Ucrania, el espejo nazi-fascista de Europa

Un nazifascismo de alpargata, pero no por ello menos peligroso y potencialmente letal como el hitleriano. EEUU y Europa están por la pinochetización del antiguo espacio post-soviético. Sus violentos peones de paja (admirables “demócratas” para el New York Times y sus asociados mediáticos europeos) han tomado el poder en Ucrania según los designios del Fondo Monetario Internacional y la CIA. Aunque algunos ya están empezando a ver que tanto radicalismo ultraderechista impulsado por Occidente (como dice Michel Chossudovsky, la palabra “neonazi” está prohibida en el lenguaje de los falsimedios) les puede aguar la apacible fiesta “robolucionaria” naranja de la OTAN. Pero es que tiene guasa que las pútridas democracias europas y la americana llamen a aquello “revolución”. Con el asco pestilente que han tenido siempre a los procesos revolucionarios. Claro que éstos, en el sentido etimológico de la palabra, tenían un marcado componente “izquierdista” y “marxista” y lo de Ucrania es una virginal revolución “democrática” del Pentágono.

No hay duda alguna: informes provenientes de Ucrania demuestran que Washington y la Unión Europea han financiado a elementos fascistas de corte ultranacionalista, a través de la llamada Operación Proxy, para desestabilizar los territorios de la antigua Unión Soviética, con el único objetivo de atacar en un futuro el corazón de Moscú.Pero Rusia, que parece que sólo habla en clave diplomática y no militar, ya movilizó su arsenal bélico en previsión de la penetración “silenciosa” de la OTAN en territorios aledaños a Moscú. En diciembre de 2013 desplegó una batería de misiles Iskander en la frontera ucraniana para contrarrestar cualquier amenaza de la organización terrorista atlantista. Y ha advertido que va en serio en Crimea.

En Ucrania no se ha instalado, sustantivamente, un gobierno neonazi (aunque la realidad objetiva nos muestre como tal su cara más grotesca), como dice Chossudovsky (luego matiza esto último), sino las diferentes sucursales terroristas (OTAN, Pentágono, CIA, organizaciones civiles tapadera de éstas, etc..) que Washington y Bruselas tienen a mano para organizar asonadas golpistas cuando alguien se aleja peligrosamente de Wall Street. Ya resulta un tanto cansino hablar de lo  mismo, pero conviene reiterarlo: todos estos movimientos-algaradas de corte neofascista y pro-occidental que han surgido en el Este de Europa llevan el marchamo de Washington, quien ha sufragado cuantiosamente a estos grupos para derrocar, por las buenas o por las malas, a quien no obedezca sus planes de IV Reich neohitleriano. Perderse en la iniquidad discursiva de botarates como el pseudofilósofo progre Alba Rico, para quien las roboluciones árabes y ésta de Ucrania estaban originariamente en manos de verdaderos “revolucionarios”, es perder miserablemente el tiempo.

En Ucrania se ha materializado un plan prediseñado desde la Casa Blanca y Europa. Si los mercachifles ucranianos de Obama y Merkel no se aupaban al poder por las buenas (como en otros países del Este ex comunista) lo harían por las malas. En Rusia, el objetivo último (junto a China e Irán) de EEUU, está sucediendo exactamente lo mismo: se está financiando generosamente a grupos opositores, terroristas o a payasos/as de ocasión (las Pussy Riot, el ajedrecista Kasparov, etc..) para movilizar protestas violentas de igual calado que las ucranianas

El escarnio periodístico occidental sobre Ucrania también es de órdago. En el infecto EL PAIS se pueden leer cosas como esta: EEUU y Europa intentan frenar a Putin para que cese en la escalada de tensión en Ucrania.La desvergüenza e hipocresía del periodicucho de la CIA no tiene precio, sobre todo cuando, a continuación, señalan lo siguiente: La crisis en Ucrania golpea a los mercados. Sin duda éste ha sido el fin último del golpe de Estado en ese país: que los mercados y sus terroristas financieros controlen el Este europeo. Una preocupación vital para EL PAIS (y los demás falsimedios): sostener a los gángsters financieros y demonizar al adversario ruso como en la “guerra fría”. Cómo no…titulares de corte serrano-suñerista: Rusia siempre será culpable, aunque ahora de comunista a Rusia sólo le quede el mausoleo de Lenin en la gran Plaza Roja.

Los intereses objetivos de Rusia en Ucrania (en particular, en la región de Crimea) se convierten, de facto, en injerencia intolerable para los mismos que no pestañean cuando EEUU financia terroristas en Siria o ha intervenido criminalmente en otros países sin ese formalismo bastardo que suelen emitir desde la ONU, o cuando Israel hace y deshace a su antojo, matando a placer niños en territorio ocupado palestino.

Ucrania es un país que está ahora mismo trufado de peligrosos delincuentes en el poder, una coalición donde el afirmar que hay formalmente “demócratas” es un mal chiste. Pero poco le importa al imperio y sus mercenarios europeos (nunca le importó en realidad, que se lo pregunten a sus dictadores de antaño) puesto que lo importante es que sus nazis de Ucrania se desvinculen de Rusia y pongan territorio ucraniano bajo el mandato del Pentágono y la OTAN para acosar y derribar al oso ruso. Y, en cualquier caso, cuando sus violentos monigotes de Euromaiden o Svoboda sean excesivamente molestos procederán al recambio con “demócratas” formales y se habrá completado el puzzle fascista americano-europeo.

Resulta cuanto menos sorprendente que un analista alternativo pretendidamente serio como Chossudovsky afirme que el “apoyo” a la formación de un gobierno neonazi (de Ucrania) no implica de ninguna manera el desarrollo de “tendencias fascistas” dentro de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso de EE.UU.¿De verdad no es una broma de mal gusto del canadiense?

* Urania en Berlín

– Imagen: el senador fascista estadounidense John McCain (centro) con sus amigos nazis ucranianos de Svoboda

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