Algunas raíces de la rusofobia en Alemania

Por Acacio Puig*
Durante el período de alianza tripartita “Semáforo”, de socialdemócratas, verdes y liberales, ha sido evidente la constante ofensiva político-mediática teñida de rusofobia (censura de medios rusos, supresión actividades culturales del mismo sello, sanciones y amenazas…)
Leyendo estos días un relato de Klaus Mann, fechado en mayo de 1945 e inserto en la recopilación “1945: el año de la catástrofe” (1) recupero el momento en que Klaus describe su conversación con un alto jefe de las SS, internado entonces en un Campo de Concentración próximo a Trento, tras la definitiva derrota del ejército alemán en Italia.
El despechado nazi le decía a Klaus que “anglosajones y alemanes debían estar juntos porque el alemán y el estadounidense están racialmente emparentados, poseen sangre y cultura nórdicas, en contraposición al ruso que no posee ninguna cultura (…) ni formación, ni disciplina (…) los rusos son bárbaros y quieren dominar Europa”. Irritado y resentido, el mando de las SS denunciaba la alianza internacional antifascista, que incluía a los rusos, como “un cuento lamentable” y añadía “que pronto todo empezaría de nuevo y norteamericanos y alemanes marcharemos juntos contra los bolcheviques”.
El texto de Klaus Mann -escritor exiliado en USA- de título “An Prof. Thomas Mann, New York” fue redactado desde Baviera, con formato de carta de felicitación a su padre Thomas Mann en su septuagésimo cumpleaños y se inicia relatando su destino como corresponsal de guerra en Europa de la revista estadounidense Stars and Stripes.
La larga historia posterior a la derrota del Eje, ilustra -ciertamente con discontinuas etapas y acentos- el latente afán alemán de revancha (esencialmente, el afán de su clase política) tras la derrota y subraya las cabreadas predicciones del interlocutor nazi de Klaus: el secuestro de la soberanía alemana por las fuerzas de ocupación y después por Estados Unidos, el rol asignado a Alemania desde el inicio de la Guerra Fría durante el periodo en que el muy conservador Konrad Adenauer asumió la cancillería (1949-1963) de la República Federal. En definitiva el alineamiento sumiso de Alemania a las órdenes estadounidenses y su falta de autonomía en el tablero geopolítico.
Más tarde, llegó el muy contradictorio tiempo de los negocios y del abastecimiento energético ruso a bajo coste… que concluyó por reventones conocidos durante el período de integral enfrentamiento OTAN-USA-UE frente a Rusia. Hoy, la guerra se emponzoña, y está lejos de desembocar en una salida negociada y política al desastre en curso.
Durante el período de alianza tripartita “Semáforo”, de socialdemócratas, verdes y liberales, ha sido evidente la constante ofensiva político-mediática teñida de rusofobia (censura de medios rusos, supresión actividades culturales del mismo sello, sanciones y amenazas…). Han sido años en que brilló el descerebrado verbalismo de la ministra de exteriores Annalena Baerbock; la exministra de los Verdes no escatimó las proclamas belicistas, el aliento a la persecución de medios no alineados con el discurso rusófobo, las detenciones de pacifistas y las fanfarronadas en cadena que ilustraban un día tras otro su soflama: “¡Estamos en Guerra con Rusia!”. Eslóganes profusamente reiterados hasta los resultados electorales del pasado febrero y el cambio de gobierno, que no de política.
Tras las nuevas elecciones, se profundiza la estrategia de confrontación del gobierno del canciller Friedrich Merz, el hombre de Blackrock, también guerrero y rusófobo, líder de CDU…y continúa el acelerón de la escalada militar alentado por los tres en línea férrea: Merz, Macron y Starmer. El coste: deserciones en CDU, crecientes rechazos de la población a la política de guerra y militarización, dudas empresariales sobre las previstas reconversiones: ¿del automóvil al tanque?
Porque el presente es amenazador. Los Taurus (aventurera decisión excluida de debate parlamentario y que diversas fuentes dicen que ya están en destino) más el reciente despliegue de tanques en Lituania. Medidas trufadas de ilusiones irresponsables, propagandísticas y comerciales… cuando no ridículas. Un alto mando militar alemán explicaba estos días en medios, que los más de medio centenar de tanques desplazados a Lituania requieren, para su abastecimiento energético, del orden de mil súper camiones cisterna de diésel y que el ejército alemán solo cuenta con 70 monstruos de esas características.
(Claro que puede soñarse con un nuevo “milagro alemán” que los reciba de algún cielo o que los fabrique a toda prisa; aunque no es tan fácil: porque no se trata simplemente de producir furgonetas volkswagen y tampoco parece que la “Locomotora” esté, a día de hoy, sobrada de combustibles).
Nota:
1.- “1945: el año de la catástrofe” / Barral Editores, 1971 / (Testimonios autobiográficos de escritores sobre la derrota nazi, recopilados por Hans Rauschning y editados en Alemania Occidental en 1970, con título Das Jahr´ 45. Los escritores que entonces habitaban la RDA renunciaron a participar en esa recopilación).
*.- Miembro del Colectivo editorial LoQueSomos.
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