¿Clemencia sólo para un amerindio?

Por Nònimo Lustre
El martes 18 febrero 2025, tras 50 años de prisión agravada, el octogenario chief indígena Leonard Peltier salió de la cárcel federal de Coleman (Sumterville, Florida)
Lo primero es subrayar que “salió de la prisión” no significa que saliera en libertad sino que su condena a dos penas consecutivas de reclusión perpetua sin posibilidad de remisión ni revisión (parole) fue sustituida por la de arresto domiciliario (en USA, home confinement) gracias a una diligencia in extremis que firmó Joe Biden en, literalmente, el último minuto de su presidencia de los EEUU. En este sentido, esclarezcamos que Biden tuvo un postrer momento de clemency, no de exoneración o de perdón.
¿Por qué no perdonar?, ¿por qué semejante mezquindad y/o ambivalencia? Por tres razones: a) por oportunismo puro y duro; b) por la costumbre del partido demócrata de Biden se ser bastante más belicista -Barack Obama comenzó media docena de guerras, un récord todavía no superado- que el partido republicano y ese su consustancial belicismo lo extiende al consuetudinario enemigo interno que encarnan sus indígenas; c) porque Christopher Wray, el entonces director del FBI envió una carta privada a Biden advirtiéndole que Peltier era un remorseless killer (asesino despiadado, implacable) y exigiendo al Presidente que el ‘indio de marras’ siguiera preso. En la intimidad, seguramente le contó al Pato Cojo -los que dejan la Casa Blanca- que la salud de Peltier era pésima así que moriría en Coleman dejando el marrón para Trump.
¿Por qué la racista inquina del FBI?: porque, desde su creación en 1908 y, especialmente desde que J. Edgar Hoover lo dirigió durante 48 años (1924-1972), el Federal Bureau of Investigation lleva el racismo en su ADN, amén de otras muchas lacras -entre ellas, la homofobia, pese a que fueron manifiestas las ‘debilidades’ que compartió con su heredero Clyde Tolson. Sin embargo, en una palmaria demostración de que las (aparentemente) más estables instituciones son tan veleidosas como independientes de los máximos poderes oficiales, el FBI se hizo famoso gracias a una de sus primeras investigaciones: la que destapó los Osage murders (Oklahoma, 1920’s), asesinatos contra los indígenas Osage para apropiarse de su petróleo que Scorsese llevó al cine en 2023 bajo el nombre de Killers of the Flower Moon -donde, ojo, las flores de la luna son, simplemente, unas florecillas que brotan efímeramente en Oklahoma, no el epíteto de unos gánsteres racistas.
Como cualquier enciclopedia sabe, los problemas de Peltier con el FBI comenzaron en 1975, cuando dos agentes especiales del FBI (J. Coler y R. Williams) murieron durante un tiroteo con indígenas que protestaban contra el “reino del terror” que el FBI había instaurado en la Pine Ridge Indian Reservation tras el asedio de 71 días que, dos años antes, los federales habían mantenido contra los activistas del AIM (American Indian Movement) Peltier era entonces un activista más entre cientos pero el gobierno USA lo escogió como chivo expiatorio. De ahí que, pese a la clamorosa ausencia de pruebas, fuera encarcelado con el nº 89637-132 durante medio siglo.
La biografía, ¿corta o larga?
Peltier pertenece a la Turtle Mountain Band de los Chippewa (Dakota del Norte; TMB) Su casa -es un decir, lo aclaramos abajo-, está en el pueblo de Belcourt (Rolette, DN; hoy, unos 1.500 habs.; cf. boletín https://tmtimes.com), sito dentro de la TMB. Antes de la Invasión, Belcourt era conocido con el nombre Anishinaabe-Chipewa de Siipiising o “quebradita que canta con agua salvífica” hasta que, en 1884, llegó el misionero católico franco-canadiense G-A. Belcourt quien, especializado en evangelizar a los Anishinaabe y los Métis, repartió tantos apellidos francófonos que alguno le cayó a Peltier.
¿Por qué escribimos su casa con retintín? Porque Peltier es el enésimo caso de ‘bebés robados’. En realidad, no tuvo casa ni infancia pues fue arrebatado a su familia y enviado a un internado (boarding school) Si partimos de este hecho, tan común como criminal, ¿a quién le extraña que se uniera al AIM? En los 1970’s, ese movimiento indígena era fuerte… y legal. En cuanto a Peltier, tras ser incriminado en la doble muerte de los mencionados dos agentes del FBI, supo perfectamente el destino que le esperaba y escapando del patíbulo, huyó al cercano Canadá -Belcourt está casi en la mismísima frontera y, huelga añadirlo, la TMB tiene parientes a ambos lados.
Para su gran tragedia, en 1976, Peltier fue extraditado a los EEUU y condenado a prisión perpetua dos veces consecutivas -incomprensible precisión judicial, salvo que los jueces gringos crean en la resurrección de los reclusos. Por su injusta biografía, terrorífica pero común a los pueblos amerindios, no es exactamente cierto escribir que ‘Peltier ha vuelto a su casa’. En todo caso, Peltier sufrió otra tragedia: el 09 XII 2024, pocas semanas antes de la clemencia de Biden, murió su hijo Wahacanka Paul Shields. Por ello decimos que la biografía del Peltier libre es corta aunque su vida haya milagrosamente llegado a los 80 años -por ahora y que sean muchos más.
Un activista de los numerosos comités y plataformas que llevaban 50 años exigiendo la libertad de Peltier, se pavonea ante la prisión de Coleman.
El 18 febrero, un mes después de haber sido ‘clemenciado’ (¿), Peltier subió a un auto y, 3000 kms. después, llegó a Belcourt.
Peltier, en su primera aparición ante sus familiares y paisanos de Belcourt.
(fotos de Angel White Eyes | NDN Collective)
Resumiendo que es gerundio
En mayo 2020, con el título “La persona menos poderosa del mundo”, escribimos sobre otro amerindio, Lezmond Mitchell, un indígena diné (antes, Navajo) que entonces llevaba nueve (9) años en el corredor de la muerte. Tres meses después, Mitchell fue asesinado ‘legalmente’ por inyección de pentobarbital. Sin consentimiento de nadie, fue incinerado pero el muy generoso sistema gringo, envió sus cenizas al pueblo diné. No hubo clemencia. Aunque -quizá por las condiciones impuestas por Canadá para su extradición- Peltier no podía ser condenado a muerte, todos los amerindios y los indigenistas aliados temimos durante medio siglo que sufriera en la cárcel un ‘desdichado incidente’ -de hecho, los 3.000 kms. que distan entre la cárcel de Florida y Belcourt nos tuvieron en vilo porque, dado el odio del FBI, ‘un accidente de carretera lo podía tener cualquiera’.
Desde hace más de 500 años, no son muchas las noticias agradables que se publican sobre la suerte de los amerindios. Esta es de las pocas pero, por malaventura, no es de las que inundan los medios occidentales. Hoy, con los ojos del mundo puestos exclusivamente en el descarado nazismo de la siniestra pareja Trump-Musk, la seudo-liberación de Peltier, ha pasado desapercibida. Por su parte, Musk ha abierto las puertas al nazismo asegurando, con Trump a su vera, que “la voluntad del Presidente es la voluntad del pueblo”. ¿Cabe más indagación sobre el caudillismo gringo? Dicho en alemán, Ein Volk, ein Reich, ein Führer –desde 1935, capitaneado por una foto de Hitler, el principal icono de la propaganda nazi. Un pueblo (Volk) del que, como demuestra el caso de Peltier, en los USA se excluye explícita y violentamente a otros pueblos, como los amerindios.
Pintura de H. Knirr basada en una foto de H. Hoffman.
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