Oro en el barro de la ciénaga

Oro en el barro de la ciénaga

Mariano Muniesa*. LQS. Diciembre 2018

Haciendo un tipo de blues rock que se movía en los mismos esquemas musicales, que vibraba en la misma cuerda que The Jeff Beck Group, Cream, Traffic o los grupos del “British Blues”, en ‘Electric Mud’ se grabó una verdadera obra maestra musical

En ‘Electric Mud’ se grabó una verdadera obra maestra, uno de los álbumes más imaginativos, innovadores y llenos de talento

En este año de 2018, en el que tantos recordatorios y homenajes hemos hecho a diferentes eventos, ediciones discográficas y efemérides que han cumplido medio siglo de vida al tener lugar en el singular año de 1968, me ha llamado la atención que haya pasado prácticamente desapercibido el 50 aniversario de uno de los discos más influyentes en la evolución del rock, muy especialmente en esa evolución que partiendo del blues clásico, los músicos blancos impulsarían para crear un sonido nuevo, el llamado “British Blues”, que es la base musical y la fuente de inspiración de la Jimi Hendrix Experience, Cream, Ten Years After o Traffic en un primer momento, y ya en los 70, del Hard Rock de Led Zeppelin, Black Sabbath, Free o Deep Purple. Ese disco es una de las obras más brillantes, innovadoras y sorprendentes de toda la carrera de uno de los bluesmen más grandes de la historia, Muddy Waters, y su nombre, ‘Electric Mud’.

‘Electric Mud’ supuso un punto de inflexión en la carrera de Muddy Waters, que por influencia y consejo de Marshall Chess, accedió a hacer un disco en el que rompía con el arquetipo del blues tradicional para tratar de hacer un blues impregnado de la influencia predominante a finales de los 60 del rock progresivo y la psicodelia.

La Chess Records, el sello discográfico de Muddy Waters, había creado a finales de 1966 un sub-sello llamado Cadet Concept Records para grabar a bandas de ese nuevo estilo psicodélico, siendo la primera de ellas en debutar discográficamente en 1967 Rotary Connection, una formación de soul de Chicago en la que estaba como cantante una jovencísima Minnie Ripperton -¿se acuerdan de aquel hit-single de mediados de los 70 llamado “Lovin´ You”- que aceptó por parte de la Chess la idea de grabar un disco bajo otros parámetros más en consonancia con lo que estaba sucediendo en el rock. Su álbum debut homónimo, una combinación de temas propios con versiones de Bob Dylan, los Rolling Stones y Lovin´Spoonful a pesar de que sonó poco en la radio, tuvo una notable repercusión en ventas, sobre todo en el norte y la costa este del país. Su amalgama de soul, rock y psicodelia, en la que jugó un rol importantísimo el vibráfono y los teclados de Charles Stepney, que co-produjo el álbum con Marshall Chess y su buena respuesta, dio a la Chess la clave de lo que pretendían fuera la renovación y la revitalización para un público más joven de la carrera de Muddy Waters.

Gracias a la reivindicación constante que músicos como los Stones, Eric Clapton, Jeff Beck o Fleetwood Mac hacían de la figura de Muddy Waters como uno de los músicos de blues que había dejado una huella más profunda en ellos, resultaba obvio que su nombre no era desconocido para el público del rock. Por tanto, se pensó que si Muddy Waters grababa un disco de blues progresivo orientado hacia el rock, al estilo de lo que se estaba haciendo en Inglaterra y que tanto éxito estaba teniendo, ese disco no solamente proporcionaría magníficas ventas, sino que podría marcar incluso un antes y un después en la propia escena del blues.

Así pues, se montó una banda para este proyecto de Muddy Waters en la que jugarían un papel protagonista precisamente dos de los más destacados miembros de Rotary Connection, Charles Stepney en los teclados y Phil Upchurch en el bajo, unidos a algunos de los músicos más relevantes de la escena jazz-rock, muchos de ellos acompañantes habituales de Miles Davis, como el guitarrista Pete Cosey o el batería Morris Jennings, así como el trompetista y saxofonista Gene Barge, famoso por su trabajo junto a nombres como los de Fats Domino, Bo Diddley, Big Joe Turner, LaVern Baker o Ray Charles. Esta fue la base de la banda que junto a otras colaboraciones más puntuales, grabó durante tres semanas de mayo de 1968 este maravilloso ‘Electric Mud’, en el que Muddy Waters, aunque cantaba todos los temas, apenas grabó más allá de cinco o seis tomas de guitarra. Según recordaba Marshall Chess: “Muddy Waters era muy escéptico con este proyecto, que se alejaba tanto del tipo de blues que había venido haciendo hasta entonces y solo accedió a llevarlo a cabo porque pensaba que en efecto, iba a proporcionarle más popularidad y buenos dividendos, pero no porque le motivase o le estimulase a nivel creativo. En los ensayos, le costaba entenderse con el resto de los músicos como guitarrista, de manera que en ese aspecto ambas partes acordamos que lo mejor era que el peso de las guitarras lo llevasen otros músicos, por lo cual llamamos a Pete Cosey y a Roland Faulkner”.

Haciendo un tipo de blues rock que se movía en los mismos esquemas musicales, que vibraba en la misma cuerda que The Jeff Beck Group, Cream, Traffic o los grupos del “British Blues”, en ‘Electric Mud’ se grabó una verdadera obra maestra musical, uno de los álbumes más imaginativos, innovadores y llenos de talento de la historia del rock y del blues. El álbum incorpora el uso del pedal wah-wah y efectos como el fuzzbox y con él se fue capaz de llevar a nueva dimensión musical tan llena de fuerza y energía como de virtuosismo piezas de blues clásico como el “I Just Wanna Make Love To You” -recientemente recuperada en el excelente recopilatorio de historia del blues ‘Confessin´ The Blues’ elaborado por los Rolling Stones- o el “Hoochie Coochie Man” de Willie Dixon, crear verdadero rock progresivo en temas como “She´s Allright” o darle por completo la vuelta a uno de los hit-singles que había tenido más éxito en los USA de los Rolling Stones, “Let´s Spend The Night Together”. Amén del magnífico ejercicio de experimentación sonora que hicieron en “Tom Cat”, cuya escucha de inmediato nos trae a la memoria a grupos como Colosseum, los primeros Chicago o Blood Sweat & Tears gracias al excelente trabajo de Gene Barge.

‘Electric Mud’ vendió 150.000 copias en las primeras seis semanas de lanzamiento entre octubre y noviembre de 1968, alcanzando el puesto número 127 en la lista de álbumes de la revista Billboard, siendo con ello el primer álbum de Muddy Waters en aparecer en las listas de Billboard y Cash Box. Sin embargo, y como habitualmente sucede con todos aquellos discos que rompen esquemas, que crean un estilo nuevo, que dan un paso más allá en la progresión y en la evolución musical, dividió por completo a la prensa musical americana y a sus fans. Los puristas del blues lo despreciaron, empezaron a hablar de Muddy Waters como de un “renegado” y sobre él se vertieron toda clase de críticas, improperios y descalificaciones, exactamente igual que como le sucedió a Bob Dylan unos años antes cuando tuvo el “atrevimiento” de electrificar el folk en el Festival de Newport. Siempre me llamó la atención que en una publicación tan abierta siempre a la evolución y a la experimentación como Rolling Stone, el crítico Pete Wedding escribiera en su reseña de ‘Electric Mud’ lo siguiente: “Electric Mud’ hace un gran daño a uno de los innovadores más importantes del blues y prostituye los estilos contemporáneos a los que han conducido sus esfuerzos pioneros”.

Hasta sus compañeros se posicionaron en contra. Según Buddy Guy, “Muddy Waters no podía sentir estos sonidos psicodélicos … y si el sentimiento se ha ido, se acabó, eso es todo. No puedes estar demasiado ocupado haciendo tu propia música detrás de un cantante. Tienes que dejarlo cantar tal y como le sale del alma. Los álbumes anteriores de Muddy Waters reproducían el sonido de sus actuaciones en vivo. Este no” . E incluso el propio protagonista, que nunca hizo una gira específicamente para este disco, dijo: “¿Para qué demonios tienes un disco si no puedes tocarlo la primera vez que sales del estudio? Estoy tan harto de eso… si tienes que tener grandes amplificadores y wah-wahs para hacer que tu guitarra diga cosas diferentes, diablos, entonces no puedes tocar blues”.

No obstante en Europa y muy especialmente en Inglaterra, ‘Electric Mud’ fue recibido muy bien, las críticas y comentarios en la práctica totalidad de medios de comunicación especializados fueron sumamente elogiosos y con el tiempo, las ventas del disco en Europa superaron a las de Estados Unidos. Con los años, ha sido reivindicado no solo por todo el mundo del rock sino hasta por artistas de hip-hop como Chuck D. y cuando se escucha hoy, 50 años después, sigue maravillando la inmensa cantidad de talento que encierran esos microsurcos.

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* Nota original del diario “La Región”

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