19 de mayo de 1895: muere José Martí en la batalla de Dos Ríos

19 de mayo de 1895: muere José Martí en la batalla de Dos Ríos

Por Daniel Alberto Chiarenza

José Martí nació en La Habana el 28 de enero de 1853. Poeta, escritor, periodista, político, fundador del Partido Revolucionario Cubano y promotor de la guerra de independencia, es el héroe nacional cubano. Fundó y dirigió Patria, el órgano oficial del partido revolucionario Cubano. Fue autor de Ismaelillo, Versos sencillos, Flores del destierro, El presidio político en Cuba, Nuestra América.

Luchando por la independencia cubana. Combinar la lucha de clases con la liberación nacional

En enero de 1892 se efectuó el Congreso Regional Obrero. Entonces, los anarquistas plantearon por primera vez la lucha anticolonial, posición que condujo a las autoridades españolas a clausurar el evento obrero. “En la ponencia anarquista se hacía mención del socialismo revolucionario, así como su apoyo a la independencia de Cuba”.
Martí fue un nacionalista revolucionario que comprendió la necesidad de concretar un gran frente anticolonialista -de carácter policlasista- para lograr la ruptura del nexo colonial con España. Su visión fue haber comprendido que los trabajadores manuales e intelectuales constituían la columna vertebral del movimiento. Por eso, tuvo especial preocupación en ganar para esta causa a los obreros cubanos que trabajaban en Estados Unidos y, fundamentalmente, a los que eran explotados en su misma tierra. De ahí sus estrechos contactos con Carlos Baliño, el primer marxista cubano.

Carlos Baliño

Esta relación tan estrecha entre Martí y Baliño fue el resultado de una confluencia ideológica excepcional para su tiempo: la de un nacionalista democrático que comprendió el papel de la clase trabajadora en la lucha anticolonial y la de un precursor del marxismo que entendió la necesidad de combinar la lucha de clases con la liberación nacional. Fue la primera vez en la historia de América Latina que un demócrata de avanzada coincidía sin reservas con un pensador y luchador marxista.

El proyecto de Martí se diferenció del resto de los movimientos anticolonialistas latinoamericanos por tener una conducción política de carácter partidario. Fue la única revolución contra el imperio dirigida por un partido, no por un caudillo ni por un grupo escogido de la burguesía criolla, como fueron las revoluciones de 1810 a 1820. Otra especificidad importante fue que el Partido Revolucionario Cubano no tenía un liderazgo burgués, sino que era un partido policlasista donde la dirección hegemónica estaba en manos de la intelectualidad, de sectores obreros de avanzada y de jefes militares nacionalistas que, como Maceo y Gómez, habían participado en la primera guerra de liberación de los Diez Años.

En las bases del Partido Revolucionario Cubano también se expresaba un profundo planteo latinoamericanista al decir que no sólo se luchaba por la Independencia de Cuba sino también para “fomentar y auxiliar a la de Puerto Rico”. La estructura del partido no era verticalista sino que daba bastante autonomía y posibilidad de una práctica de democracia horizontal. El Partido Revolucionario Cubano “funcionará por medio de las Asociaciones Independientes, que son la base de la autoridad, de un Cuerpo de Consejo constituido en cada localidad con los Presidentes de todas las Asociaciones”. A partir de allí comprendió que la única posibilidad de liberar a Cuba era con la prosecución de la lucha armada contra el Colonialismo y el Imperialismo.

La reivindicación planteada pasionalmente por “El Apóstol” –así es como reconocían la labor de José Martí- no era solo desde la liberación nacional, sino que iba en contra de la “sacarocracia” –propietarios de las tierras donde se cultivaba y de los grandes ingenios azucareros de la Isla-: cipaya del imperialismo que había atenazado a Cuba socialmente, sin posibilidades de una construcción de progreso dentro de esos límites lacayos y deshumanizados, de aspirar a subir un solo peldaño en la escala social, pero si con posibilidades de siempre retroceder en este esquema de dependencia nacional y clasista. Por eso el héroe nacional José Martí profetizaba “El pueblo que confía su subsistencia a un solo producto, se suicida”. Completó después con “El pueblo que compra manda, el pueblo que vende sirve; hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertad; el pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse vende a más de uno”.

Campamento de Dos Ríos

“EL TESTAMENTO DE MARTÍ:
“En el campamento, en mangas de camisa, Martí escribe una carta al mexicano Manuel Mercado, su amigo entrañable. Le cuenta que todos los día corre peligro su vida, y que bien vale la pena darla por su país y por mi deber de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas a los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser… Derramando sangre, escribe Martí, los cubanos están impidiendo la anexión de los pueblos de nuestra América al Norte revuelto y brutal que los desprecia.. Viví en el monstruo y le conozco las entrañas –y mi honda es la de David. Y más adelante: Esto es muerte o vida, y no cabe errar.
“Después, cambia de tono. Tiene otras cosas que contar: Y ahora, le hablaré de mí. Pero la noche lo para, o quizás el pudor, no bien empieza a ofrecer a su amigo, esos de adentro del alma. Hay afectos de tan delicada honestidad… escribe, y eso es lo último que escribe.
“Al mediodía siguiente, una bala lo voltea del caballo”. Eduardo Galeano: Memoria del fuego. II. Las Caras y las Máscaras. Argentina, Siglo XXI, 1988.

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