Ratos perdidos

Ratos perdidos

De rato en rato, visitamos los pisos de mancebía con algunas intermisiones de tiempo chocheando por haber comido muchos chochos, cayendo el ratón en la ratonera de la servidumbre feudal del Culo, echándose ellas en la cama, echándonos nosotros al surco, echando un polvo a barato, no tomándolo en serio,  tratándolo a la ligera y como si no tuviera importancia.

“El Sexo es una cosa de burla”, dijo Antonio Maceo, uno de los caudillos que más se señalaron en las insurrecciones cubanas. Y como hurones domésticos carniceros, vamos a la caza de conejos, a los cuales visitamos en sus madrigueras.

Ved:Se mueve la relinga con el viento y empieza a flamear los primeros puños de la vela

– Acabo de un rato, le digo a mi amigo el padre Burgos, porque me tardo un poco en la batalla perdida del sexo (la batalla del sexo es una batalla siempre perdida por el macho), subiendo las escaleras del piso de ramería, burdel, de trabajadoras del culo en la calle Vitoria, justo al  lado del Mercadona.

A esto siempre me replica:

– Achica padre Aranda, compadre.

A estos Humilladeros del Sexo, lugar de devoción del genito urinario,  suelen ir los dos a primera hora de la tarde. La primera tacada la suele hacer Burgos, quien, una vez terminada, espera a Aranda en la puerta de entrada del edificio. Acabada la faena, Aranda baja las escaleras del primer piso diciendo en voz alta  “que se ha quedado tocando tabletas, chasqueado en lo que pretendía con buenas esperanzas”.

– Echeme y no se derramó, canta. Es que él ha sido operado de la próstata y se corre hacia adentro. Y, ahora,  tiene hormigo en la lengua, como esos granitos que quedan en la criba cuando se cierne la sémola o trigo quebrantado.

Salen de la huronera, y marchan calle Vitoria arriba, hacia Villafría, con la intención de visitar el Club Marengo. Van hablando de las putas que han dejado en el piso. Que habían hecho tablas en el sexo.

Burgos dice;

– La mía ha sido como emplasto o parche de cantáridas que se aplica a la piel para levantar vejigas.

– Pues a la mía, replica Aranda, la he tenido que dar vejigazo, pues, no veas como se ha puesto, que me ha dicho: “quien hizo cohombro que lo lleve al hombro”.

Seguimos caminando y recordando. Burgos dice en voz alta:

– Qué gran puta torcida y jorobada la de la calle Santa Ana. Que manceba remellada en los labios y en el ojo, cuyo párpado se vuelve hacia fuera. Al decir la palabra”Puta” les pasó una joven cojitranca que les oyó, y, volviendo sobre sus pasos, les encaró, preguntándoles con muy mala leche que si la habían llamado  a ella Puta.  Le contestaron que no y marchó.

– Mi rancajo, punta o astilla de cualquier cosa que se clava en la carne, ya no puede, dijo Aranda. Rieron los dos, y comenzaron a repasar las calles que visitan, hablando de  su inclinación más a unas que a otras. Así

– Burgos: A  mí me llamó la atención el piso de mancebía en la calle Trinas, frente al Colegio de Reparadoras, donde nos salieron dispuestas a follar en el mismo recibidor.

-.Pues a mí, replicó Aranda, el que mal recuerdo es el piso de la calle Santa Ana, en el barrio de San Pedro y San Felices,  que desde Alfareros tira al campo, al monte como las cabras, y a esa puta celestina, que no nos dejó entrar diciéndonos que nosotros veníamos a reírnos  del sexo y su Coito.

– Peor fue, continuó Burgos, cuando nos presentamos en el de la Calle Frías, el que tiene dos arbolitos a su entrada de planta baja, y dijimos a la joven que nos abrió la puerta “que veníamos a regalarle huevos a las novicias de indudable encanto”.

El nombre de Frías le viene en recuerdo de la ciudad de Frías, donde, en su castillo los señores de Frías, duques, consiguieron la nominación de ser “muy más puteros del reino

Y en la calle Briviesca, la antigua Birovesca de los romanos, ¿qué?”, le preguntó Aranda, haciendo un repaso de todo el callejero de burdel.

Del piso que he salido más satisfecho ha sido el de Virgen del Manzano, dijo Aranda, donde por 50 € media hora, te dan masaje, sexo y zumo, Recuerda lo que nos dijo un putero que acaba de salir: “A este piso vienen los mejores de sus fieles heresiarcas

Y que decir del piso de Santa Clara, prosigue Burgos,  “Clara de nombre, más clara por su vida”, como dice su biógrafo Tomás de Celano, donde al llamar a la puerta y abriéndola, nos salieron dos vejestorios con un condón en la mano dispuestas a enfundárnosla, diciéndonos, sin mediar palabra,

Pasad y sacad la polla, que os ponemos el condón y os la chupamos por 20 euros.

Qué de risotadas, qué carcajadas, nuestros tallos en horizontal y subterráneos, como el del lirio común.

Burgos, sacando un papel del bolsillo, lo leyó diciéndole a Aranda

Mañana visitaremos los pisos de la Avenida Cantabria, que ya he cogido los teléfonos aparecidos en el periódico de tirada gratis “Gente”.

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LQSRemix

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