Para qué sirve un rey

Para qué sirve un rey

Arturo del Villar*. LQS. Septiembre 2018

Resulta curioso constatar que el reino de España mantiene contingentes de tropas en el extranjero, encargados de procurar pacificar conflictos bélicos entre países agresivos, y al mismo tiempo exporta armas a los países envueltos en conflictos bélicos para que puedan continuar sus guerras

Ya estamos todos de vuelta de las vacaciones agosteñas, y nos incorporamos a nuestros trabajos con renovados ánimos. También su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, ha recobrado su frenética actividad real. Lo ha hecho inaugurando Salamaq 18, una feria del sector agropecuario, en el Recinto Ferial de Salamanca, acompañado por su mujer, con la que al parecer ha hecho las paces.
En el próximo concurso infantil “¿Qué es un rey para ti?” (esta pregunta la Casa de Su Majestad solamente se atreve a hacérsela a los niños), los españolitos ya tienen una respuesta contrastada: un señor que inaugura ferias de ganado. Los más adelantados se preguntarán: ¿Y para eso hace falta mantener la monarquía, que tan cara nos cuesta y tantos disgustos nos da?

La revista catalana El Jueves, muy atenta siempre a las andanzas de la monarquía española, le ha buscado una ocupación más productiva que la de relacionarse con bueyes, que no son buena compañía. Y se la ha encontrado como hombre–anuncio vendedor de armas, un trabajo mucho más productivo, y a tono con la realidad del reino. Según la Secretaría de Estado de Comercio, la exportación de productos de “Defensa y seguridad militar”, en román paladino armas de guerra, fabricadas en España se realiza a 78 países, y constituye una de nuestras primordiales fuentes de ingresos. Entre nuestros principales clientes se encuentran Arabia Saudí, Israel, Marruecos, Camerún y Pakistán, unos países de armas tomar.

Resulta curioso constatar que el reino de España mantiene contingentes de tropas en el extranjero, encargados de procurar pacificar conflictos bélicos entre países agresivos, y al mismo tiempo exporta armas a los países envueltos en conflictos bélicos para que puedan continuar sus guerras. Paradojas monárquicas. Sería más lógico que el reino dejara de vender armas a los países en guerra, y repatriase a los soldados enviados en misiones de paz a los territorios conflictivos. Pero es inútil pedirle lógica a una monarquía, porque la monarquía misma es ilógica en el siglo XXI.

Al margen de las consideraciones éticas, preciso es reconocer que su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, queda más propio como hombre—anuncio que como inaugurador de ferias con bueyes. Mientras dure la monarquía.

* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio.
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Foto montaje de cabecera de “El Jueves”

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