de hacinamiento fluctúan entre el 50 y 150%. ¿Condenados, condenadas a pena de muerte? ¿Tienen voz? ¿Realizan “una exhaustiva” investigación por la muerte, masacre o asesinato (no lo sé) de 23 hombres y 83 heridos en la cárcel Modelo en Bogotá el pasado 21 de marzo?

Si esto pasa en la capital del reino, ya me dirán qué pasa en El Amazonas, esa región que es posible que los “padres y madres de la patria no recuerden que pertenece al territorio colombiano. Pues allá se encuentran en prisión 181 presos, 89 están contagiados (seguirá en aumento) y el Departamento con 79.020 habitantes, tenía hasta el 15 de mayo cerca de mil contagios.

Son estas cifras y esta situación que preocupa a 37 personas de la Costa Atlántica, entre ellas cinco niños y la mamá de dos de ellos en embarazo, que piden un vuelo humanitario para llegar a sus lugares de origen, a sus hogares. ¿Es posible que reciban oportunamente una respuesta?

Está dicho: el estado de nuestro sistema de salud (¿existe sistema?), la informalidad laboral, la precariedad en la educación, los cinturones de miseria y pobreza mental a la hora de encontrar salidas que favorezcan a las amplias mayorías, pero…

Un conocido político en la vida colombiana concluyó en una de sus columnas “Por favor, no más reflexiones. Acción, acción”. Si descontextualizara la frase no podría estar más de acuerdo con el señor pero debo atenerme a la cruda realidad de cómo quiere continuar la élite nativa y la global con Covid-19 y sin él.

Nos hablan de no perder empleos pero ¿Qué les preocupa? ¿Que esta gente “del común” deje de trabajar o las ganancias que dejan de percibir? Demasiado eufemismo. Piden racionalizar los costos del empleo. Pero además quieren flexibilizar, abaratar los despidos y formalizar empleo para que esos que trabajan por horas paguen a las privadas EPS. Estos feudales lo quieren todo.

¿Recuerdan aquellas movilizaciones y el cacerolazo del 21 de noviembre? Aquellos alborotadores amigos del desorden pusieron urgencias sobre la mesa pero la feudo-burguesía quiere reforma laboral y medidas “con efectos transitorios”.

Este Estado de Emergencia se parece al acetaminofén, sirve para justificar un cocido, unos “perfilamientos y seguimientos” que ningún General conoce, una alocución presidencial, unos efectos especiales para la Casa de Nariño con $3,300 millones, compra de carros por $9.000 millones que den lustre al mandatario…En fin, chucherías o mecato, pero ¡Cuidado! Todo está debidamente aclarado.

También permite que poco se sepa de los 18 líderes asesinados en abril y que lleguen los Emiratos Árabes dando dinero para la creación de la Casa de la Mujer en Santander, un caramelo para quedarse con la reserva del Nudo de Santurbán.

Colombia y el mundo están frente a una bomba de tiempo con males que tiene cientos de años llamado explotación y sometimiento político y que éste admite o saca del juego, depende…, a individuo o grupos inconformes que tienen sobre sí la desigualdad, inequidad, pobreza, exclusión…El Covid-19 sólo sacó a esta sociedad enferma de su confort para dejarla expuesta con toda crudeza.

Nosotros, nosotras, tú o yo, gente de a pie, no queremos guerras pero repasemos la historia para saber que muchas de ellas y revoluciones han sido espontáneas, producto de las desesperadas condiciones. No hablo de guerras imperiales.

Hacemos un nuevo contrato que cambie este sistema o asistiremos a cientos de explosiones sociales. No será ficción. Seguirá la sacrosanta propiedad privada pero es urgente una repartición de la riqueza.

Nota: “La rebeldía no es un gesto altisonante, no es un grito, no es un insulto, no es una pedrada, no es una mala contestación, es mucho más profundo, la rebeldía es un grito…para decir que no aceptamos que sea el mercado el que rija los destinos de la sociedad…” El gran maestro español Julio Anguita. Se marchó para quedar presente con su ejemplo de honestidad, austeridad, coherencia y pensamiento brillante.

* El Espectador
@fabicalvoocampo

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