Ley de Memoria, basta de películas

Ley de Memoria, basta de películas

Mesa de Catalunya*. LQSomos.
Traducido por Leticia Palacios. LQSomos.

Los verdugos continuarán blindados y sus expedientes escondidos. La Iglesia seguirá sin ser señalada como corresponsable y coautora de la represión y continuará impune. Las familias de Cipriano Martos Jiménez, Salvador Puig Antich o Gustau Muñoz Bustillo, entre muchas otras víctimas del terrorismo de Estado, no serán indemnizadas por sus asesinatos, mientras que sí lo fueron, generosamente, las del torturador Melitón Manzanas o Carrero Blanco…

Catalunya. 130 concentración Verdad Justicia y Reparación

Catorce años después del estrepitoso fracaso de taquilla y público de la Ley 52/2007, desde su estreno a bombo y platillo, llega la secuela aún pendiente de título. Estos días ha trascendido el guión que hace bueno el refrán: nunca segundas partes fueron buenas. Un guión lleno de erratas graves que demuestran la ignorancia en derechos humanos y la indigencia moral de sus autores, garrafales faltas de impunidad sin vergüenza. Una película de encargo político que dejará a los espectadores sin las respuestas a las preguntas que provocó la primera parte, sin ningún tipo de satisfacción.

Este nuevo film se ha hecho sin mucho presupuesto, como el primero, y está en la línea de las cintas de los grandes directores de la transición, muchos efectos especiales de saldo alabados por una crítica agradecida al servicio del continuismo disfrazado de progresismo. Ciertamente no nos dejaremos deslumbrar por cuatro fuegos de artificio, un truco ya muy viejo. El tiempo ha puesto en evidencia que no hay pólvora suficiente para esconder las trampas de la Transición: corona corrupta impuesta por una dictadura, Constitución de la ley a la ley cambiando solo el libro de estilo y los mismos perros con distintos collares.

Tenemos que prestar mucha atención a los pobres y gastados diálogos y saber leer entre líneas allí donde la letra pequeña constata que se trata de un producto indigno y perverso que solo honra la impunidad. Tenemos que saber que saldremos de la sala de proyección con la misma vieja sensación de que nos toman el pelo después de pagar una entrada con regusto de expolio.

El estreno de la primera parte en 2007 se esperó con impaciencia durante más de tres décadas y el público más entregado, con toda la ilusión del mundo, esperaba llorar de emoción a la salida del cine, pero las lágrimas fueron de decepción. Qué otra cosa podía esperarse de un director a sueldo de la Productora Transición, actores impostados, un storyboard dibujado con la tinta negra de la dictadura, montaje clásico de recorte con la tijera censora de derechos. Los meses previos a diciembre de 2007 se llenaron muchas portadas a todo color en la prensa amiga, publirreportajes, mucha alfombra roja, mucho photocall con trajes de oscura noche marca Reino de España. Y cuando se apagaron las luces de la sala y empezó la proyección, nos invadió un silencio peor que el que se arrastraba desde 1939, en la época del cine en Dolby Stereo la voz de las víctimas no llegaba al público, los gritos de indignación de aquellas que sufrieron imprescriptibles crímenes de lesa humanidad no se oían.

Las personas concienciadas que vimos la primera parte no caeremos en la trampa y no pagaremos por visionar un film que se podría catalogar de serie B, de Borbón. Nos haremos con una copia pirata y pondremos subtítulos en la lengua de la verdad, la justicia y la reparación para dejar en evidencia las graves carencias de este film de mucho ruido y pocas nueces. Una cinta de propaganda para maquillar la falta de voluntad propia o inducida del equipo de dirección más progre de la historia para rodar un trabajo de calidad, para llevar a cabo un trabajo honorable y satisfacer a un público que aún espera la película definitiva sobre la reparación para los que han sufrido tanta represión desatada. Es una deuda histórica de una industria cinematográfica inaugurada como un pantano más por un dictador asesino.

Esta producción bebe de muchas fuentes, contaminadas, como hemos podido apreciar en su tráiler. En su promoción podemos ver bailar, bajo una lluvia de concordia envenenada al compás de una banda sonora rayada, al sonriente protagonista Régimen del 78 dando vueltas y más vueltas con una pobre miliciana antifascista con los ojos vendados antes de su desaparición forzada de la escena democrática española. Esta extra declaró que había participado engañada en una película que se congratula de contar con un reparto estelar propio de galaxias amnésicas como la Constitución Monárquica, la ley de Amnistía y Punto Final, la Corona Borbónica, siempre protegidas por el mejor equipo de escoltas y comparsas de la firma PSOE. La miliciana ha reconocido fuera de cámara que lo que goteaba por sus mejillas no era lluvia sino unas lágrimas de rabia y dolor insoportable por la vejación que había tenido que interpretar.

Esta película no será más que un déjà vu de insatisfacción. Ni el Valle de los Caídos será lo que tiene que ser en un estado democrático, ya que pretenden desligarlo de su verdadero significado. La Ley de Amnistía del 77, clave de bóveda de la arquitectura del franquismo y la transición, no será anulada. Los juicios de la dictadura dicen que serán anulados, volvemos a la mentira y la tergiversación dando el gato de la ilegitimidad por la liebre de la ilegalidad, quieren hacer ver que algunos tribunales fueron malos, pero no se condena a toda la estructura judicial represora de la dictadura, cerrando la puerta a las reparaciones económicas y exonerando al actual estado español de sus responsabilidades (aunque el dinero no es lo que mueve a las víctimas en sus reclamaciones de justicia). La creación de una fiscalía especial para las víctimas del franquismo será papel mojado, como ya ha advertido el Consejo General del Poder Judicial con las tablas de la ley del 77 en la mano. Las exhumaciones no se harán conforme a los protocolos de Naciones Unidas, ya que el Estado volverá a delegar indecentemente en familiares y asociaciones de víctimas su obligatoria tarea de exhumar, forzándolos a entrar en el lamentable juego de los concursos de subvenciones con ganadores y perdedores. Se creará un banco de ADN que, sin exhumaciones ni cotejos, será un almacén en el que se guardarán in aeternum las muestras de los familiares que esperan poder inhumar dignamente a sus parientes. Los verdugos continuarán blindados y sus expedientes escondidos. La Iglesia seguirá sin ser señalada como corresponsable y coautora de la represión y continuará impune. Las familias de Cipriano Martos Jiménez, Salvador Puig Antich o Gustau Muñoz Bustillo, entre muchas otras víctimas del terrorismo de Estado, no serán indemnizadas por sus asesinatos, mientras que sí lo fueron, generosamente, las del torturador Melitón Manzanas o Carrero Blanco. Como ha pasado hasta ahora, las sanciones previstas no serán efectivas, ni tampoco las ilegalizaciones de fundaciones, continuará la exaltación del franquismo en la vía pública, nombres de calles, placas conmemorativas, y se continuarán revirtiendo los cambios hechos en nombre de la ley de 2007 y que la propia justicia se pasa por el arco de su triunfo por encima de nuestros Parlamentos. Y ya no estamos para más películas.

Este film puede abrir la puerta a un tercero, que si va a ser tan indigno como los precedentes ya se lo pueden ahorrar. Seguramente de aquí a catorce años no habrá muchos espectadores vivos y el argumento no interesará a nadie, a pesar de ser tan importante, porque el objetivo de la desmemoria ya se habrá alcanzado, tristemente vendido como memoria democrática. Una tercera parte de esta saga de terror volvería a poner de relieve, No-Do eterno, el cinismo sin límites del Estado español para subvencionar tanto despropósito. Dinero para repintar los estudios, poner nuevos decorados para contarnos la misma historia sin verdad ni justicia ni reparación, a través de la lente revisionista de la cámara de la falsa reconciliación auguraría nuevamente un clamoroso fracaso. Estos productos son tóxicos para cualquier democracia basada en el respeto a los derechos humanos, un enemigo a las puertas que tenemos que combatir por supervivencia y dignidad.

Como hemos hecho siempre continuaremos contraprogramando en las calles con buena filmografía de lucha contra la impunidad. Como siempre, todas las antifascistas seréis bienvenidas.

– Traducido para LoQueSomos por Leticia Palacios
* Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes
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