Quedará tu querida presencia: hasta siempre, Alberto Arregui

Quedará tu querida presencia: hasta siempre, Alberto Arregui

Diego Farpón. LQS. Enero 2018

Su recuerdo, es imborrable porque está marcado a fuego con sus múltiples enseñanzas, y las enseñanzas no se pueden borrar

Tengo muchos textos a medias. Algunos esperan un retoque, añadir algunos datos. Otros esperan un aporte, una corrección. Algunos ya se han perdido para siempre. Sólo de un tiempo a esta parte, gracias a Jorge Navas, tengo un blog en el que están recogidos casi todos los que, desde entonces, he publicado. Casi todos, no todos, porque creo que un texto en LQS vale más que en mi blog, y a veces se me pasa colgarlos, o lo hago con considerable retraso.
Este texto, a diferencia del resto, no pretende ser ni cuidadoso ni preciso. Este texto cae así, a vuelapluma, de cabeza o de pie. Alguien hará un texto más bello. Otras/os harán un texto con más detalles y anécdotas, es seguro. En esta ocasión no importa cómo caiga este texto, de cabeza o de pie, feo o bonito, preciso o caricaturesco. Simplemente va de poner un par de palabras: gracias, Alberto.

Le hice viajar cuanto pude. No pocos problemas ocasionaba llevar al trosko de Arregui aquí o allá. ¿Problemas? Maldita incomprensión: yo estuve enamorado de él desde que tuve la oportunidad de escucharle por primera vez. Desde aquel momento en el que le conocí intenté aprender todo lo que pude de él. Gracias, Alberto. Gracias por las veces que acudiste a mis llamadas.
Y gracias, también, Alberto, porque cuando yo andaba en un lejano y pequeñito país tú respondiste con un video al llamado de una loca y un loco, de Mercedes Pastor y de Francisco García, que quisieron, frente a las candidaturas del aparato oficial y del aparato no oficial, que yo fuese candidato en las primarias que tuvieron lugar en IU con motivo de las elecciones generales de 2015. Otras personas se pusieron de lado. No era tu estilo. Con motivo de no sé qué artículo que escribí atacando a ya no recuerdo quién, tú me dijiste que aquello que había escrito había hecho que la estupidez humana no quedase sin respuesta, y que eso era algo realmente importante. Ese pequeñito video mostrándome tu apoyo, de unos pocos segundos, es el video de una persona a la que yo admiraba y admiro y me pareció y sigue pareciendo un momento mágico. Gracias, Alberto. Gracias por tu apoyo.

Desde mi vuelta del Ecuador sólo pude verle una vez. Ese día, casualidad, coincidía con la que sería, hasta ahora, mi última mudanza. Por supuesto, no hice la mudanza. Aquel día, en Vitoria, fue la última vez que hablé con Alberto en persona. Hace ya mucho tiempo. Entre tanto intercambiamos algunos correos, antes y después de aquel día, claro, y es que habrá que poner nombres y señalar culpables: Arregui fue culpable de enseñarme muchas cosas. Su recuerdo, por tanto, es imborrable porque está marcado a fuego con sus múltiples enseñanzas, y las enseñanzas no se pueden borrar. Gracias, Alberto. Gracias por cada minuto, cada reflexión y cada enseñanza. No han caído en saco roto.

Esto que escribo –saben quienes me conocen- no es protocolario. Las últimas intervenciones que escuché de Alberto son, como todas las anteriores, marxismo en una época de oscuridad. El marxismo, tan débil y fragmentado en IU es, desde ayer, más recóndito y fútil. El marxismo en IU ha perdido su representante más carismático y consecuente: ha perdido el ejemplo riguroso. Os invito, pues, a escuchar estas intervenciones marxistas y con las que, más allá de esta o aquella otra cuestión es imposible no estar de acuerdo.
La primera es sobre la Revolución rusa:

La segunda sobre los acontecimientos que se han estado sucediendo en Catalunya:

Tenía pendiente un correo para comentarle algunas cuestiones sobre esas dos intervenciones. Ese correo ya no se lo podré mandar nunca, pero como seres históricos eso poco o nada importa. Antes o después, dentro de tres meses o tres años, nuevamente le hubiese necesitado y habría tenido que escribirle. Nuestra relación era una relación interminable. Sólo de forma trágica e inesperada podía acabar.

Este año, ya saben, muchas personas hablarán de Rosa Luxemburg: es lo que toca, es el centenario. Este año, para ser comunista, o marxista, o alguna cosa un poco difusa pero comprometida de forma socialmente aceptable, muchas personas hablarán de Luxemburg. Alberto siempre habló de ella. Sin ceremoniales, sin protocolarias intervenciones, sin idolatrías. Este año, el año de Luxemburg, cada vez que lea su nombre, cada vez que lo escuche, cada vez que vea su rostro, resonará en mi tu nombre, camarada. Gracias por todo, Alberto.

Agur eta ohore.

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– Imagen: Alberto Arregui durante su intervención en el acto de Madrileñ@s por el Derecho a decidir en el Teatro del Barrio el 17 de septiembre de 2017

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