Apología de los informes sobre trabajo y comercio

Apología de los informes sobre trabajo y comercio

Por Eduardo Camín*. LQSomos.

Si siempre fue difícil estar informado, ahora posiblemente sea peor. Hoy la información forma parte del fetichismo del mercado y ya no opera sobre la inteligencia, sino sobre la psicología, no manipulan la consciencia sino sus deseos y temores inconscientes

Entre la distracción y el impacto real

Muchos son los temas que generalmente van de la mano de los diferentes informes proporcionados por organismos internacionales pero, en este caso se hace necesario darles un enfoque contextual y subrayar las dudas que genera la convergencia del comercio internacional y el trabajo decente, en la dinámica actual del neoliberalismo. Activar la capacidad crítica, no solo como mecanismo de denuncia, sino para enfatizar la manipulación externa.

Un reciente informe de la OIT destacaba que “por su capacidad para generar empleo y aumentar la productividad, el comercio internacional ha sido considerado históricamente un motor de crecimiento económico y de prosperidad”.

Pese a dar por válida esta noción de que el mundo en su conjunto ha ganado en prosperidad e interconexión gracias a la rápida evolución de la globalización y del comercio, se debe señalar que este proceso también ha ido acompañado de múltiples derivas generando problemas importantes.
Entre los más significativos figuran tendencias generalizadas en el mercado de trabajo relacionadas con el comercio internacional (y con la tecnología), como la polarización del empleo y el aumento de la desigualdad de los ingresos en muchas economías desarrolladas, y la informalidad, la explotación laboral y la desigualdad entre regiones en las economías en desarrollo y emergentes para utilizar un lenguaje onusiano .

Buena parte de los estudios existentes giran en torno a los efectos distributivos del comercio internacional en los trabajadores, examinando específicamente los resultados en materia de empleo y salarios. No obstante hay una tendencia a destacar menos, u olvidar las desigualdades entre el capital y la mano de obra y dentro de ellos; los países; las regiones; los tipos de empresas y los trabajadores.

Huelga decir que esta desestimación inevitable de los cambios que se operan al mismo tiempo en la situación económica – verdadera base de todos los acontecimientos que se investigan – tiende a ser una omisión del sistema y la implementación de sus políticas neoliberales, que nos conduce sutilmente a una base de errores o una falacia de la verdad a medias.

Lo cierto es que se registra mucha menos investigación sobre los efectos del comercio internacional en las modalidades laborales, las condiciones de trabajo y otros aspectos del empleo, muchas veces aspectos propios del ámbito del tan mentado “trabajo decente”.

Un término que por otra parte, nos remite a un concepto multifacético, pero que en realidad se refiere al trabajo que es productivo y que proporciona ingresos justos, derechos en el trabajo y protección social, y al componente de diálogo social.

Mientras tanto la realidad actúa, segura, sin pausa, lejos de las multinacionales del humanismo, lejos de los sesudos debates. Acorralados por las grandes desigualdades los trabajadores que van quedando rezagados y condenados a aceptar cualquier trabajo independientemente de su calidad.

La nueva receta dinámica: el Acelerador Mundial

Mientras que la riqueza de los multimillonarios aumentó en más de 3,9 billones de dólares entre marzo y diciembre de 2020, el impacto de la pandemia en el mundo del trabajo, entre otros factores, aumentó el número de pobres extremos en entre 119 y 224 millones de personas, convirtiéndose en el primer aumento de la pobreza en más de 21 años.

Sin dudas las recuperaciones desiguales socavarán la confianza y la solidaridad y harán al mundo más vulnerable a futuras crisis, incluido el cambio climático. En respuesta, la ONU y la OIT han creado un «Acelerador Mundial» para ayudar a garantizar la financiación mundial, crear 400 millones de empleos y ampliar la cobertura de la protección social a 4.000 millones de personas que actualmente están desprotegidas.

La ONU destaca que se necesitan al menos 982.000 millones de dólares en medidas de estímulo fiscal para responder a los choques inmediatos del mercado laboral de la crisis y para apoyar una transición justa, así como 1,2 billones de dólares anuales para los pisos de protección social en los países de ingresos bajos y medios.

Ninguna economía avanzada ha logrado el progreso económico y social sin invertir en sistemas de protección social y servicios públicos de calidad que proporcionen a las personas el apoyo necesario para sortear las vicisitudes de su vida.

Se estima que en 2020 se perdió el 8,8% del total de horas de trabajo, lo que equivale a las horas trabajadas en un año por 255 millones de trabajadores a tiempo completo.Esto corresponde a una pérdida de 3,3 billones de dólares en ingresos laborales antes de las ayudas gubernamentales. Debido a la pandemia, se estima que en 2021 habrá 75 millones de puestos de trabajo menos que antes de la crisis, y 23 millones menos previstos para 2022.

Pero la comprensión de las desigualdades y la preocupación que estas suscitan no comenzaron con la aparición de la pandemia de Covid 19. Uno de los objetivos establecidos en la Agenda 2030 propugna la reducción de las desigualdades, lo que significa que ya existía un consenso internacional que consideraba que la situación anterior a la pandemia era inaceptable.

Todos estos problemas -y tantos informes que se arrastran por lustros- se han agudizado como consecuencia de la dinámica impuesta por la crisis. Tomados en su conjunto, estos factores revelan la existencia de profundas divisiones en las sociedades.

Las ventajas y desventajas tienden a acumularse de tal manera que la desigualdad cuantitativa se transforma en injusticia estructural, en incapacidad crónica para poder aprovechar las oportunidades y acceder a la movilidad social, y en definitiva en exclusión.

Si siempre fue difícil estar informado, ahora posiblemente sea peor. Hoy la información forma parte del fetichismo del mercado y ya no opera sobre la inteligencia, sino sobre la psicología, no manipulan la consciencia sino sus deseos y temores inconscientes.

Bienvenidos los informes y las iniciativas que promulgan el propósito común en emprender un proceso inclusivo hacia la recuperación. Casi me olvidaba de destacar otro informe, el que pesa sobre cualquier medida social… aquel que nos dice que el neoliberalismo que nos gobierna hará la tarea imposible.

* Periodista uruguayo acreditado en la ONU Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estrategico (CLAE)

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