Alejandro, uno de los nuestros

Alejandro, uno de los nuestros

Alejandro

Por Iñaki Alrui. LQSomos.

A Alejandro Pacheco Yepes “Duero”, fallecido el lunes 4 de julio 2022

Irreconocibles, 1979, en un descampado de Vallecas. Alejandro es el tercero, de pie de derecha a izquierda. Aquellas cámaras, aquellos carretes…

No recuerdo exactamente cuándo nos encontramos.
El tiempo va difuminando las fechas y datos concretos, pero sin embargo hace más fuertes los recuerdos. No sé si fue en el 78 o en el 79, en aquel local de la calle Arenal, donde los jóvenes M-L nos preparábamos para cambiar el mundo y acabar con la monarquía heredada.

Venías de la organización, de dentro, y llegaste cargado de conocimientos y pedagogía. Para muchos que pateábamos las calles de nuestros barrios, de la ciudad, fuiste un soplo de aire fresco. no tenías ni un ápice de la rigidez de los cuadros políticos, y te hicimos enseguida de los nuestros.

Éramos una organización pequeña y peleona, pero todos y todas íbamos a lo mismo. Nunca teníamos que mirar atrás para saber que íbamos acompañados. Tú nos diste alegría, nos enseñaste a ver el lado positivo de todo. Éramos capaces de hacer chistes después de que nos aporreara la policía. Corrimos, andamos, compartimos barricadas y levantamos los puños al unísono desafiando al poder. Fue en esos maravillosos años que son la juventud, donde siempre notas el aire fresco en la cara y donde la amistad se hacía más fuerte con nuestro “¡Salud, camarada!”.

Tenías talento para escribir y para dibujar, y contabas las historias de maravilla. Pero si había algo que destacar por encima de todo eso, era tu capacidad de análisis, de reflexión, saber entender las situaciones para poder concretar y buscar salidas, soluciones.

No sé cómo contar tantas cosas que quisiera, no sé cómo poder decir lo que eras y quién eras cuando lo único que siento es que te has ido.

Pero sin embargo quiero decir algo, y quiero decirlo ahora, justo cuando has dicho adiós, cuando se ha cortado la relación que nos daba la vida.

Puede parecer que colaborar juntos en militancias fuera algo frío e impersonal, y sin embargo para nosotros aquello era una forma de vivir, de compartir y de aprender todos los días. Cada vez que gritábamos o levantábamos nuestras banderas juntos, también compartíamos las realidades familiares que vivíamos, nuestros proyectos personales y las canciones. Siempre dijiste que debíamos tener canciones, que era una forma de identidad y de amistad. Ponías música a la vida y eres ya parte de la banda sonora que nos acompaña. Dimos muchísimas horas a nuestro activismo, teníamos que ser muy intensos, rápidos, teníamos casi todo en contra y nunca aceptamos el sistema que nos estaban imponiendo. Ser republicano, en aquellos años, era un delito. Y nadar a contracorriente con tanta fuerza hizo que todas las personas que compartimos luchas nos uniéramos más como compañeros, como amigos. Superábamos a diario nuestros miedos —que todos los teníamos y tenemos— para enfrentarnos al sistema cara a cara.

Hubo un tiempo que perdimos el contacto para volver a reencontrarnos con el inicio del siglo y volver a hablar como si el último día hubiera sido anteayer, como si no hubiera pasado el tiempo pero siendo más maduros.

Ya no éramos jóvenes de edad, pero sí de espíritu. Reflexionamos sobre los tiempos pasados, con el gran acierto de saber reconocer todos nuestros errores o equivocaciones sin maldad. Y reflexionamos también sobre la sociedad actual: seguíamos teniendo una visión global de cómo tendría que ser el presente y el futuro. Para entonces, estaba recién iniciado el proyecto de información alternativa de LoQueSomos, y en poco tiempo te pusiste a trabajar y añadir todas tus artes: escritos, dibujos, logos, carteles y sugerencias que ahí están hoy. Nunca querías figurar con tu nombre porque querías que todo fuera colectivo, y tuvo que pasar mucho tiempo para que en la web apareciese el nombre de Alejandro Pacheco en vez del seudónimo “K.R.”, con el que querías figurar.

LoQueSomos era solamente una parte de muchas. Otra fue la editorial El Garaje, a la que me fui acercando cada vez más, de tu mano, y que sirvió como reencuentro de amigos o compañeros que tampoco renunciábamos a ser jóvenes de pensamiento ni a querer cambiar las cosas, en medio del placer inmenso de ser parte del nacimiento de libros.

Después de montar la exposición “Presos políticos” de Santiago Sierra, censurada en ARCO 2018, en la FAL

Otra parte importante fue ser siempre conscientes de que la lucha se hace en las calles. Con tus buenas artes llenamos la ciudad y las redes de estupendos carteles, que siempre llamaban a seguir peleando, a no rendirse. Y te volcaste en todos los proyectos en los que participábamos los compañeros, los amigos. Quienes no te conocían pronto se hicieron eco de ti. Siempre recordaré el cartel que diseñaste cuando organizamos una charla con Martxelo Otamendi y David Fernández; la fuerza del cartel fue sonada: “Por qué nos vamos”, se llamó la charla. Y como siempre, desinteresadamente, con esa ética y honradez de quien tiene principios tan grandes como sus sueños, colaboraste y fuiste parte de Madrileñ@s por el Derecho a Decidir, de La Comuna, de Acercar-Convivir, de la Consulta Popular Monarquía o República del 2D, y de otras decenas de iniciativas más que me estaré olvidando.

Tu implicación nunca era solamente hacer un cartel: eras exigente con los comunicados, meticuloso con las notas de prensa, y por supuesto siempre estaba tu presencia, tu gran capacidad de análisis y reflexión.

Por otro lado, qué puedo decir de tus dibujos, las cubiertas de libros, las ilustraciones de interiores que has dejado en El Garaje ediciones; qué se puede decir que no hayan dicho los autores de esos libros, que siempre admirados, te devolvían grandes piropos de gratitud. El Garaje ediciones, ese otro punto de encuentro para hablar mucho más allá de los libros, con aquellas profundas conversaciones con gentes diversas en torno a la gran mesa, llenas de reflexión pero con espacio para las risas.

Llevo un rato escribiendo y tengo la sensación de olvidarme de todo lo importante de ti, todo lo que tendría que contar, todo lo que me gustaría decirle al mundo que has sido y serás, nunca quedarás en el olvido. Ya sabes que siempre necesito guiones, porque sino me pierdo. Precisamente en la última reunión de El Garaje, en la que después de un tiempo volviste a aparecer entre muchos amigos y amigas, me recordaste al oído, después de que yo soltara una chapa, que no había mencionado Arte Guillotina…

Arte Guillotina fue uno de los grandes proyectos a los que te dedicaste en cuerpo y alma. Fue una de tus grandes visiones, con esa idea de que la cultura debe contribuir como motor de los cambios que deseamos. Para que los proyectos salgan adelante, hay que dedicarles muchas horas, mucha constancia y mucha ilusión, algo que tenías a raudales. Y la exposición itinerante Arte Guillotina, gracias a tu tesón, recorrió varias ciudades hasta que llegó la pandemia, que cercenó el proyecto. Estaba ahora como asignatura pendiente de retomar. Y la retomaremos, tu semilla no habrá caído en suelo yermo.

Quizá para terminar, en la duda de si he logrado decir algo, lo único que he buscado es decirte que te quería, que te apreciaba, que siempre he aprendido muchísimo de ti, de principio a fin, que siempre me he sentido mucho más seguro en todas las militancias después de hablar contigo, porque sabías ver claras las cosas y transmitirlas.

Ayer precisamente, desde la pena, el dolor, la tristeza, pues todos sabíamos que estabas muy mal, me puse a repasar los cientos y cientos de mails que hemos intercambiado a lo largo de los años, y a recopilar diseños, imágenes, carteles…. Por eso soy consciente de que no puedo contar todo lo que has sido en tan poco espacio, y mucho menos en este momento.

Pero sí hay una cosa que me guardé de un mail, en el que te hacía una pregunta y te llamaba, parafraseando el viejo verso, “compañero del alma”. Cuando me contestaste, al final me decías: “Gracias por lo de compañero del alma. Que así sea siempre”.

Así será.

Adiós, Maestro (¡No me llames maestro!*)

* Tu gran humildad te hacía revolverte cada vez que te llamaba “maestro”, pero para mí lo eras.

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3 thoughts on “Alejandro, uno de los nuestros

  1. Lo recuerdo, siempre con una sonrisa, en la calle Arenal. Siempre insistiendo en que leyéramos. Salud y Republica, compañero.

  2. Los amigos y camaradas de Alejandro lo dejan bien claro, tienen años de razones para quererle. Ahí es nada. . Los demás, que, al menos, podamos conocer esa obra. tan bella como comprometida. No podía imaginar que el magnífico logo LQS y otras tantas cosas fueran obra suya. Imaginad algo . Gracias.

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