Amasando la música. Ritmos de ‘Panaderas’ de Masamadre en Trescasas

Amasando la música. Ritmos de ‘Panaderas’ de Masamadre en Trescasas

Por Fátima Martín*

En la segoviana Trescasas, histórica tierra de serranas, se está cociendo algo con mucha miga: Un proyecto de música tradicional acompañada con instrumentos de cocina por parte de las mujeres del pueblo y sus hijos. Interpretan los llamados ritmos de Panaderas, entre otras canciones de transmisión oral, con útiles como cucharas, morteros, almireces, botellas de anís, castañuelas, conchas, carajillos, panderetas, hueseras y, por supuesto, con las manos en la mesa y en la masa acompasando la propia voz. Se aglutinan alrededor de la asociación cultural Masamadre, cuyo nombre no puede estar más sembrado. Ya han actuado en el pueblo el Día de la Música y en el II Cambrones Fest, enmarcado en la Semana Cultural y las Fiestas Patronales de la localidad. FemeninoRural tuvo el privilegio de entrevistarlas durante uno de los ensayos en la Biblioteca Municipal

“Lo más bonito es que es intergeneracional”

Panaderas es el nombre que recibe un tipo de canción de faena inspirada durante las jornadas de trabajo en el medio rural de Castilla y León. Pudo tener su origen en la necesidad de amenizar aquellas labores largas, monótonas o mecánicas que podían someterse a una base rítmica, como los cantos de siega o de vendimia, o las tonadas durante la esquila, la molienda o el amasado.

“Antiguamente, nuestros antepasados se cantaban para aliviar su trabajo, contarse historias y consolarse de sus penas. Cada oficio tenía su ritual y la música era una forma de acompañar y de seguir el mismo ritmo. Hay varios tipos de Panaderas. Las Panaderas de pan duro son más tristes. El ritmo de las Panaderas es un juego, una prueba de habilidad que nace frente a una mesa vacía. En los años de hambre verdadera, con las manos y las mesas vacas y sin instrumentos, engañábamos al hambre con estas canciones de tribu y de cocina. Así, nuestras abuelas y abuelos consiguieron ser más lista/os que el hambre. Ella/os sí que eran la generación de la sostenibilidad. No tiraban nada. Reciclaban todo. Hacían música con todo. Con los instrumentos que tenemos en casa: incluso con la tabla de lavar. Cuando se moría el gato, hacían un parche a los panderos y no desperdiciaban ni el cascabel”, explica Beatriz Rojo, impulsora de la iniciativa, que además de concejala de Cultura de Trescasas es profesora de música.

Panaderas de pan duro
Hambre, piel, madera y vino
El corazón de esta mesa
Suena lo mismo que el mío

(…)

Tengo dos manos honradas
Tiernas y duras a un tiempo
Tengo ganas de cantar
Sembrar romero en el tiempo

(…)

Panaderas de pan duro
Arrulladas en alambre
Si las miras a los ojos
Se puede engañar el hambre

(…)

Alrededor de una mesa
Cuando el plato está vacío
Es un manjar para el alma
la canción con su estribillo”

Fragmentos de las Panaderas de pan duro. Letra y música original de El Naán

¿Cómo se formó esta Masamadre?

¿Cómo se formó esta Masamadre? , con motivo del pasado Día de la Música, desde Cultura se quería lanzar para el pueblo un taller gratuito de folklore trabajando con instrumentos tradicionales y de cocina. Y se pusieron manos a la obra. Dan forma a este proyecto una veintena de vecinas/os del pueblo. Las adultas son todas mujeres y casi todas madres. “¿Qué ha pasado? Que la/os hija/os se han sumado. De modo que hay niña/os desde los 9 a los 15 años. Hombres adultos no hay, pero la actividad está abierta a toda/os. Echamos de menos a algún hombre y a alguna abuela. Llegar a las tres generaciones sería maravilloso. Masamadre es la mejor masa de la que sale el pan. Somos madres e hija/os. Queremos que perviva nuestra memoria, como una semilla, y que cuando ella/os sean abuela/os, se lo canten a sus nieta/os para perpetuar la tradición”, comenta Beatriz, para quien “lo más bonito es que es una actividad intergeneracional”.

Laura, una de las integrantes del grupo, coincide con ella: “Lo más bonito de este tipo de actividades, además de aprender nuevos ritmos, de aprender parte de nuestra cultura, de conocer lo que hacían nuestros antepasados…, lo más bonito es que nos juntamos un grupo de personas de diferentes generaciones que nos permite conocernos y establecer lazos, que pasamos muy buenos ratos en los ensayos y que se crea un entramado cultural de lo que cada una aporta, que nos enriquece personalmente a todas”.

Rosa también se siente feliz con la iniciativa: “Hay un ambiente estupendo. Y hacer esta actividad con mi hija mola mucho”, confiesa. Valeria, su hija, se muestra igual de encantada: “Hasta sueñas con las canciones”, reconoce. “Con la/os hija/os, es un plus, reafirma Eva. A su hija, Aurora, lo que más le gusta es poder tocar con sus amigos. Del repertorio destaca la jota, “porque la gente se une a bailar y me parece muy bonito que la gente participe”. Además, le encanta que haya gente con y sin experiencia musical: “Nos enseñamos la/os una/os a la/os otra/os”, apunta.

Para Eva, “ha sido una experiencia maravillosa, porque no solo se mezcla la música, también compartimos momentos y nos permite sumergirnos en las generaciones anteriores, algo que me apasiona. Volver a la raíz. Me aporta mucho. Me da mucho bienestar”. En la misma línea se pronuncia Ana: “No soy de Segovia, pero el folklore me gusta muchísimo. Me hace unirme con la tierra de mis hija/os y mi marido y compartir con estas mujeres maravillosas”.

Así, se se han estado juntando durante unos dos meses en la Biblioteca del pueblo con el objetivo de que “la tradición oral pase de generación en generación. Esto no lo vamos a escuchar en la radio ni en Spotify. Y si no es así, se pierde”, asegura Beatriz.

Repertorio: Panaderas, Cucharas y más

En el repertorio de Masamadre se puede escuchar una canción de Cucharas. Es una introducción instrumental con aires de ida y vuelta y acompañamiento con estos cubiertos metálicos.

A continuación, interpretan la canción de Panaderas ‘Diciendo tu madre’ a capella, a dos voces, tan solo con la percusión de sus manos y su voz.

Luego repiquetea ‘La Cigüeña’, recogida por el folklorista segoviano Agapito Marazuela, animada con almireces, morteros y cucharas. (Versión del Nuevo Mester de Juglaría).

En su actuación en el marco del II Cambrones Fest, las integrantes de Masamadre, ataviadas con falda larga de labor, blusa, mandil y significativo pañuelo a la cabeza, hicieron vibrar a un pueblo que atesora una rica historia y que cada vez es más consciente de su raíz. Bailaron la jota niña/os y mayores y, entre el público, se pudo ver a miembros de grupos folk con tanta solera como El Nuevo Mester de Juglaría o A Traque Barraque, vecina/os también de Trescasas. Al finalizar la jornada, algunas de las intérpretes de las Panaderas participaron en el concierto del grupo de folk irlandés The Green Tones.

Y finalmente, se hace la fiesta con la Jota de Chatún con todos los instrumentos. (Versión del Nuevo Mester de Juglaría).

A lo largo del festival, se ha podido disfrutar del Taller de Pandereta con Cris Zagaleja. En Masamadre reconocen que “hay un resurgir de la tradición”, con referentes como Vanesa Muela, folklorista de Valladolid o grupos que cultivan y refrescan la raíz étnica de la tradición como Mayalde o El Naán.

En los ensayos de Masamadre conviven las músicas tradicionales de tradición oral con camisetas de Guns&Roses o Rolling Stones. Hay miembros con conocimientos musicales y miembros sin ellos. “No es requisito. Esto se basa en algo tan natural como el ritmo. Todo el mundo puede hacer música. El folklore es algo tan intrínseco que todo el mundo puede hacerlo. Es música del pueblo. De toda/os, para toda/os. Nos identifica como comunidad”, apunta Beatriz.

“Son canciones que sentimos. Además, nos hacen darnos cuenta de que somos capaces de hacer más cosas de lo que creemos. Nos empodera”, reflexiona María. “La profe creyó en nosotras desde el principio. Salíamos de los ensayos con moratones y ampollas en las manos. Lo más difícil es saber coger las cucharas. Al principio, duele. Las manos sudan…”, reconocen entre todas. A lo que la profe responde: “Yo sabía que lo iban a conseguir. Sabía que al final, sale. A pesar de que no es fácil disociar el cuerpo y la voz. Es un trabajo multitasking (multitarea) que requiere concentración. Ellas no creían que fueran a ser capaces”. “Y ahora queremos más”, aseguran. Para terminar, Rosa pronuncia un deseo compartido: “Que se hagan más cosas como ésta, que son las que hacen pueblo”.

* Fátima Martín es periodista, coautora, junto con Jérôme Duval, del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria editorial 2016. Actualmente está desarrollando el periódico ’online’ FemeninoRural.com.
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