Líbano: diputados y religiosos boicotean la ley contra la violencia de género

Líbano: diputados y religiosos boicotean la ley contra la violencia de género

Cuando el esposo de Nur regresó a Líbano tras dos años de trabajar en el extranjero, era otra persona. El hombre que ella había amado estaba distante, frío y poco comunicativo. Dos semanas después, la agredió mientras dormía y la violó con tanta saña que le causó una fisura.

“Cuando terminó sentí que algo salía de mi cuerpo”, relató. Mientras se retorcía de dolor en el suelo su esposo la miraba en silencio.

“Una hora después, me llevó al médico, quien se negó a revisarme porque era amigo de él. Me recetó un medicamento para la hemorragia, que demoró tres días en parar”, añadió.

Nur –un nombre ficticio a su pedido– tardó una semana en recuperarse de la herida, pero el dolor psicológico permanece. “Me mató el espíritu, mi cuerpo y mi feminidad”, señaló con calma.

Para proteger a las mujeres de la agresión de sus parejas, una coalición de organizaciones de la sociedad civil trabajó cinco años en la redacción de una ley contra su abuso mental, físico y sexual.

Su aprobación en el Parlamento está prevista para los próximos días, tras el visto bueno de un Consejo de Ministros en abril de 2010. Pero las impulsoras de la iniciativa alertan de que el comité encargado de revisar el proyecto le hizo tantos cambios que la volvió inútil.

El texto original preveía designar a un fiscal para investigar episodios de violencia sexista, crear una unidad especial dentro de la policía libanesa para responder a casos de violencia familiar, obligar al personal médico a denunciar casos de mujeres con signos de abuso, e incentivar a las víctimas y a sus hijos a solicitar el alejamiento de sus agresores.

Retroceso legal

Por primera vez en la legislación libanesa se detallaban distintos tipos de abusos contra las mujeres y se preveían penas para los responsables.

Pero un comité de ocho legisladores, con una sola mujer, reformó radicalmente el texto y eliminó la violación dentro de la pareja y la violencia económica y psicológica. Además agregó un artículo que prioriza el papel de órganos religiosos sobre la justicia civil para supervisar la protección de las víctimas.

Documentos filtrados muestran que el artículo que creaba una fuerza policial especializada para tratar casos de violencia de género fue eliminado, y que ahora el proyecto no se concentra en las mujeres y abarca a adultos mayores, hombres, niños y niñas.

Imad al-Hout, uno de los miembros del comité, dejó entrever al diario Daily Star las razones para excluir el delito de violación dentro de la pareja. “No existe nada que se pueda llamar violación entre un esposo y su esposa. Se llama obligar a alguien a mantener relaciones sexuales con violencia”, señaló.

Los cambios “vaciaron” la norma y su aprobación significará una enorme derrota para las mujeres, indicó Maya al-Ammar, de KAFA: suficiente violencia y explotación, organización que impulsó la redacción original del proyecto de ley.

“La eliminación de la violación dentro de la pareja, en particular, indica la falta de comprensión del comité sobre los tipos de violencia que sufren las mujeres”

“Si no entienden que una violación es una violación, no sé cómo pueden estudiar con seriedad una ley sobre violencia de género”, dijo. La coalición de organizaciones de la sociedad civil mantuvo intercambios con el comité, pero sus miembros, al parecer, desean evitar todo debate hasta que se apruebe el proyecto.

Una de cada 3 mujeres es agredida

Es difícil tener estadísticas en Líbano, y en especial sobre un tema tan estigmatizado como la violencia doméstica, pero las cifras de fallecidos sugieren que una mujer al mes en promedio pierde la vida a manos de su pareja, según KAFA. Líbano tiene cuatro millones de habitantes.

Por lo menos una de cada tres mujeres en Líbano sufrieron violencia de género, indicó Jinan Usta, médica de familia de la Universidad Americana del Hospital de Beirut, e investigadora en violencia sexista.

Al entenderse como un asunto privado y doméstico de la familia, esa violencia queda envuelta en un manto de secreto, y las mujeres se ven obligadas a superar barreras considerables para salir de una relación abusiva. A las que buscan ayuda policial o judicial les dicen que regresen a su casa y pocos se molestan en registrar la denuncia.

Las reformas hechas por el comité parecen tratar de aplacar a las principales autoridades religiosas, que se opusieron de forma rotunda al proyecto. Como con otros asuntos sobre el estatus personal, los 15 tribunales religiosos de Líbano tienen jurisdicción sobre violencia familiar y desean mantener el poder.

Los más altos órganos sunita y chiita rechazaron en junio de 2011 el proyecto con el argumento de que era un complot occidental para socavar a la familia árabe. Pero las defensoras de la iniciativa consideraron ofensivo el argumento. “La violencia no es una tradición árabe”, indicó Usta.

Zeina Zaatari, directora del Fondo Global de la Mujer para Medio Oriente y África del Norte, coincidió, y señaló que se recurre a la religión para tapar actitudes patriarcales fuertemente arraigadas contra las mujeres.

“El proyecto de ley sobre violencia doméstica presenta una forma de protección legal para mujeres, niños y niñas que viven en un hogar particular”, indicó Zaatari.

“No veo que eso esté en contradicción con los valores musulmanes, a menos que digamos que los valores islámicos sustentan la violencia contra las mujeres, o que pensemos que las mujeres son tan simples y despiadadas que recurrirán a la justicia solo para molestar a sus maridos”, arguyó. “Si valoramos a las mujeres, lo que todas las confesiones hacen, entonces apoyaremos una ley que las proteja”, añadió.

Intromisión religiosa

La necesidad de contar con una norma civil es de suma importancia pues los tribunales religiosos demostraron que no están dispuestos a ayudar a las mujeres que sufren violencia familiar, indicó Nadine Muawad, de la organización Nasawiya, que presionó activamente para lograr la aprobación del proyecto de ley.

“En todas las confesiones, la prioridad de los tribunales religiosos es abogar por la reconciliación, que suele significar borrar la experiencia de violencia de las mujeres. No han sido adecuados para ofrecerles refugio, derecho de separación, apoyo económico y otros elementos de protección”, explicó.

La enmienda para derivar los casos de violencia sexista y familiar a la justicia religiosa “derrota el objetivo de la nueva ley”, lamentó.

A pesar de la perspectiva negativa, las defensoras de la norma prometieron mantener la presión en las próximas semanas mediante campañas mediáticas, protestas y publicidad. De aprobarse el proyecto enmendado se habrá “logrado silenciar la voz de las mujeres”.

Mientras, Nur tiene un mensaje para el comité parlamentario: “¿Dónde está la familia que debe ser preservada? Si liquida a la madre, se acaba con toda la familia y ustedes serán simplemente los que contribuyeron a la destrucción”.

* Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS

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