Israel: fantasías y realidades

Israel: fantasías y realidades

El primer ministro Benjamin Netanyahu de Israel visitó Estados Unidos a principios de marzo de 2012. Vino a decir, una vez más, que un Irán con energía nuclear implicaría una amenaza existencial para Israel, y que Israel se reservaba el derecho de tomar acciones en el tiempo apropiado para contrarrestar esto.

El presidente Obama expresó con vigor equivalente que sí, que un Irán nuclear implicaría una amenaza existencial para Israel y que Estados Unidos no aceptaría esta cuestión, pero que la sincronía planteada por Netanyahu no era correcta. Las acciones no militares contra Irán deberían agotarse primero antes de pensar en otras acciones.

Examinemos las premisas. ¿Por qué Irán, con armamento nuclear, implicaría una amenaza existencial para Israel? Es decir, ¿quién cree que si Irán tuviera armamento nuclear sus autoridades las utilizarían para bombardear Israel? De hecho, nadie con algún puesto de responsabilidad en Israel, en Estados Unidos, o en el resto del mundo, cree esto. Únicamente dicen que lo creen.

Comencemos por los argumentos ostensibles. Los funcionarios israelíes se refieren al hecho de que el presidente Ajmadineyad y otros han dicho que desearían arrasar (o algún término semejante) a Israel. Por supuesto, muchos expertos han señalado que esta traducción de los eventos es incorrecta. Pero incluso si fuera precisa, ¿es esto algo más que la repetición de la duradera posición de un vasto número de personas en Medio Oriente que se opone al concepto de un Estado judío y que favorece varios otros resultados para la prolongada disputa?

¿Por qué Irán habría de bombardear a Israel? Si lo hiciera, esto mataría al menos tantos árabes como israelíes. De inmediato respondería Israel, puesto que está muy bien armado con armas nucleares. Que Irán bombardee a Israel es una fantasía que ningún líder responsable cree.

Así que si no lo creen, ¿por qué lo dicen? La respuesta me parece clara. Si Irán contara con algunas cuantas armas nucleares, de hecho cambiaría algo. Cambiaría el equilibrio geopolítico en Medio Oriente y debilitaría la posición de Israel. Esto también conduciría a la rápida adquisición de armas nucleares por parte de algunos otros países. Pienso en Arabia Saudita, Egipto y Turquía, para empezar.

Si Israel o Estados Unidos bombardearan a Irán preventivamente, habría de inmediato enormes consecuencias políticas. Primero que nada, existe la casi total certeza de que sería relativamente ineficaz en cuanto a detener el proyecto iraní. Segundo, debilitaría la posición política de Israel y Estados Unidos en todo el mundo. Las dos razones juntas explican por qué hay tanta oposición por parte de los servicios militares y de inteligencia, tanto de Israel como de Estados Unidos, a todo el discurso militar. Lo que temen es que el discurso prenda y permita que algunos líderes políticos, que por el momento no controlan los gobiernos de Israel o Estados Unidos, sean lo suficientemente insensatos como para iniciar la guerra.

Israel y Estados Unidos están atrapados en una situación donde de todos modos pierden. Hagan lo que hagan, perderán en lo político. Creo que son conscientes de esto y ni Netanyahu ni Obama pueden imaginar lo que harán en realidad ni cómo mantener sus propios intereses políticos a nivel interno. Así que desperdician su tiempo culpándose y chantajeándose uno al otro. Mientras tanto, el liderazgo iraní utiliza el discurso para agitar los estandartes del patriotismo y fortalecer su postura interna, que ha sufrido serios ataques recientes.

Entretanto, en Palestina, que sigue siendo un punto real para Israel, y no sólo una fantasía, Hamas decidió vincular su estrategia con Egipto y con la Hermandad Musulmana -que parece a punto de controlar al gobierno egipcio-. Es claro que Fatah teme, correctamente, que podría perder el control de Cisjordania ante Hamas. Atrapado entre Hamas y el gobierno estadunidense, el presidente Mahmoud Abbas, de la Autoridad Nacional Palestina, se halla también en una posición donde de todos modos pierde y tampoco sabe qué hacer. Así que titubea, lo que no parece ser la mejor táctica de supervivencia.

El futuro está en las calles palestinas. Y yo simplemente no pienso que puedan mantenerse latentes. ¿Puede Israel llegar a arreglos con las calles palestinas? Muy pronto lo sabremos.

* Traducción para "La Jornada" de Ramón Vera Herrera

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