Cosas de la familia y curros reales

Cosas de la familia y curros reales

El excelentísimo señor don Jesús Ortiz, padre de su alteza real la princesa de Asturias; la excelentísima señora doña Menchu Álvarez, abuelita de la mentada, y la no menos excelentísima señora Henar Ortiz, tía de la misma, están imputados por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Cangas de Onís, en el Principado de Asturias precisamente, por un presunto delito de alzamiento de bienes e insolvencia punible.

Mañana, día 20, está citada a declarar ante el dicho Juzgado la excelentísima Menchu, aunque se rumorea que no acudirá, alegando enfermedad por achaques propios de su edad. Para delinquir no padecía achaques. El motivo real que se supone es evitar nuevos escándalos a la casa irreal, porque la comparecencia de la abuelita achacosa movilizaría una vez más a los reporteros gráficos, a los que no da descanso la familia irreal en los últimos meses.

Precisamente hoy publica el diario madrileño El Mundo un nuevo informe, según el cual el Instituto Noos desvió 12.600 euros de dinero público a una cuenta personal de Cristina de Borbón, hija segunda de su majestad el rey católico nuestro señor. Ella y su marido, el tristemente célebre Iñaki Urdangarin, derivaron al menos 1,1 millones de euros a sus cuentas privadas de las marrullerías económicas montadas por la pareja a cuenta del apellido Borbón, que les abría de par en par y de diez en diez todas las cajas fuertes de las autonomías, ayuntamientos, instituciones, etc., lo que les permitió saquearlas a su capricho.

Se entiende que la familia Ortiz no quisiera ser menos. Pensaría que si el yerno del rey apaleó un fortunón simplemente por satisfacer a su hija menor, que no es más que una simple infanta, los procreadores de la princesa que provee de descendencia a la casa irreal también tienen derecho a chupar de la corona. Y no les falta razón.

Los curros reales

Lo más chusco de todo es que su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, porque buena falta le hace, se ha ido a Moscú, al frente de una delegación de empresarios españoles, con intención de firmar contratos con el Gobierno y los industriales rusos. Su majestad etc. tuvo la petulancia de declarar a los informadores que le acompañan: “Otro estaría de baja, pero yo tengo que currar.” Pues no curra tanto, majestad, no se vaya a caer una vez más y a romperse algún hueso que le quede sano. Se lo pido porque sus intervenciones quirúrgicas nos cuestan muy caras a los vasallos, y no estamos en condiciones de derrochar más en su augusta persona.

También podía haber aclarado que sus intervenciones en contratos internacionales le dejan un sustancioso beneficio, según detalla Jesús Cacho en su libro El negocio de la libertad. Así puede bajarse el sueldo que le pagamos los vasallos para que sea nuestro rey, y presumir de ser el primero en apretarse el cinturón. No se le nota mucho, porque cada día está más grueso y hay que hacerle nuevos uniformes, que nos cuestan una pasta boba.

El presidente ruso Vladimiro Putin aprovecha este viaje para entregar a su majestad etc. un diploma y una insignia que constituyen el premio Estatal Ruso: se le ha concedido por su papel determinante en la consecución de la unidad nacional de España tras la dictadura fascista. Eso es lo que cuenta el diploma. Está muy mal informado el presidente ruso. Lo histórico es que la dictadura personal terminó cuando se murió de viejísimo el dictadorísimo, pero su régimen genocida se transformó en la monarquía del 18 de julio instaurada por él mismo en la persona del sucesor designado como rey, que es efectivamente Juan Carlos de Borbón. El próximo día 23 de julio se cumplirán 43 años de la comparecencia ante las caricaturescas Cortes de la dictadura del mentado, para arrodillarse ante un crucifijo, poner una mano sobre los Evangelios, y declarar: “Sí, juro lealtad a su excelencia el jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás leyes fundamentales del reino.”

La identidad española

La unidad nacional del reino de España es artificial, porque varias nacionalidades desean independizarse del Gobierno central. El reino de España constituye una unidad ficticia además, porque una gran mayoría de los vasallos de su majestad no aceptamos serlo, no acatamos al rey designado por un militar rebelde fascista, y deseamos recuperar la legalidad constitucional interrumpida por su sublevación acaba de hacer 76 años, el 18 de julio de 1936. Vivimos en una ilegalidad permanente desde que los rebeldes ganaron la guerra.

Solamente una República Federal Ibérica garantizará la identidad de la península, salvaguardando las nacionalidades que la integren. Es la única solución para resolver los problemas nacionalistas. La Constitución de 1978 quiso crear una especie de reino federativo, algo incongruente con demostrada inviabilidad. Si se organizase un referéndum para conocer la voluntad de los españoles respecto a la forma de Estado preferida, ganaría por una inmensa mayoría la República. Precisamente por eso los partidos dinásticos que se alternan en el poder se niegan a convocarlo.

Los vasallos de su majestad el rey católico sufrimos 36 años de dictadura, y llevamos otros tantos de monarquía del 18 de julio, su sucesora. Esto lo ignora Putin como los restantes mandatarios internacionales. Nadie menciona a los presos políticos españoles, aunque el Tribunal Internacional de Justicia condene al reino de España por las manifiestas ilegalidades cometidas reiteradamente con ellos. Nos usan para satisfacer sus intereses económicos, y para servir de carne de cañón en sus operaciones bélicas, encaminadas igualmente a la defensa de sus multinacionales. Es lo que merecemos. Y además, nos roban. Y encima, nos toman el pelo.

* Unidad Cívica por la República

 

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