¡Malditos asesinos!

¡Malditos asesinos!

Adolfo Pastor Monleón. LQS. Septiembre 2020

El 27 de septiembre de 1975 fueron los fusilamientos. La mañana de aquel día se tiñó otra vez de luto, otra vez y otra y otra.

Anteayer era sábado, el último sábado de septiembre. Como cada último sábado de mes se manifestó una vez más La Mesa de Catalunya, como en muchas ocasiones, en Sant Jaume. Es tiempo de pandemia y habíamos de cumplir las condiciones, no pancartas, distancia, gel, mascarillas. A las doce no pudimos empezar con nuestros humildes medios, solamente la presencia porque a la vez otra manifestación por la sanidad, a la que nos unimos, hacía sus parlamentos. Acabada aquella manifestación, empezamos nuestras lecturas. Cada uno llevábamos colgada del cuello la foto de un luchador asesinado. Yo no llevaba la de siempre, la de mi padre, hoy es homenaje y recuerdo a los asesinados de los días finales del dictador, de aquellos años negros, de los asesinatos de la transición. De mi cuello pendía la foto de Cipriano Martos, aquel joven asesinado con el contenido de un cóctel molotov que le hicieron tragar, solo en el hospital, tras una larga agonía de veintiún días, sin dejar a su familia ni verlo cuando lo arrojaron a una fosa. Cada uno íbamos leyendo un poema, una carta de despedida… mientras la emoción nos embargaba.

Mª José me dio para leer el poema de Xosen para Gustau Adolf Muñoz de Bustillo Gallego, aquel joven asesinado a los dieciséis años, el 11 de septiembre de 1978, en ¡1978!

GUSTAVO, HERMANO, COMPAÑERO…

Hoy mi pluma se tiñe de amargura
y se vuelve afilada y vengativa,
hoy no puedo cantar a la dulzura
ante la llaga inmensa de esta herida.

Gustavo, hermano, caíste asesinado
bajo las sucias balas de los sinrazón,
tu joven corazón ha sido destrozado
cuando luchaba contra la opresión.

Luchabas por un mundo de flores y de brisas,
de manos hermanadas, de gritos, de futuro,
por un mundo de jóvenes sonrisas
que intenta ahogar en sangre el fascio oscuro.

Luchabas por un grito que viene del pasado,
que reclama derechos y es negado
por el grito de un pueblo masacrado,
por eso luchabas, Gustavo,
POR ESO TE HAN MATADO!

El “orden” del tirano ya está restablecido,
las calles solitarias y hostiles,
solo queda tu gesto bello y atrevido
y una paz que imponen los fusiles.
Pero, aunque tú ya no sepas, nosotros sí sabemos,
pues de tu muerte somos hoy testigos,
que al final de la andanada venceremos.
¡Y seremos implacables con nuestros enemigos!

Gustavo, hermano, compañero…
Rosas rojas para ti,
Rosas rojas para ti. ¡NO DESESPERO!

Xosen

 

 El dolor nos embarga. Y es que Franco y sus esbirros, al asesinar a un luchador, asesinaba a su familia. Viudas, huérfanos, dolor, hambre, desdicha, horror…miedo al gris, al verde, al negro, a las porras, a las capas, a los tricornios, miedo a la palabra…hasta negar el amor y la sangre de las venas.

Cipriano, José, José Luis, Ramón, Juan, Ángel, Salvador, Gustavo, ¡No os hemos de olvidar!

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