El canto anal del cisne pelotudo

El canto anal del cisne pelotudo

O como y en donde  hay que buscar la culpa de la roja

Para mí que la Roja, cual cuento insustancial,  nunca tuvo arte en el juego de balón, y menos, sabiduría en el pase o mete gol, pues aprendieron en campos donde cocean los borricos todos. Si llegaron adonde se pusieron, no fue más que porque entre otras naciones se repartieron el cebo que traen los goles, y cayeron en la trampa aquella del padre Astete y del César enano, de que “tal galardón recibe quien a dios y a sus santos sirve”.

Bajaron de lo alto y han aparecido en lo más bajo, y ya el oficio de difuntos  se entona para ellos en la Iglesia de los Jerónimos en Madrid. Por la chulería institucional y su falso engreimiento comercial murió la Roja. “Otra vez habéis sido pobre, entrenador”, dijo un fraile de Frailes, en la provincia de Jaén. Y es muy bueno saber del césped del campo de fútbol y ver a los señorones de la Fifa detrás de las albardas. Como también es bueno, muy bueno, conocer algunas opiniones de criadas, obreros, señoritos cuando han visto a sus estrellas por el suelo y querer adivinar el por qué tropezaron según ellos. Oigámosles:

Uno de Salamanca dice “que la culpa la han tenido los jugadores y, en especial alguno de ellos, pues no hacían más que mirar a las gradas y cual mancebo que va al lugar de la novia que se la está pegando con otro, adivinar soñando el primer anal como el de Kayden Kross.

Uno de Granada dice “que la culpa fue porque no querían ser partícipes de una coronación real a la fuerza y verse traídos a la gamella, sometidos por maña o por fuerza”.

Uno de Burgos, que trabaja en la Fábrica de Moneda, y vende huevos, dice; Ostia, qué equipo. ¡Manda huevos¡ Yo he visto al portero quedarse ensimismado como quien ve el culo de Kim Kardashian saliendo del césped”.

Otro que es andaluz, pero que no dice de dónde, dice que  fue culpa del entrenador, que veía el campo como un rancho deportivo y que tenía que haberse comportado cual lobo y no cual cordero modorro, pues él le vio atisbar  a una señorona, como él hacía, que se parecía mucho a Seline Von Naas enseñando una vista privilegiada de un lunar acentuado en su teta derecha, en deporte con perspectiva.

Oto, que es de Vendrell,  en Tarragona, dice que  “hablando y chuleando, la Roja a la nada” Y ¡muy bien¡ Para celebrarlo. Que su entrenador fue como el viejo honrado de Alcubillas, manera de llamarle beodo.  Que por culpa de sentirse empalador negro en el baile exótico de los balones de cacao, La Roja se sintió tundidora cortando o igualando con tijeras el pelo del césped.

Otro , que es de Madrid, y con cara de alguacil de los de antes, dice que: la culpa fue de una presentadora del Tiempo china en cueros, que adivina las nubes y los ciclones por mar y por tierra, y parte de esa duración (tiempo largo o corto), y época durante la cual sucedió ( en tiempo de Felipe VI), mientras se la está beneficiando el director de su canal de televisión, también en cueros, y por detrás, con oportunidad, ocasión y coyuntura de hacer algo con y por el Clima y su estado atmosférico: (“ hoy esta selección de la Roja tiene mal tiempo. Tendrá que aguantar un tiempo”, dijo la chinita).

Y, para terminar, recordad que: “El yo soy y el pelotudo, no es todo uno”,  que le dijo Jacob a Esaú. Y Esaú a Jacob: “A mal tiempo, buena cara, y a tomar por culo”.

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– Viñeta de J. Kalvellido

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