Silvio

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Una vez le preguntaron a Silvio por qué él no había hecho actos de contrición política y contestó que porque tampoco él había hecho actos de fanatismos ideológicos que lo obligaran a sentir culpa o necesidad de arrepentimiento.

Una vez le preguntaron a Silvio por qué él no había hecho actos de contrición política y contestó que porque tampoco él había hecho actos de fanatismos ideológicos que lo obligaran a sentir culpa o necesidad de arrepentimiento. Y agregó algo que es muy cierto: ni siquiera cuando ha hecho elogios en sus canciones se excede en celebraciones ni adula, más bien protege con la imagen de la poesía aquello que como él mismo diría, merece amor. A diferencia de otros, él no ha andado por la vida buscando aprobaciones ni perdones innecesarios.

El pasado viernes 7 de septiembre la televisión cubana transmitió un documental con motivo del 400 aniversario de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre en la bahía de Nipe, en el que Silvio fue igualmente honesto; no posó como un devoto y dijo que él no era un creyente pero que respetaba a la Virgen porque esta había acompañado al pueblo cubano en todas sus luchas. Desde aquellas libradas por la independencia de España, hasta las de hoy por el desarrollo y la soberanía.

Silvio ha dicho que él es de donde hay un río, nacido en San Antonio de los Baños; las deidades que habitan sus canciones tienen que ver con la magia y las mitologías paganas de esa región habanera que es el Ariguanabo. En su personal universo religioso hay unicornios, peces que vuelan, mujeres soles, trovadores de barro, gaviotas; como en el caso de Martí están la noche, la lluvia, la escarcha, el arroyo y algunos héroes o elegidos. Muy peculiares también, porque unos son guerrilleros que fundan continentes, otros son prisioneros intachables, marineros del buque Playa Girón o trabajadores de la Antillana de Acero en el Cotorro.

Silvio llenó el Carnegie Hall de New York y hasta hubo que programar una sesión adicional por reclamo del público, y hace solo unos días andaba precisamente por la barriada del Cotorro junto al trovador Vicente Feliú y algunos amigos bridando arte solo por amor. Allí Silvio visitó casas de cubanos sencillos, se entrevistó con la delegada del Poder Popular, conversó con los niños y por supuesto compartió sus canciones. Con él cantaron cubanos de varias generaciones, porque sus poemas y su estilo han quedado arraigados como parte de la cultura nacional. Las canciones de Silvio se escuchan en la radio cubana y en otras radios del mundo, incluyendo esa estación desde la que hacemos nuestro programa “La tarde se mueve”. Las obras de Silvio son cantadas en los conciertos de jóvenes soneros y rockeros, se usan en las bandas sonoras de las nuevas películas, son temas en las telenovelas y se estudian en las tesis de licenciatura de las universidades cubanas. Pero además de música y poemas Silvio lleva la alegría a los barrios más humildes de Cuba. A las prisiones ha llevado también la fe para que esas personas en situación tan difícil confíen en que un retorno a la sociedad es posible.

Recientemente un cura ha comentado con malicia y poco respeto en la televisión de Miami que Silvio es un privilegiado en Cuba. Estoy seguro que muchos estaríamos de acuerdo con esa observación, pero en sentido contrario. Porque Silvio tiene el privilegio del talento y la voluntad de trabajo. Gracias a eso ha podido fundar un proyecto cultural donde los jóvenes han grabado sus primeros discos. Silvio, que es amigo de artistas de la plástica y admirador de la pintura cubana, ha ayudado a estudiantes a sacar adelante su obra. Es además un puntal de la Fundación “Nido para Ángeles” en República Dominicana donde ayuda a niños afectados con parálisis cerebral. Habría otras muchas cosas que contar de la solidaridad de Silvio con causas de este continente, de la atención y recibimiento que le han dado algunos jefes de estado; pero como ya dije, no es amigo de las adulaciones ni participa del autobombo.

¿De dónde saca Silvio recursos para todos esos proyectos? Pues de su talento, de su arte. Porque las estaciones de radio y televisión siguen transmitiendo a Silvio, porque muchos intérpretes del momento les graban sus canciones, porque los LP de Silvio se atesoran como antigüedades y se renuevan cada día, porque compone y sabe arreglar temas, porque sigue llenando los escenarios por muy amplios que sean. Hace muy pocos días el diario chileno “La Tercera”, que no se dedica precisamente a hablar bien de la revolución cubana, comunicaba que se estaban agotando las entradas para el concierto que ofrecerá Silvio el 2 de diciembre próximo en el Estadio Monumental; que es solo una parada como parte de una gira internacional mayor.

El cantante cubano no ha olvidado jamás a su parroquia. El pasado 13 de agosto, cuando le preguntaron su opinión sobre Fidel, Silvio dijo con la serenidad y firmeza de otras veces que siempre ha admirado a Fidel como la figura histórica que es. Lo dice la misma persona que llena terrenos de fútbol y plazas con decenas y centenares de miles de seguidores, lo que demuestra que no hay que claudicar en los principios para tener éxito, sino más bien todo lo contrario. Ese, repito, es el único privilegio que tiene Silvio Rodríguez en Cuba y en el resto del mundo.

 * Publicado en Cubasí

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