Gaza: el martirio del pueblo palestino

Gaza: el martirio del pueblo palestino

El ejército israelí ha finalizado su ofensiva militar en la Franja de Gaza, pero mantiene el bloqueo. No creo que las restricciones en el suministro de agua, electricidad, medicinas, alimentos y material de construcción sufran modificaciones esenciales. El rastro que deja el Tsahal a sus espaldas es sobrecogedor. 165 muertos, 1.300 heridos y numerosos daños materiales (más de cien bloques de viviendas destruidos). Cerca del 70% de las víctimas son civiles. Los bombardeos selectivos han matado a 60 niños palestinos, algunos con menos de cuatro años. Los cohetes de Hamás y Yihad Islámica Palestina sólo han causado 4 bajas entre la población israelí. No se puede hablar de guerra, sino de una matanza que debería ser juzgada por la Corte Penal Internacional. El Presidente Barack Obama se ha limitado a manifestar que la invasión terrestre "no era deseable", pero ha apoyado la Operación Pilar Defensivo, atribuyendo el derecho de autodefensa al poderoso Estado israelí, sin mencionar la dramática desproporción entre el Tsahal y las milicias palestinas, que intentan frenar la limpieza étnica y el genocidio iniciados en 1948. No parece casual que el ataque se haya producido en vísperas de las elecciones paralamentarias israelíes y cuando Naciones Unidas se disponía a reconocer a Palestina la condición de Estado observador, lo cual significaría que los territorios ocupados se convertirían en país ocupado, una situación insólita e incompatible con las normas básicas del Derecho Internacional.

Los drones (aviones tripulados a distancia) y los F-16 israelíes han agravado el sufrimiento de una sociedad que ya padece las consecuencias del hambre y las insuficiencias de una sanidad paupérrima. Los hospitales se hallan desabastecidos y expuestos a cortes de electricidad en mitad de una intervención quirúrgica. Un tercio de los habitantes de Gaza sufre malnutrición crónica. Sólo en Rafah se han demolido 800 viviendas el último año. Todo empeorará después de la Operación Pilar Defensivo. Las bombas han destruido calles, puentes, estaciones de policía, casi todos los edificios de gobierno e incluso las granjas y establos, matando a infinidad de animales. Los palestinos no podrían sobrevivir sin la ayuda de Cruz Roja Internacional, Médicos del Mundo, Naciones Unidas y la cada vez más activa Palestinian Red Crescent Society, una organización con una nutrida flotilla de ambulancias y un número creciente de voluntarios. La solidaridad entre los propios palestinos desempeña un papel esencial, proporcionando auxilio a las familias más castigadas por la incursión israelí. Egipto mantiene abierto el paso de Rafah desde el 14 de noviembre, permitiendo la evacuación de algunos heridos a sus hospitales. Hay un clamor unánime contra Israel, pero sólo los medios alternativos alertan sobre la gravedad de los hechos. Los grandes medios de comunicación occidentales aplican una política de doble rasero con Palestina. Los cohetes lanzados desde la Franja de Gaza son la evidencia de una brutal asimetría entre las milicias de un país ocupado y el poder de destrucción de un ejército colonial, con un potente y moderno arsenal. No simpatizo con los fundamentalismos religiosos, pero creo que Hamás y Yihad Islámica Palestina ejercen una resistencia legítima, aportando dignidad a un pueblo humillado y horriblemente masacrado. El reciente asesinato de Ahmed Yabari, comandante del brazo armado de Hamás y negociador en las últimas semanas de una tregua con Israel, constituyó una provocación que revela las verdaderas intenciones del Primer Ministro Benjamin Netanyahu y sus aliados: anunciar que las colonias judías seguirán expandiéndose en Cisjordania y Jerusalén Este, reafirmar el bloqueo de Gaza mientras gobiernen los islamistas, evidenciar que la única opción de los palestinos es la rendición incondicional y recordar al electorado israelí que sólo un gobierno fuerte y sin miedo a ordenar operaciones militares de castigo puede garantizar su seguridad. Richard Falk, judío norteamericano y profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Princenton, afirma que el atentado de Yabari se encuadra en una estrategia minuciosamente planificada: “El asesinato de un personaje político palestino de tan alto perfil como Yabari no es un acto espontáneo. Se basa en una vigilancia detallada durante un largo período, y obviamente se planifica con la suficiente antelación con la esperanza de evitar daños colaterales y por lo tanto limitar la publicidad desfavorable. Un asesinato extrajudicial semejante, aunque es parte integrante de la nueva cultura estadounidense de la guerra de drones, sigue siendo una táctica de conflicto ilegal que niega a los dirigentes políticos del adversario, separados del combate, cualquier oportunidad de defenderse de las acusaciones e implica el rechazo de cualquier búsqueda de una solución pacífica a un conflicto político. Equivale a la imposición de la pena capital sin el debido proceso, una negación de los derechos elementales de un acusado”.

Ahora podemos afirmar que la retirada israelí de la Franja de Gaza en 2005 sólo fue un repliegue estratégico para crear un espacio sobre el que ejercer una represión sin límites, lanzando ataques militares y controlando meticulosamente el movimiento de bienes y personas para ahogar de raíz las posibilidades de desarrollo y prosperidad. Desde el punto de vista del Derecho Internacional, Peter Falk señala que la evacuación de los colonos judíos no afecta a su responsabilidad como potencia ocupante, según las Convenciones de Ginebra. Por lo tanto, “su plan maestro de someter a toda la población de Gaza a severas formas de castigo colectivo corresponde a un continuo crimen contra la humanidad, así como a una flagrante violación del artículo 33 de la Cuarta Convención de Ginebra. No es sorprendente que tantos que han observado de cerca el sufrimiento de Gaza la hayan descrito como la mayor prisión al aire libre del mundo”. La política de asentamientos judíos en Cisjordania apenas difiere de la política colonialista de los europeos que emigran a América del Norte. La intención no se agota en la explotación de los recursos, sino que se extiende a la destrucción de la cultura nativa, desplazando o aniquilando a los habitantes legítimos y confinando al resto en reservas miserables y bajo estricta vigilancia. La Franja de Gaza podría desempeñar esa función, mientras que los palestinos de Cisjordania son empujados al exilio o a una asimilación forzosa, con una previsible restricción de sus derechos. Israel tampoco descarta que Egipto absorba la Franja de Gaza, siempre y cuando no pierda el control militar de las fronteras. La fragmentación de Palestina en focos de población aislados y sin viabilidad económica neutraliza la creación de un Estado soberano e independiente. El conflicto entre Al-Fatah y Hamás debilita al pueblo palestino, favoreciendo el proyecto de un Gran Israel, que incluya la totalidad de Jerusalén y la mayor parte de Cisjordania. La presencia de 600.000 colonos judíos y la legalización de 100 nuevos asentimientos añaden nuevos argumentos de fuerza a un proyecto que excluye la creación de un Estado palestino. No es cierto que Hamás no quiera la paz. De hecho, ha declarado infinidad de veces que cesará su actividad armada si Israel se retira a las fronteras de 1967. Ese compromiso significa renunciar al 78% de la Palestina histórica, conformándose con un raquítico 22%. Algunos se escandalizan de que se hable de genocidio en Gaza, pero un informe de Naciones Unidas admite que el deterioro de los servicios causado por el bloqueo convertirá la zona en un lugar inhabitable en 2020.

Santiago Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo español, afirma que “Gaza es una inversión” para Israel, cada vez más aislado por culpa de la “primavera árabe”. Su creciente debilidad debería ser una buena noticia, pero no es así porque “lo que da la verdadera medida del peligro israelí para la paz mundial es precisamente su capacidad -y su decisión- para convertir una buena noticia en la peor noticia posible: niños muertos, familias destrozadas, casas derribadas. Gaza es el mensaje que todos debemos escuchar. Si hay un actor irracional en la región no es Al-Qaeda ni Bachar Al-Assdad, no obstante toda su irracionalidad criminal; si hay un actor irracional en la región es Israel y su aislamiento multiplica los peligros para todos. Gaza es el mensaje. Israel -viene a decirnos la misiva- tiene tan pocos escrúpulos como Al-Qaeda, muchas más armas que Bachar Al-Assad, incluidas las nucleares, y es infinitamente más independiente que los EEUU. Llegado el caso, para defender un proyecto cuya raíz ideológica no atiende a razones ni a pragmatismos de ninguna clase, estaría dispuesto a usar todos los medios, en cualquier dirección, sin importar las consecuencias”.

Estos días se habla de Gaza, pero hay otros lugares con unos niveles de sufrimiento e injusticia semejantes. Por ejemplo, Chechenia, que no deja de soportar los crímenes de guerra del ejército ruso bajo la presidencia de Vladimir Putin, probable responsable de los atentados contra bloques de viviendas civiles en Moscú y otras ciudades rusas en 1999. Los 293 civiles muertos y los casi 700 heridos sirvieron de pretexto para iniciar la segunda guerra contra los independentistas chechenos, que ha costado 25.000 muertos y 5.000 desaparecidos. Muchos opinan que el 11-S nació de un propósito similar, que permitió a Estados Unidos afianzar su presencia en Oriente Medio. Existen indicios cada vez más consistentes de que en ambos casos se llevó a cabo una operación de Bandera Falsa para lanzar una escalada bélica. Pienso en Putin, Netanyahu, George Bush, Aznar, Tony Blair. Todos ellos deberían ser juzgados por la Corte Penal Internacional, pero nunca sucederá, pues esos procedimientos se reservan para dictadores y genocidas de países subdesarrollados o irrelevantes, como Ruanda, Sierra Leona o la antigua Yugoslavia. Las fronteras entre la política y el crimen organizado se han borrado. Tal vez nunca existieron en un mundo gobernado por los mercados de capitales. Creemos que jamás experimentaremos un sufrimiento semejante al de los palestinos o los chechenos, pero España sigue endeudándose con una prima de riesgo desbocada. La deuda contraída hasta el momento asciende a 2’4 billones de euros. Esa cantidad jamás podrá ser devuelta y nadie podrá rescatar a un país con ese nivel de endeudamiento. Nos encaminamos hacia una quiebra financiera. No es un riesgo que afecte tan sólo a unas pocas naciones, sino una catástrofe global asociada al agotamiento de las materias primas y los combustibles fósiles. Si en las últimas décadas ha proliferado la ingeniería financiera, que incrementa absurdamente la masa monetaria con dinero virtual, es porque la economía real, basada en bienes y recursos tangibles, se desmorona. Los casos de inmigrantes extranjeros sin papeles que han comenzado a morir en el Estado español porque se les deniega la atención médica sólo son la punta de lanza de un cataclismo anunciado. Dentro de un tiempo, serán los parados los que pierdan la cobertura sanitaria y las pensiones comenzarán a ser podadas sin misericordia. Al igual que en Grecia, el desempleo significará el fin de las prestaciones sociales y sanitarias después de un breve y escaso subsidio. Nos esperan cosas que ni siquiera imaginamos. España, Grecia, Portugal, Italia e Irlanda podrían devenir Estados fallidos. Dentro de unos años, el Sur de Europa podría convertirse en un gigantesco campamento de refugiados e Irlanda regresar a la situación crítica de la segunda mitad del siglo XIX, que forzó una emigración masiva. ¿Nos resignaremos a eso o se incendiarán las calles? Alfonso Sastre -olvidado y menospreciado por los intelectuales al servicio del poder político y financiero- ya nos advirtió que el orden público sin justicia social es la peor forma de guerra.

A pesar de la tregua, un agricultor palestino ha muerto esta mañana y otros 25 han resultado heridos por disparos del ejército israelí, que ha interpretado como una provocación su intento de colocar una bandera de Hamás en una valla. La víctima, que recibió un tiro en la cabeza, era un joven de 21 años llamado Anuar Abdelhadi Qdeih. Desgraciadamente, no será el último. Estamos presenciando la destrucción de un pueblo y sólo la mala fe puede calificar de terrorismo los actos de resistencia de los palestinos, que luchan por su dignidad esgrimiendo una primitiva honda contra las poderosas falanges de un ejército dispuesto a borrarles de la faz de la tierra. En esta hora, todos deberíamos sentirnos palestinos y alzar la voz para que finalice el martirio de la Franja de Gaza

La “Polis”: Palestina

*Into The Wild Union

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