Roque Dalton, siempre en el recuerdo

Roque Dalton, siempre en el recuerdo

Este 10 de mayo, se cumple el 37 aniversario del asesinato de Roque Dalton. También en mayo es el aniversario de su nacimiento. Por la importancia del personaje como compañero, luchador y poeta, volvemos a recuperar dos textos que editamos en años anteriores, y también te sugerimos que pinches este enlace y conozcas su obra poética.

Obra poética

A Roque Dalton

Roque Dalton nace el 14 de mayo de 1935 en San Salvador, El Salvador. Estudia derecho y antropología en las Universidades de El Salvador, Chile y México.

Por su militancia política, sufre cárceles y destierros. Vive emigrado en Guatemala, México, Cuba, Checoslovaquia, Corea, Vietnam del Norte y otros países. Muere asesinado por sus propios compañeros el 10 de mayo de 1975.

Pincha aqui para leer sobre Roque Dalton.

Se va a cumplir otro año más de tu asesinato. Fuiste un poeta y un revolucionario, y, revolucionaste la poesía del pulgarcito de América. Tus libros los leímos y los volvimos a leer una y otra vez en la ciudad, en el monte, en la selva, en las casas clandestinas y los cafés de aquélla universidad pública de El Salvador en la que estudiaste. Por vos llegamos muchos a conocer las otras historias prohibidas del pulgarcito y también nos hiciste cómplices con tus versos para cantárselas a quien nos enamoraba, que algunas veces, ella, ya iba con quien le gustaba de la mano o a su lado. Pero en fin nos diste tanto en literatura, sobre todo en poesía, que todavía recuerdo a much@s que se quedaron en algún monte, vereda, montaña, zulo, con tus libros y algún que otro poema tuyo en sus bolsillos o en la mochila.

Quería compartir con vos Roque una de las cosas que me comen la cabeza casi todos los días. Hubo – y hay – una generación de poetas que lucharon, algunos siguen luchando, por transformar ese paisito en algo parecido al socialismo. Muchos anónimos dieron sus vidas por sus ideales y en esos muchos, se quedaron, te repito muchos jóvenes poetas, silentes de la literatura y entregados al amor. Personas que dejaron su juventud por algo en que creían – algunos todavía creen – pero no creas, no son muchos, son muy pocos. Yo suelo recordar a muchos que llenos de solidaridad no volvieron, se quedaron en algún rio o callejuelas del País, y eso es lo que me come el coco. La juventud que valió la pena, esa – aquell@s jóvenes llenos de sueños, tus sueños, ellos quisieron cambiar las estructuras injustas que todavía siguen intactas, no lo consiguieron. Algunos le llaman la juventud perdida. Pero para eso están los puntos de vista. Unos dicen esto, otros dicen aquello etc. etc.

Sin embargo vos y tu poesía sigue palpitando por aulas, por montes, por montañas y algún que otro café clandestino del pulgarcito de América, también fuera de él porque muchos todavía lloran a moco tendido y borrachos por el himno nacional, otros por las pupusas con queso de lorocos y un gran etc.

Quien te asesinó y te dejó en el playón sigue en sus andanzas, en sus mentiras y maquiavélicos negocios. Es compinche de ejércitos que masacran a su pueblo como el de Colombia. A quien te asesinó le pagan dólares para que vaya a dar alguna que otra charla de cómo controlar a la masa que lucha por un mundo más justo. Vive con el imperio al que vos muchas veces, y en tu poesía, desenmascaraste y denunciaste, él, Joaquín Villalobos, se regodea de lo mal que lo pasa la gente más humilde de El Salvador, y se presta a lo que le diga – y le pague – el imperio. Insulta y denigra a presidentes del continente que han ganado elecciones – varias elecciones – democráticas. Joaquín Villalobos se ha convertido en un lábil y pátina de los usamericanos, o ¿siempre lo fue?. Pero ya sabes, y eso vos lo sabés muy bien, siempre hay lacayos con notoria insania que se prestan – y se vende – por unas cuantas monedas de oro.

Bueno, Roque, me gustaría poder compartir cosas buenas, que las hay, sobre todo de poetas y su poesía que los hay, muy buenos. Escribientes anónimos y no anónimos que también los hay. Me gustaría poder decirte que las cosas en el pulgarcito de América han mejorado, pero las cosas no pintan nada bien para los mismos de siempre, para los más pobres y más pequeños, para ellos la situación económica y social, sigue siendo igual – o peor – de lo que la conociste y viste. Eso sí, quienes decían luchar por cambiar esas estructuras injustas, ellos, la dirigencia, participa del juego electoralista de la misma burguesía y oligarquía que por aquellos años mataba, y masacraba al pueblo. Hoy lo sigue haciendo pero de una manera más sutil, menos violenta en la mayoría de los casos; muertes silentes de miles de anónimos que nadie los ve, y que sólo aparecen en las estadísticas del Banco Mundial y otras instituciones burguesas. Pero también los hay más violentos con los mismos métodos de antaño, si antes eran los escuadrones de la muerte hoy se los disfraza con la delincuencia común. Está bien que se pueda participar “democráticamente”, lo que intriga es ¿A qué precio? Como vos dijiste en uno de tus poemas “…ser salvadoreño es ser medio muerto/ eso que se mueve/ es la mitad de la vida que nos dejaron/ Y como todos somos medios muertos/los asesinos presumen no solamente de estar totalmente vivo.” Pero también en este mismo poema nos das la solución casi al final nos dices: (…) “Todos juntos/ tenemos más muerte que ellos/ pero todos juntos/ tenemos más vida que ellos.” Del poema: Todos.

Como ves Roque, he compartido con vos (de paso) algunas de las cosas que pasan por aquellos lares. Si alguien te cuenta maravillas del pulgarcito, no es cuestión de dudar sobre lo que se diga, no, para eso están los puntos de vista, pero eso sí, no van a poder tapar el sol con un dedo por más que quieran. Todo punto de vista es la vista de un punto. El mío como ves, es el mío y el de muchos, de eso sí estoy seguro.
Un recuerdo afectivo y revolucionario para vos en estos días que se va a cumplir otro año más de tu vil asesinato.

Txamba Payés. Mayo de 2008

Carta a Roque Dalton

Aupi! Roque…  a 32 años de tu asesinato quería contarte muchas cosas de las que han pasado en el Salvador, de las que siguen pasando en ese pequeño país que algunos llamamos, con cariño,  pulgarcito de América.

Quería contarte cosas nuestras. Cosas de guanacos, de salvadoreños que ahora vivimos de la contemplación clandestina y del exilio. Sin embargo, no me sale nada,  sólo me salen estas diáfanas palabras para contarte con ellas mis broncas personales y colectivas.  Para decirte a vos que a medida que pasan los años estas más vivo, más presente en nuestras cotidianas vidas. Que  los valores por los que vos luchaste tienen más razón de ser.  A pesar de que la realidad demuestre todo lo contrario,  ya no sólo a los salvadoreños sino a todo el mundo.  Los gringos siguen jodiendo a todo dios, antes eran vietnamitas, hoy asesinan a iraquíes, afganos etc.

Te  descubrí con un pequeño libro que decía algo de Mía junto a los pájaros y  con La Ventana en el rostro no entendí porque el cristal me pegaba en la nariz.  Con El Mar me fui huyendo para sacrificar los peces que buscaban mis manos. Te leí en  El turno del ofendido en Los Testimonios , Poemas , Taberna y otros lugares y en   Los pequeños Infiernos me entregué a la concupiscencia manual y a las posturas acrobáticas del amor.   Me rompí las neuronas con El intelectual y la sociedad , y me exorcice con   Revolución en la revolución y la crítica de la derecha . Aprendí a leer la historia de los obreros y campesinos salvadoreños con tu  Miguel Mármol y los sucesos de 1932 en El Salvador,  y Las historias prohibidas del Pulgarcito me mostraste la otra cara de la moneda de nuestra historia. Mientras que con tu novela me esforcé por  no convertirme en un Pobrecito Poeta que era yo . Mientras acariciaba el néctar bicéfalo de   Los Hongos , volví a leer Un libro levemente odioso, y con el tiempo   Contra ataque para salir corriendo del pulgarcito de América y exiliarme a escribir mis tonterías que nadie lee.

Casi todos tus libros tienen algo de culpa de ser lo que soy, un escribiente de  groserías literarias malsonantes.  Tus  versos fueron  los que me invitaron a plasmar en el papel los míos.  Aunque  viviera de los cristales rotos y me comiera unas cuántas iguanas en la calles de san salvador siempre tenía algún poema tuyo rondando mi memoria. También  tus versos fueron los que me iniciaron en  el dialéctico camino de las tormentas clandestinas y guerrilleras. 

Con tus poemas hice canciones, las canté –y las canto- en los sitios que me invitan.  Antes de cantar tus poemas… explico porque la música se insinúa así, dicho de otra manera, porque suena así, y porque tiene ese sentimiento, ya que tus poemas son cabales expresiones del  pueblo salvadoreño, y, además tus versos, denuncian. Aunque te confieso que canto tus versos  para   romperle el culo a Villalobos.  Es mi manera de decirle   que vos estás en la historia y que él no.  A él se le recodará –se le recuerda- como el hombrecillo pueril  que se lanzo a los brazos de los gringos y de la burguesía salvadoreña. Son  ellos los que  le financian, le pagan por vociferar a los cuatro vientos las mentiras que le dictan los dólares,  y con eso,  desacreditar la lucha por la que vos viviste y escribiste.

Sus palabras hoy suenan más a mentira. Hoy  Joaquín Villalobos tiene la voz y la semblanza de un asesino, tu asesino. Hoy anda jugando a ser amigo de ellos. Muchos  salvadoreños creemos que siempre lo fue, un pequeño burgués y revolucionario de cafetín nunca se olvida de donde viene.  Vamos que por lo que a vos te acusaron y te asesinaron tus propios compañeros el 10 de mayo de 1975 de que eras de la CIA. Sin embargo y pasado el tiempo, él, Joaquín Villalobos es el que recibe las bien alabanzas de los gringos y de la oligarquía salvadoreña. Por fin dijo donde escondieron tu cadáver, por fin. Curiosamente dejaron tu cuerpo en el playón, que es el mismo sitio donde los escuadrones de la muerte, dejaban a todos los que ellos torturaban y asesinaban.

Han pasado ya, 32 años de tu muerte, y como dice tu amigo Eduardo Galeano siguen abiertas las venas de América latina. Aunque en el Sur la realidad esta demostrando que esas venas se pueden ir cerrando de a poquito a poco. En tu memoria te escribo esta carta,  para  quien quiera te la lleve y vos nos digas de  donde estés que Oh, amigos,/ es duro ver matando a los que descansan en paz,/ es más grave que quedarse solo/ sabiendo que uno no sirve ni para que lo maten!

El Salvador será un lindo y (sin exagerar) serio país. Roque Dalton.

Txamba Payes. Mayo de 2007

http://nopronunciesminombre.blogspot.com/

Viñeta de Adolfo Payés

LQSRemix

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