Mujer y II República

Mujer y II República

Cientos de homenajes por toda la geografía de los pueblos de España, para recordar el 90 aniversario de la proclamación de la II República, se han sucedido, ayer 14 de abril, uno de ellos fue en el Cementerio del Este de Madrid, y además de homenaje a la República fue un recuerdo para todas las víctimas de la dictadura franquista. Elena Pérez, activista del Movimiento Democrático de Mujeres participó con la lectura del siguiente texto.

Elena Pérez. LQS. Abril 2021

Hoy es 14 de abril y se cumplen 90 años de la proclamación de la SEGUNDA REPÚBLICA. Un momento histórico que traería nuevas esperanzas y un enorme avance en los derechos de las mujeres. En tan corto periodo de tiempo (no hay precedentes en la historia de España) se llevaron a cabo un conjunto de cambios legislativos (especialmente durante el primer bienio de la Segunda República) que pretendían ser enormemente trasformadores, ya que propiciaron un traspaso al pueblo y las clases populares de una parte del poder que ostentaba en solitario la oligarquía (ejército, Iglesia, grandes empresarios, terratenientes y por supuesto, la monarquía).

La Reformas más importantes fueron:

Reforma Agraria

Reforma del Ejército

Estatutos de Autonomía (Ya se vislumbraba un Estado de las Autonomías)

Separación Iglesia Estado

Reforma Educativa

En el año 1931 las estructuras patriarcales estaban muy arraigadas en la sociedad y aunque la República no las cuestionó frontalmente, sí es cierto puso los cimientos de una futura emancipación de la Mujer, ya que se hizo posible su participación en la vida pública.

Los cambios que en este sentido se pusieron en marcha (impensables en la época anterior y posterior a la República) fueron muchos. La instauración de derechos políticos (derecho a voto femenino y posibilidad de ostentar cargos públicos), derechos civiles (consagración del principio de igualdad de género, matrimonio civil, ley del aborto, promulgada en ya durante la guerra, abolición de la prostitución) y derechos laborales (jornada de 8 horas, reconocimiento del derecho a asociación y sindicación, Ley de la Maternidad, que regulaba por primera vez la baja por maternidad y el periodo de lactancia).

Ya se vislumbraba el movimiento feminista antes de la República, pero al calor de estos cambios normativos que favorecen a las mujeres y amparadas por esta nueva legalidad que trajo aires de libertad y en especial, de libertad de pensamiento, pudieron expandir sus deseos de autonomía, de emancipación, sus ideas de progreso, de igualdad, ya que había una legislación que amparaba que las mujeres pudieran emanciparse, divorciarse, recuperar sus derechos civiles, etc. Esto impulsó la incorporación de muchas mujeres al trabajo productivo, las maestras, intelectuales, la aparición de un movimiento asociativo muy potente (por ejemplo, la Asociación de Mujeres Antifascistas) e incluso, propició su participación en organizaciones sindicales y en la lucha obrera.

Mujeres combativas, revolucionarias, valientes y responsables de las mejores transformaciones sociales.

Se pasó de una sociedad anclada en unas estructuras profundamente conservadoras a un proyecto de sociedad moderna.

Pero todo este potencial emancipador se truncó a partir del 18 de julio de 1936, con el golpe fascista. Comienza la guerra. Es cuando el activismo de las mujeres se volcó y multiplicó en la defensa de la República y la democracia.

Participaron masivamente en todos los frentes de lucha contra el fascismo. En las fábricas sustituyendo la mano de obra y los puestos de trabajo que habían dejado los hombres para ir a luchar y así poder sacar adelante sus familias, las que llevaban comida y enseres a las cárceles para que sus compañeros no murieran de hambre y miseria, las que integraron organizaciones antifascistas llevando a cabo diversas formas de propaganda, agitación, dando mítines y conferencias, las que lucharon vestidas de milicianas en primera línea del frente, las sanitarias, las que cosían los uniformes de los soldados, las que participaban en las tareas de evacuación, las reporteras, cuyas fotografías ahora sirven de testimonio de aquel horror, las brigadistas, las viudas que reclamaron a la dictadura el derecho a tener derechos, las presas que crearon espacios de compromiso y resistencia en las cárceles. Tantas y tantas mujeres con las que tenemos una deuda impagable y que, tras la guerra, se vieron sometidas a una represión especialmente dura por el hecho de ser mujeres: el rapado de pelo, la ingestión del aceite de ricino, la cárcel, el robo de sus niños y niñas. Todo formaba parte de los métodos con los que el fascismo se ensañó con ellas y sus cuerpos, despojándolas de su dignidad, para después someterlas a las limitaciones de la moral nacional católica.

Tras casi 90 años siendo las nadie, las invisibles, las apartadas, nuestra sociedad, por fin, había vuelto la mirada hacia ellas, para reconocerlas como lo que siempre fueron: las mujeres que abrieron una senda que nosotras tenemos el deber de continuar.

Por ello, sus luchas no pueden caer en el olvido. Y por ello, desde la Plataforma en Defensa del Memorial venimos denunciando al actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid formado por el Partido Popular y Ciudadanos, con el apoyo de Vox, en un acto que hemos calificado como miserable y mezquino, de arrancar las placas conmemorativas que pertenecían al Memorial instalado anteriormente y que contenían los nombres de las 2.936 personas fusiladas entre los años 1939 a 1944, entre ellas, 80 mujeres. Reiteramos nuestro repudio y absoluto rechazo por esta acción infame a estos deplorables hechos que no dejan de provocarnos rabia, pena y vergüenza. Rabia por la impotencia de tener que soportar una vez más, ya no sólo la indiferencia institucional hacía nuestras abuelas luchadoras, sino además el insulto que supone ver sus nombres rotos y tirados por el suelo. Pena y dolor por tanta infamia e injusticia hacia estas mujeres que fueron asesinadas por defender la democracia y la justicia social.

La cobardía y manipulación histórica que se esconde en esta acción del Ayuntamiento pretende negar el derecho a la Memoria Democrática para seguir ignorando y despreciando a estas mujeres para devolverlas al ostracismo de la historia.

Pero no podemos quedarnos en el recuerdo, absolutamente necesario. Tenemos que mirar hacia el futuro. El movimiento feminista actual nos está mostrando el camino hacia un mundo de justicia social, libre de opresiones, de explotación y violencias machistas, llamando a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas. Como decía nuestro Manifiesto “Venimos de lejos y venimos juntas, construyendo desde abajo una unidad popular que desborda continentes, países, ciudades, barrios y pueblos. Somos el espacio unitario que construye feminismo, somos las que hicimos las huelgas, los paros, los eventazos, las revueltas. Hemos desarrollado un programa común para transformarlo todo y este 8 de marzo salimos para visibilizar que somos esenciales, porque somos las que hemos seguido construyendo y sosteniendo de forma colectiva a pesar de la pandemia.”

Por ello, luchamos por los valores republicanos y por ello queremos ser partícipes activas de un cambio rupturista para traer la Tercera República, porque es la única oportunidad de avanzar hacia una sociedad donde quepamos todas y todos en nuestra diversidad, donde se repartan los cuidados, en un sistema que organice la economía y la sociedad poniendo la vida en el centro, con servicios públicos fuertes que permitan un reparto justo de la riqueza. No hay nada más transformador que el feminismo, por eso, el republicanismo del futuro tiene que ser feminista. Sin ellas la historia que hemos contado hubiera estado incompleta. Sin nosotras no habrá revolución. Porque la revolución será feminista o no será.

¡¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA Y A POR LA TERCERA!!!!

Tiempo de libertad: sin rey, sin reino

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