Jolito

Jolito

Jolito tiene mucosidad y, ahora, se siente como un Cid o Necao en su trono de Egipto, o en la sillería de coro de la catedral de Lugo, sobre una cabeza o eminencia aislada de poca altura cual Babunuco o rodete que se pone en la cabeza, aquí en el culo, para llevar cargas sobre ella, o descargar.

Está haciendo de vientre sobre una piedra o laja, piedra llana y lisa, casi superficial que hace improductiva la tierra. ¿Veis?  Unas moscas pesadas y no muy voladoras venían a la caca buscando esa constelación austral cercana al polo Antártico. Se limpia el culo, como el que se va a cortar  yaguas, con una muceta o esclavina de seda que usan los prelados, doctores, licenciados y ciertos eclesiásticos, robada al prior del Monasterio de san Pedro de Cardeña en Burgos.

Después de limpiado y viéndola cual jojota, especie de abarca o alpargata usada por los indígenas de la America Meridional, ve que le hace visos o aguas, como se los hace la tonta de Moyete, cual cierto escarabajo alado de Méjico, que afecta el ánimo, y que por eso se inclina sobre la tierra a hacer una cosa; y dice. “A la moza con el rabo, y al mozo con el escarabajo”.

-Habló el buey y dijo mu”, dice su mozo sirviente de paja, burlón y chusco, bobalicón, tontainas, motojobobo, alquequenje cebado, moznado como el león que en heráldica es representado sin lengua, dientes y garras, después del rompimiento de un prolongado silencio a causa de un cuesco que se ha tirado, como cuando resurge el río Guadiana entre Villaharta y Daimiel, que hace sonar en los molinos de aceite la piedra redonda en que la viga aprieta los capachos, usando el morterete para probar la fuerza de la pólvora que se usa en las festividades del culo para salvas, cual Mórton, gran personaje y ministro inglés, arzobispo de Cantorbery en Inglaterra, morueco, carnero padre que se sentía aficionado a los novillos embolados para ser corridos.

Se mira la entrepierna y ve a su frailillo motilón, pelón, demandado de limosna para un objeto erótico que se le venía a la cabeza, sembrando o salpicando de motas la superficie, rompiendo la monotonía de la uniformidad del color en un horizonte  donde se le aparecía Zaida, una de las mujeres del emperador Alfonso, rey de Castilla y León, conquistador de Toledo en cueros y enviando a Fernando el Magno las reliquias de su san Isidoro “el frailecillo”.

Por el agujero, desde abajo los grillos lo habían visto todo: A una como gallina en pelo, sin arreo alguno, tomando un pelo de dos bolas según la dirección o inclinación natural del ojo saliéndole bien las cosas, dejando ver en la apariencia el estado de biennandanza o prosperidad de que se goza. Jolito tenía el pelo de la dehesa, mientras su joya colgante, más tonta que pipí, colgaba de lo superior de la fábrica cual heredero de pingo,  pícaro o galopín de cocina, que llevaba tatuado en el capullo a Almanzor, rey de Fez de la dinastía de los Benimerines, el cual conquistó Marruecos y pasó varias veces a España en ayuda del rey de Granada y del rey Alfonso el Sabio, rey de Castilla.

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* Foto de TatianaCoronoba

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