¿Liberación de Europa?

¿Liberación de Europa?

Arturo del Villar*. LQS. Mayo 2020

La figura de Mickey Mouse fue el símbolo del neocolonialismo. Otro acierto de los publicitarios gringos: un ratoncito sonriente humanizado, que pensaba y hablaba, y extrañamente era propietario de un perro mayor que él…

Algunos líderes políticos europeos han conmemorado los 75 años de la rendición del Reich nazi alemán el 8 de mayo de 1945, como el día de la liberación de Europa. ¿Qué liberación? Ese día se cambió el régimen de ocupación nazi alemán por otro de colonialismo norteamericano, menos sanguinario, pero igualmente dominador y con iguales pretensiones de avasallamiento sobre las personas y sus instituciones.

La capital del Reich había sido limpiada de nazis por el Ejército Soviético, calle por calle y casa por casa, debido a que los alemanes defendieron hasta el último rincón y hasta el último segundo aquel régimen genocida monstruoso, que les había prometido el dominio del mundo. Por descontado, después de la derrota final aseguraban todos que no estuvieron enterados de lo que sucedía ni en su ciudad ni en el mundo, ni siquiera en su barrio. Residían en el séptimo cielo, y ahí deseaban continuar.

Para organizar la inmensa ruina de Berlín quedó dividida la ciudad en cuatro sectores, controlados por los ejércitos aliados. En el sector norteamericano se puso en marcha una potente emisora de radio para difundir propaganda de su país, la Rundfunk im Amerikanischen Sector (Radiodifusión en el Sector Americano), que se hizo muy célebre por sus siglas RIA. Controlada por la todopoderosa CIA, estuvo operando hasta 1993, dedicada a transmitir solapadamente consignas en favor de las actuaciones de todo tipo adoptadas por el Gobierno de los Estados Unidos de América. Una especial atención se prestó a las operaciones militares llevadas a cabo por el Ejército gringo, en sus invasiones de países con materias primas apetecidas por los oligarcas. El control de las informaciones fue tan agobiante bajo el nazismo como bajo el colonialismo. Para los dos regímenes la propaganda resultaba prioritaria, puesto que debían presentar como verdades incuestionables las peores mentiras increíbles.

El rico Tío Sam

La RIA es la imagen más conocida del colonialismo americano en Europa. Derrotado el nazismo por los ejércitos aliados, conquistada Berlín por el Ejército Soviético, las películas y las revistas difundidas desde los Estados Unidos se esforzaron en presentarlos como la única nación vencedora de la guerra. Se multiplicó la imagen del llamado Tío Sam como un bonachón y adinerado pariente norteamericano, deseoso de repartir sus inmensas riquezas con los sobrinitos europeos. Preciso es reconocer que sus técnicos en publicidad conocen muy bien su oficio.

Se organizó el llamado Plan Marshall para la reconstrucción de la Europa destruida por las bombas lanzadas por aviones de los dos bandos. Los gringos invadieron públicamente la Europa devastada con su chicle, sus medias de seda natural y su queso, mientras sus empresas hacían secretamente los grandes negocios. La guerra se había librado en territorios de Europa y de Asia, sin alcanzar a América, de modo que todas sus fábricas se hallaban intactas, y sus accionistas deseaban obtener un buen provecho de ellas.

La figura de Mickey Mouse fue el símbolo del neocolonialismo. Otro acierto de los publicitarios gringos: un ratoncito sonriente humanizado, que pensaba y hablaba, y extrañamente era propietario de un perro mayor que él, pero que se comportaba como cualquier vulgar chucho y solamente ladraba, conquistó pacíficamente a Europa. ¿Quién iba a desconfiar de un humilde ratoncito? A los entonces niños nos gustaban sus muñecos, sus libros, sus revistas y sus películas. De modo que Mickey logró pacíficamente lo que no había conseguido el Reich alemán con su armamento ultratecnificado: colonizar a Europa, sometiéndola al imperialismo gringo.

Y la OTAN

Eso en el aspecto de la propaganda y el comercio. Pero lo que más importaba a la industria armamentista gringa era involucrar a los arruinados países europeos en sus negocios. No tardaron en convencer a sus dirigentes amaestrados de la urgencia de someterse a su control, con el fin de consolidar una alianza militar que los defendiera en el caso de otra guerra. ¿Quién podía en aquellas trágicas circunstancias organizar otra guerra mundial como la recién terminada? Solamente los Estados Unidos de América, que poseían armamento atómico y un elevado número de fábricas de diversas armas bélicas operativas.

Sin embargo, los gringos persuadieron a los dirigentes europeos de que se hallaban en peligro de invasión, con las terribles consecuencias de otra guerra internacional. El enemigo acechaba amenazadoramente. La solución consistía en aliarse todos contra ese hipotético enemigo común. De modo que el 4 de abril de 1949 quedó firmado en Washington, naturalmente, el Tratado del Atlántico Norte, que dio lugar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la tristemente famosa y denostada OTAN, conocida en castellano acertadamente como Organización Terrorista del Atlántico Norte. Pronto demostraría ser la institución más criminal habida en toda la historia de la humanidad, comandada siempre por la CIA, a la que sirve en todos sus intereses estratégicos.

Sus intenciones imperialistas quedaron explicitadas cuando rechazó la propuesta de integración presentada en 1954 por la Unión Soviética. En su defensa continuada de la paz en el mundo, tenazmente ambicionada desde la creación de festivales internacionales para defenderla, celebrados en diversas naciones, la Unión Soviética había demostrado su compromiso por sostener la paz en el mundo, abogando por un desarme total. La solicitud fue rechazada, porque la OTAN no quiere la paz, sino la guerra continuada en cualquier lugar del planeta, para mantener activas sus industrias bélicas.

Mansamente las naciones europeas acatan las consignas imperialistas emanadas desde Washington. Se enfrentaron al afán de dominio del Reich alemán, pero han aceptado obedecer las instrucciones del Imperio gringo. Cambiaron un amo por otro. Resulta absurdo escuchar a los líderes europeos ensalzar la liberación del continente en mayo de 1945, cuando en este 2020 Europa es una colonia sometida política, militar y económicamente al Imperio gringo. No hay nada que celebrar.

* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio.
Más artículos del autor

Síguenos en Facebook: LoQueSomos Twitter@LQSomos Telegram: LoQueSomosWeb Insta-gram: LoQueSomos

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar