La vida entre la militancia política y el fútbol

La vida entre la militancia política y el fútbol

Gustavo Veiga*. LQS. Noviembre 2020

La historia de José Luis Lanao, campeón mundial juvenil con Argentina en 1979

Tuvo que abandonar el deporte porque un virus le paralizó las piernas. Jugó, entre otros, en Vélez y Logroñés, el club de la ciudad donde reside hoy. Integró la Fede en los ‘70, participó en Podemos y se identifica con el Frente de Todos.

En Logroño es un riojano más. El gentilicio proviene de la comunidad autónoma de La Rioja, ubicada al norte de España. José Luis Lanao lleva más de la mitad de su vida en esa capital de 150 mil habitantes. Llegó para jugar al fútbol en 1986 pero un virus le provocó parálisis en sus dos piernas. Cuando le dieron un diagnóstico certero, recibió dos noticias. Una mala: que no patearía más una pelota. Su carrera se acabó a los 26 años. La buena fue que volvería a caminar. Su historia no empieza ni termina con ese episodio. Había surgido de las divisiones inferiores de Vélez. Pasó también por Unión de Santa Fe y Huracán, hasta que el empresario Josep María Minguella – el mismo que llevó a Diego Maradona al Barcelona – lo colocó en el Salamanca. Antes de que se destacara, cuando César Luis Menotti todavía no lo había convocado para la selección juvenil campeona mundial de 1979, militaba en la Federación Juvenil Comunista, la Fede. Su padre José había integrado el comité central del partido. De él conserva una fotografía que se tomó en Cuba con el Che Guevara cuando era ministro de Industrias. Entre esos recuerdos y su vida después del fútbol –cuando trabajó como periodista, tuvo una cafetería y participó en la industria farmacéutica– transcurrió la entrevista de 45 minutos por video wathsapp.

Publicaste en Página/12 una columna titulada La mano, donde escribiste que se la diste a Videla cuando los campeones mundiales del ’79 fueron llevados a la Casa Rosada.- ¿Ese es el recuerdo más conflictivo de tus primeros años como jugador?

-Sí, aunque viví otras anécdotas con el juvenil. Pero a mí ese momento en la Casa de Gobierno me tocó por lo que vendría después. El recibimiento del presidente por un hecho deportivo no tenía envergadura, pero claro, a partir de lo que empezó a suceder después, uno hizo la reflexión de a quién le estaba dando la mano. Debería haber provocado aunque más no sea una resistencia simbólica, demostrarle un cierto malestar. Haberle negado la mano, gritado, aunque los medios dominantes de esa época no lo hubieran reflejado. Pero recuerdo que en esa época había medios como el Buenos Aires Herald que tal vez hubieran destacado un gesto así. Parte del entusiasmo que se fabricó a nuestra llegada fue instrumentado. No se quiere reconocer que esto fue fomentado desde el poder.

-Vos atesorás una foto de tu padre con el Che Guevara, ¿Cómo es esa historia?

-Yo militaba en la Federación Juvenil Comunista. Pero en el momento del Mundial Juvenil en Japón, ya no participaba. Tenía contactos, gente conocida dentro de lo que en aquel momento era la Fede, pero no orgánicamente. Sobre todo porque en la dictadura se hacía muy difícil mantener algún tipo de militancia activa. Mi padre falleció hace 12 años de Parkinson. No recuerdo si en el ’79 estaba en el Comité Central, pero sé que ocupó un cargo. Al Che había ido a visitarlo una delegación del partido y se entrevistó con él en los años ‘60. Mi padre me comentó que hubo un encuentro breve, de unos pocos minutos en La Habana.

-¿Esa influencia paterna también te fue formando? ¿Cuando debutaste en Vélez seguías en la Federación Juvenil Comunista?

-Lo que pasa es que uno siempre termina militando aunque no pertenezca a ninguna organización si te interesa la política… Yo ya estaba desconectado de la Fede. Voy a Unión de Santa Fe y el proceso posterior en el cual de Unión me voy a Huracán y después a España fue muy rápido, de dos años y medio. En realidad mi traspaso a España se da después de una gira de la que no vuelvo porque Salamanca decide comprarme y viene supeditado a que el DT en ese momento del Salamanca, en el ’81, me quiere llevar ese año. Yo me niego porque Menotti había dado una lista de 40 intransferibles para el Mundial ’82 y estaba dentro de ese listado. Entonces lo consulté a César y le dije que tenía una oferta para irme a jugar a España y el Flaco me respondió: te doy libertad porque no puedo coartártela. Y porque las posibilidades de que fuera al Mundial ’82 no eran altas.

-¿Sabías de la militancia o cercanía de Menotti al PC y él de la tuya?

-No, yo no lo sabía, pero uno lo escuchaba a César y tenía coincidencias ideológicas. Desconocía totalmente la militancia de él y si él conocía la mía.

-¿En la selección juvenil eras el suplente de Ramón Díaz?

-Sí, era el nueve suplente. De puntas jugaban Calderón y el Pichi Escudero junto con Ramón. Diego ya venía con cierto prestigio y Díaz explotó en ese momento porque ni siquiera había debutado en primera división y realmente fue espectacular su rendimiento en Japón.

– De los hechos estrictamente futbolísticos de aquel campeón juvenil del ‘79, ¿cuál es el que más recordás?

-La final con la Unión Soviética y los festejos después. Pero también el grupo, porque yo integré varios, pero en este había un afecto grande con todos. Quizás por la edad que teníamos y los momentos que vivimos. El grupo humano, incluso reflejado en el caso de Diego que ya era figura y tenía mucha humildad, y compartía las cosas con nosotros que éramos unos desconocidos. Con él tengo una anécdota que recordábamos en el juvenil. En el ’76 se retrasó una semana su debut contra Talleres en la Primera. Tenía 15 años y fue para que jugara una semifinal de quinta división. Estaba en Argentinos Juniors y yo en Vélez. Les ganamos 3-1 con un gol mío y salimos campeones. Desde ese momento, Diego nunca más dejó la Primera.

-¿Cómo te ganaste la vida después de abandonar el fútbol tan joven?

-Al principio, con un amigo que me lo propuso en Logroño, pusimos una cafetería con él acá. Pero como no me sentía identificado con el tema, dejé la sociedad y la compró él. Y me incorporé al periodismo. Estuve casi 13 años en el grupo Vocento. Hice de todo. Periodismo deportivo, político y cultural. Luego me surgió la posibilidad por un gran amigo de entrar en la industria farmacéutica. Habré estado unos seis o siete años y a partir de ahí empecé a dejar de tener una actividad laboral por cuenta ajena, y nos empezamos a dedicar con mi mujer a lo que nos gusta sin grandes excesos. Hoy no tengo una actividad laboral.

-¿Qué hacen con tu compañera?

-Cultivamos algunas pasiones como el arte gótico, la pintura gótica, la lectura gótica que no son actividades que nos remuneren económicamente pero si podemos disfrutar. Nos gusta viajar y centrarnos en los temas culturales como la pintura hasta el 1500 y sobre todo la arquitectura. Lo que es el gótico tardío y el Renacimiento, dos pasiones que nos llevaron a gastar el dinero en ello y no en el coche, la casa o la hipoteca.

-¿La actividad política que habías tenido en tu juventud en la FEDE, la retomaste en España en algún partido?

-Aquí en Logroño me acerqué a Podemos, pero en La Rioja hay dos corrientes que están bastante enfrentadas y de momento me distancié un poco. Yo llegué después del triunfo de Felipe González, pero como mis inquietudes siempre estuvieron a la izquierda de la socialdemocracia europea y el socialismo español, nunca me identifiqué con ellos. Siempre me sentí vinculado a la izquierda, como en la etapa de Izquierda Unida cuando estaba Julio Anguita, aunque nunca se llegaron a superar los 1,8 millones de votos. Entonces lo de Podemos fue una incursión bastante importante, se le pudo hacer un sorpasso al PSOE. Si hubiera vivido en otra ciudad estaría más comprometido, pero acá en Logroño la situación es bastante caótica. Hay dos fracciones enfrentadas y en las instituciones la presencia de Podemos es testimonial.

-¿Cuál es la perspectiva que tenés a la distancia de Argentina?

-Es un tema que me gusta y me apasiona. Cuando fue el triunfo de Macri le decía a mis compañeros que iban a vivir una política neoliberal fuerte como la que tuvimos nosotros en Europa, y además bajo un estado débil. Acá los partidos conservadores saben que hay un suelo de conquistas logradas que son imposibles de tocar. Privatizar las pensiones como se hizo una vez en la Argentina es impensado. Hablar de privatizar la educación o la sanidad, los partidos conservadores saben que eso no lo pueden hacer. Pero el futuro de Argentina después de las PASO lo veo esperanzador. Me identifico con el Frente de Todos y a políticos que se sumaron a él como Massa, habría que recordarles que los votos son de Cristina y repetírselo. Que no se olviden quienes van a gobernar en el país que los votos son de Cristina.

Imagen de cabecera: El entrenador César Luis Menotti saluda a José Luis Lanao, ante la mirada de Calderón y Rossi.
* Periodista y docente argentino. Autor de Deporte, desaparecidos y dictadura; Fúltbol [sic] limpio, negocios turbios; y Donde manda la patota: barrabravas, poder y política.

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