Un ERE para la Zarzuela

Un ERE para la Zarzuela

España, como el resto de Europa y el mundo, sufre estos días una formidable crisis económica y financiera de consecuencias todavía imprevisibles. Nuestro presidente del Gobierno, el optimista y despistado señor Rodríguez Zapatero, que hace escasas semanas todavía andaba por ahí pegando patadas en la espinilla a cualquiera que osara pronunciar en su presencia la palabra maldita, ahora, después de caerse estrepitosamente del caballo a golpe de disgusto, la tiene permanentemente en su pensamiento y no para de viajar por Europa y Asia (y si le dejan, en un próximo futuro por la América profunda de su “amigo”Bush) tratando de quitarle la espoleta antes de que sea demasiado tarde y el tejido bancario español (según él uno de los mejores y más solventes del mundo) empiece a deshilacharse rápidamente como ya ha empezado a ocurrir en otros países de nuestro entorno, seguramente peores y menos solventes, pero más ricos que nosotros.
        
Pero de momento, hasta que el “tedax” Zapatero consiga desactivarla con más y más reuniones de alto nivel (que él propone y otros gestionan) esta crisis galopante está poniendo contra las cuerdas al país entero y los ERE,s (Expedientes de Regulación de Empleo) empiezan a surgir como setas en otoño en  toda clase de sectores productivos de la nación: construcción, automóviles, turismo, alimentación, hostelería…etc, etc. Hasta (cosas veredes, Sancho) los accidentes de coche (que llevábamos lustros sin poder controlar) y las multas de tráfico (que hasta hace muy poco crecían exponencialmente) están disminuyendo en las últimas semanas como consecuencia de la drástica reducción de los kilómetros recorridos por el conductor medio español, ante los sofocos que pasa cuando acude al surtidor.  

La crisis, está claro, no respeta nada ni a nadie y hasta instituciones tan altas, nobles y tradicionales como la monarquía española empieza a sufrirla en sus carnes al decaer ostensiblemente las actividades lúdico/festivas que desde siempre han sido fundamentales para su supervivencia y que en cierto modo justifican su razón de ser: regatas (con el Bribón en cabeza), cacerías de especies protegidas en países africanos y del Este de Europa, esquí en Suiza, carreras de caballos en Londres,  turismo oficial por Extremo Oriente, bodas reales con viaje de Estado incluido, onomásticas de miembros (y miembras) de la realeza europea en el exilio (también con viaje de Estado previo), recepciones de mandatarios extranjeros (con preferencia dictadores y tiranos árabes con petrodólares)…etc, etc
        
Por todo ello, y puesto que los ERE,s están desgraciadamente en el candelero en este país y afectan a todos, al humilde historiador que redacta estas líneas se le acaba de ocurrir, sin un ápice de acritud por supuesto, que quizá fuera bueno que la empresa nacionalizada por Franco “Ente Público Hereditario Español La Zarzuela SL (EPHELZSL)” se acogiera también a la legislación vigente y solicitara de la autoridad competente (Las Cortes españolas) un Expediente de Regulación de Empleo de, por lo menos, un año de duración (prorrogable indefinidamente) y que afectara a la totalidad de la plantilla de su principal departamento: el de “divertimentos y relaciones internacionales”. Empezando ¡claro está! por su director general, don Juan Carlos de Borbón (antiguo cadete Juanito) y su profesional esposa Doña Sofía (alias La Griega); continuando después por el heredero de tan benemérito chiringuito institucional, el espigado porno/trabajador de la revista El Jueves don Felipe de Asturias y su morganática esposa que, después del último “restyling” que le hemos pagado todos los españoles, exhibe menos nariz y más tetas; y terminando por el último de los alabarderos incorporado al Regimiento de la Guardia Real (antes del Generalísimo) que, evidentemente, no tiene ninguna culpa de que el capitalismo occidental haya entrado en crisis por la codicia y la estupidez de los banqueros, pero que tampoco tiene por qué ser más que cualquier trabajador de  multinacional arrojado a las tinieblas del paro por el siniestro espantajo de un ERE oportunista.

Sólo existe un pequeño inconveniente para que esta regia regulación laboral pueda ser efectiva y sirva para que los ciudadanos de este país empecemos a ahorrarnos los casi nueve millones de euros (mil cuatrocientos millones de las antiguas pesetas) que nos cuesta el  “rescate” anual de tan inútil organización empresarial y que, por cierto, el próximo año (de congelación salarial, sangre, sudor y lágrimas) verá aumentado sus emolumentos en 230.000 euros (38 millones de pesetas). Me estoy refiriendo al tradicional y simpático (Rajoy lo llamaría de otra forma) discurso de Navidad del jefe del Estado. Si el rey está de baja laboral ¿quién dirige a los ciudadanos el trascendental mensaje que guíe sus almas durante los doce meses siguientes?

Pues sí, no deja de ser un pequeño problema pero creo que con fácil solución. Por los servicios competentes de TVE se podría rescatar, ahora que estamos en plena fase de ejecución de la ley de la “memoria histórica”, un buen discurso de Navidad de Franco, a poder ser de su primera época cuando tenía menos voz de vicetiple y más mala leche, y así muchos jóvenes de este país, que nunca conocieron la dictadura, podrían deleitarse con la castrense fisonomía del fundador del régimen “democrático” que disfrutamos en la actualidad; y, por supuesto, del no tan democrático que le precedió.

 
Y si esto del discurso de Franco no gustara demasiado a los ejecutivos de TVE, entonces se podría poner al alcance de todos los españoles el vídeo de la ceremonia del 23 de julio de 1969, en la que el entonces príncipe Juan Carlos agradeció a su caudillo y mentor la designación como su heredero a título de rey, con aquellas memorables palabras:

"Mi general, señores ministros, señores procuradores:

Acabo de jurar, como sucesor a título de rey, lealtad a Su Excelencia el jefe del Estado y fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino.
 

Quiero expresar, en primer lugar, que recibo de Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo Franco, la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes, pero necesarios, para que nuestra patria encauzase de nuevo su destino."

¿A que sería una buena solución? Yo pienso modestamente que sí pues muchos españoles podrían así darse cuenta, muchos años después, de la rueda de molino que les hicieron tragar en diciembre de 1978 a cuenta de unas supuestas libertades y unos deseables derechos que, en buena medida, la modélica transición perdió por el camino. 

Lo dicho. ¡Un ERE para La Zarzuela! Crisis sí, pero para todos.

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(*) Coronel del Ejército, escritor e historiador

LQSRemix

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