Derechos humanos ¿de quién?

Derechos humanos ¿de quién?

Últimamente, con motivo del paseo mundial de la antorcha olímpica a propósito de la celebración, este próximo mes de agosto, de los Juegos Olímpicos de Pekín, se ha puesto muy de moda el sesgado e interesado asunto de los Derechos Humanos.

Está más que demostrado que China no respeta esos derechos como tampoco se respetan en EE.UU., Israel, Marruecos, España (tenemos los informes y denuncias de Amnistía Internacional o de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU sobre la tortura en España), ni en ningún país del orbe.

Hablar de Derechos Humanos quiere decir hablar de todos los DERECHOS (con mayúsculas) de todos los ciudadanos del mundo, sin excepción, y poner en la picota a quienes los vulneran. Y se vulneran Derechos Humanos con el masacrado pueblo de Irak; con un solo trabajador en paro, con una sola mujer sometida y marginada por su condición de mujer, por carecer de un techo digno, por carecer del derecho a la educación y a la sanidad, por aplicar la pena de muerte en nombre de no se sabe que justicia, etc., se están vulnerando los Derechos Humanos.

Los más grandes violadores de estos derechos son aquellos países que más se llenan la boca con su cínica defensa y que, además, se ciñen casi exclusivamente a denunciar la falta de libertad de expresión u opinión o la existencia de presos políticos en países de carácter comunista o filo comunista, como si en los nombrados anteriormente esta situación no se diera.

Sin embargo, los Derechos Humanos son algo más que todo eso y lo son, sobre todo, en lo referente a la infancia en el mundo y que tan pocas denuncias suscitan en los medios, extendiendo sobre este asunto un manto de silencio.

Hablando de Derechos Humanos, hemos de recordar que el próximo día 16 de abril se conmemora el Día Mundial contra la esclavitud Infantil. Existe otro día (12 de junio, creo recordar) contra la Explotación Infantil pero, al fin y al cabo, esa explotación no deja de ser una forma más de esclavitud.

IQBAL MASIH, un niño pakistaní de 12 años, moría asesinado un 16 de abril de 1995 por su lucha en pro de la libertad de los más de 400 millones de niños esclavos en el mundo. Habló ante parlamentos y universidades tanto de EE.UU. como de Europa, denunciando la RESPONSABILIDAD de los gobiernos del Norte en la miseria y esclavitud de la infancia en los países del mal llamado III Mundo.

Pocas personas, pocos gobiernos habrán oído hablar de Iqbal como para hacer de su lucha una bandera mucho más grande y hermosa que con la que, en estos días, nos quieren tapar la inteligencia y los sentimientos de indignación y solidaridad. 400 millones de niños esclavos no deben representar mucho para los gobiernos y las conciencias adormecidas de quienes lo tienen todo.

No parece ser muy importante que a chavales de entre 4 y 14 años se les prohíba la natural condición niños; no debe formar parte de los Derechos Humanos que, por ejemplo, en Indonesia 1,5 millones de niños de entre 10 a 14 años sean trabajadores y no conozcan qué es una tiza y una pizarra. No debe ser importante para los manifestantes “antorcheros” (al menos no lo demuestran con sus movilizaciones) que 60 millones de niños hindúes estén forzados a trabajar en la agricultura y hasta en la prostitución; o que en Egipto los niños de entre 14 y 16 años dejan de serlo y pueden ser explotados “legalmente”.

Mientras China sea comunista, Cuba sea comunista o Venezuela esté gobernada por Hugo Chávez, los Derechos Humanos se evaporan de nuestras conciencias para ubicarnos exclusivamente en lo mal que lo pasan en esos países donde, paradójicamente, se da la circunstancia de que, al menos en Cuba, la infancia es un preciado tesoro a proteger.

Los medios callan cuando se descubre la aberrante cifra de 9.600 niños explotados sexualmente en Perú o del 70% que trabajan en régimen de esclavitud ya sea en comercio ambulante, servicio doméstico o producción de ladrillos.

Derechos Humanos, sí… para periodistas y presos de conciencia (¿de todas las conciencias?). Y… ¿los derechos de los niños? Porque ni siquiera nuestro I Mundo escapa a la lacra de la violación de los derechos de los niños.

En Italia, por ejemplo, el trabajo infantil afecta a unos 400.000 muchachitos de entre 7 y 14 años según el IRES (Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales).

España, esa España de la niña de Rajoy, tampoco se caracteriza por la defensa de los Derechos Humanos de los niños, a no ser que los niños no sean humanos y por tanto carezcan de derechos.

En esa España de charanga y pandereta, que diría “Machao” (según Rajoy) casi 5.000 niños son obligados a prostituirse y más de 180.000 niños y niñas trabajan en las más diversas tareas como servicio doméstico, comercio, agricultura, venta ambulante, etc.

La hipocresía que emana de los gobiernos en cuanto a Derechos Humanos resulta obscena cuando observamos cómo, sospechosamente, se olvidan de lo que se supone es el futuro de los pueblos: la infancia. Claro, que si tenemos en cuenta que esa infancia genera inmensos beneficios y hace circular, como sucede con la trata de niños, 23.500 millones de euros… bueno, pues parece que los escrúpulos, la decencia y los Derechos Humanos se algodonan.

Como colofón a esta “olímpica” defensa de esos valores, queda otro tipo de esclavitud infantil como puede ser los “niños soldado”. Esos niños que forman un ejército mundial de 250.000 efectivos y del que el 40% son niñas.

La mayoría de estos soldaditos están en países que, por lo visto, no plantean problemas serios al mundo globalizado, con lo cual la existencia de este ejército infantil no ofrece riesgos para la tranquilidad de los dueños del planeta y sus satélites.

Podemos hablar de Afganistán, Angola, Colombia, Liberia, Burundi, Costa de Marfil, sierra Leona, Uganda, Somalia, Sudán, Sri Lanka o Timor; asombrosamente en esta relación de países con niños soldado no aparece Cuba, Venezuela, Bolivia, China, Ecuador, etc. Será que los anteriores necesitan defender su poco molestosas “democracias” con niños de uniforme y fusil que, a veces, pesa más que el niño. ¿O será que la “democracia” que gozan se sustenta en esta forma de esclavitud infantil?

En cualquier caso, y para finalizar, ya está bien de insultar nuestra inteligencia con las payasadas montadas en torno a una antorcha olímpica. China, lo dijimos antes, no respeta los Derechos Humanos. La mayoría (por no decir todos) de los países que ahora se escandalizan, no respetan los Derechos, también Humanos, de sus niños.

Ojala que ese día, 16 de abril, sea una sonora bofetada para sus conciencias. IQBAL MASIH lo merece.

Pregunta idiota que me ha trasladado un compañero de Lo Que Somos (LQS): ¿Qué pasaría si los Juegos Olímpicos se celebrasen en Venezuela?

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LQSRemix

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