Brasil: la rebelión de los mâles y su sangrienta represión

Brasil: la rebelión de los mâles y su sangrienta represión

Por Daniel Alberto Chiarenza

“[…] hubo una gran revuelta de negros malês. Negros con un nivel cultural muy superior al de los señores de esclavos: mahometanos, ligados a la madre patria, los malês eran una fuerza y en 1835 se levantaron contra su desgraciada condición de esclavos. Comandaba la revuelta el alufá Licutã y 1500 negros se pusieron a sus órdenes. La lucha fue una de las más sangrientas y la revuelta de los esclavos malês terminó ahogada en sangre […]”.
Jorge Amado, Bahía de Todos los Santos. Guía de calles y misterios.

24 de enero de 1835: los negros malês (malis) organizan en Salvador (bahía) la mayor revolución urbana de Brasil

La llamada Revuelta de los Malês (o malis, según la grafía utilizada) se dio entre el 24 y 27 de enero de 1835 en la ciudad de Salvador, capital de la, entonces, provincia –aún no Estado- de Bahía en Brasil. Los malês o malis eran los negros musulmanes que habitaron en Brasil en el siglo XIX. El término proviene del iorubá o yoruba imalê, que significa “muçulmano”.

Constituyó una sublevación de carácter étnico, de esclavos de los pueblos originarios africanos hausas (1) –cuya lengua es la chádica occidental (africana) que, aunque son 73 variedades, la más hablada es el hausa y practicada, más que nada, en Níger y en Nigeria, correspondiente al grupo étnico formado por los hablantes de dicha lengua- y nagó -son una etnia que vivió en Benín (ex Dahomey), país que sigue siendo cuna de vodún –también vudún, es una religión sincrética- y de orisha –espíritus sobrenaturales en la religión de la Nación yoruba-, cuya cultura y tradición es distinta a la de los yoruba en sí; de ahí algunas diferencias notables entre los rituales nagó (batuque) y los yoruba (candomblé); sin embargo, se debe señalar que la nación nagó es considerada un subgrupo yoruba, clasificándolos lingüísticamente, es decir, por hablar un dialecto emparentado al yoruba. Pero es una etnia diferente de ésta, se supone que el idioma de los nagó, el anagó, es el que da origen a infinidad de dialectos conocidos hoy como yorubas, de religión islámica, organizados en torno a propuestas antirracistas para la liberación de los demás esclavos africanos. Como se dijo de otra forma, el término “malê” deriva del yoruba -designando al musulmán-.

La rebelión fue rápida y duramente reprimida por los poderes constituidos.

Había sido planificada por los líderes que tenían experiencias anteriores de combate, en el África natal. En líneas generales, los malês proponían el fin del catolicismo, como religión que les era impuesta por sus esclavistas; el asesinato y la confiscación de bienes de todos los blancos y mulatos y la implantación de una monarquía islámica, con la esclavitud de los no musulmanes. Era un poco como aplicar en sentido de revancha “La ley del Talión”, si se quiere. Hay un trasfondo de justicia, pero predomina la revancha, en tanto y en cuanto también se idealiza con esclavizar a otras etnias, sin presentar alternativas de superación dialéctica de la situación.

De acuerdo con el plan de ataque, pergeñado por un esclavo de nombre Malâ Abubaker, los sublevados saldrían de la Vitória (actual barrio de la Barra, en Salvador) “apropiándose de la tierra y matando a toda la gente blanca”. Desde allí se dirigirían a Água de Meninos y, después, para Itapagipe, donde se reunirían con el resto de las fuerzas. El paso siguiente era la invasión de los ingenios azucareros del Recóncavo –y pensar que continuaron produciendo azúcar hasta 1950- y la liberación de todos los esclavos.

Al mismo tiempo, las autoridades también se organizaron rápidamente, consiguiendo repeler los ataques a los cuarteles de Salvador, poniendo en fuga a los rebeldes. Intentando salir de la ciudad, un grupo de más de 500 rebeldes, entre esclavos y liberados, fue interceptado en la vecindad del cuartel de caballería en Água de Meninos, donde se dieron los combates decisivos, vencidos por las fuerzas oficiales –como era lógico-, más numerosas y bien armadas.

En el enfrentamiento murieron siete integrantes de las tropas oficiales y 70 personas entre los insurgentes. 281, entre esclavos y liberados fueron detenidos en el Fuerte de San Marcelo, y llevados ante los tribunales. Sus condenas variaron, desde la pena de muerte, para los cuatro principales líderes; pasando por los trabajos forzados, el destierro y los infaltables correctivos en forma de azotes.

Entre las pertenencias de los líderes fueron encontrados libros en lengua árabe y oraciones musulmanas.

En esa época a los africanos les fue prohibida la circulación por las calles durante las horas de la noche y, además, practicar sus ceremonias religiosas.
A pesar de haber sido rápidamente controlada, la Revolución de los Malês sirvió para demostrar a las autoridades y élites el potencial de contestación y rebelión que significaba el mantener el régimen de esclavitud, amenaza que estuvo siempre presente durante todo el Período Regencial y se extendió durante el Imperio personal de Pedro II.

Al parecer para abrevar en este episodio de la Historia del Islam en territorio brasileño, los pocos historiadores, literatos y escritores, se basaron en un manuscrito que permanece inédito y cuyo autor sería Abdurrahmán al Baghdadi, y en una investigación que no es demasiado extensa, pues comprendería unas sesenta páginas escritas en prosa. Allí se hace la descripción de la llegada de un Imam musulmán a la ciudad de Río de Janeiro a bordo de un navío proveniente del Estado Otomano de Estambul en 1865 (1282 de la Hégira) –es decir 30 años después de ocurridos los hechos-. Hay que decir que, aunque sea poco creíble, porque la embarcación estaba destinada a Basora, pero la misma fue desviada accidentalmente por una fortísima tempestad y atracó en la ciudad carioca (casualmente y manejando las cosas con mucha ingenuidad de nuestra parte, lo mismo que le pasó a Pedro Álvares de Cabral unos 370 años antes). Así se constituyó, también, en el primer viaje de un Imam árabe musulmán a Brasil, que agregaba a todas sus condiciones el de ser un erudito. Al arribar algunas personas de origen africano se acercaron a él. Creía que se burlaban de él, el Imam, al pronunciar saludos y palabras musulmanas, pero no, eran parte de pueblos musulmanes africanos que habían sido esclavizados para traerlos forzosamente a Brasil y se enteró que algunos de ellos eran parte de aquellos que llevaron a cabo la rebelión de 1835. De esta manera supo muchas versiones que entonces estaban vedadas al conocimiento occidental que, parecería egolátricamente, que es el único que existe.

Nota:
1.- Los hausas son el mayor grupo étnico de África Occidental. Son un pueblo Saheliano (significa que ocupan una zona ecoclimática y biogeográfica al sur del desierto de Sahara y al norte de la sabana sudanesa) ubicado, mayoritariamente, en el Norte de Nigeria y en el Sureste de Níger, pero tienen una presencia significativa también en diferentes regiones de Camerún, Ghana, Costa de Marfil, Chad y Sudán. Existen comunidades predominantemente hausa diseminadas por toda África Occidental y en la tradicional ruta Hajj a través del Desierto de Sahara, especialmente alrededor de la ciudad de Agadez. Unos pocos hausa se han desplazado hacia importantes ciudades costeras de la región como Lagos, Acra, Uagadugú, Kumasi y Cotonú, así como a otros países como a Libia. No obstante, la mayoría de hausas permanecen en pequeñas ciudades y pueblos, donde cultivan cereales y mantienen ganado. Hablan la lengua hausa, una lengua afroasiática del grupo chádico.

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