Collages. Del antiguo Egipto al moderno esclavismo

Collages. Del antiguo Egipto al moderno esclavismo

Por Nònimo Lustre. LQSomos.

Mitad superior: el Ku Klux Klan (KKK), racista y genocida, aterroriza a los esclavos y los obreros que, ¡oh, paradoja!, mantienen el confort de los privilegiados blancos mandones. En 1865, al finalizar la Guerra Civil o de Secesión, el KKK nació como un club social de seis sádicos confederados empeñados en la exterminación de los negros estadounidenses (afroamericanos) Para esta pandilla, la esclavitud era un designio divino puesto que los negros eran una raza inferior –“Si no eres mejor que un negro, no vales nada”, propalaban. Su nombre proviene del escocés porque comenzaron diciéndose que era una reunión de Fraternidad y del griego kuklos (= círculo) El primer Gran Mago del KKK fue el general confederado Nathan B. Forrest. Otras cáfilas similares pero con menor éxito fueron los Caballeros de la Camelia Blanca y el Club de Rifles de Mississippi.

Según P.Pozzi, el KKK también atacó a todos aquellos “blancos” que trataban de apoyar a los libertos negros ya sea educándolos u organizándolos. De ahí que la expresión “nigger lover”. Los genocidas escándalos debieron ser ‘legalizados’: nacieron las Leyes Jim Crow. Pero su antecedente fue rescatado por D.W. Griffith en su film “Nacimiento de una Nación” que fue prologado por citas racistas del entonces presidente e historiador, Woodrow Wilson. Sus enemigos fueron los “dirigentes sindicales, socialistas, vagos, mujeres inmorales, católicos, judíos y aquellos trabajadores que no cumplieran con su trabajo”. Era la época donde la inmigración irlandesa era antimonárquica y republicana; gran parte de la colectividad judía era socialista; muchos italianos estaban influenciados por el anarquismo; el villismo y zapatismo cundían entre los mexicanos del sudoeste y la IWW -remember la canción “Strange Fruit” cantada por Billie Holiday. Hoy en día el KKK y los nazis coordinan sus actividades a través de la revista Stormfront, paladina del “nacionalismo blanco”; además de los innumerables grupúsculos nazis, los que reivindican abiertamente al KKK se organizan en 111 grupos nacionalistas blancos, 98 skinheads y 93 neoconfederados.

Mitad inferior: los “obreros de la muerte” de Deir el-Medina. Esta ciudad, estaba habitada por albañiles, canteros, agrimensores y artesanos -muchos especializados en momificaciones, de ahí su lóbrego mote. Pero, circa 1.166 a.n.e., el faraón Ramsés III ‘olvidó’ pagar a sus obreros y éstos, acuciados por el hambre hereje, se declararon en huelga -enésima paralización de en la construcción de las odiosas pirámides (ver el Papiro de la Huelga, atesorado en Turín) El medyay (guardián) Mentumes fue su primer portavoz. Las huelgas continuaron hasta el final de la dinastía XX.Migraciones de mano de obra negra. Acabado la tiranía de los faraones, los ‘obreros de la muerte’ pasaron a ser simplemente obreros. Y se vieron forzados a emigrar a medio mundo.

Abajo, centro: año 1792, el capitán Edward Kimmer azota hasta la muerte a una chica de 15 años -ver, boca abajo, un poco a la izqda. de su asesino- que se negó a bailar desnuda. Se procesó al criminal pero se le absolvió, no porque nadie dudara de que había perpetrado un asesinato con todas las agravantes sino porque el juez dictaminó que le ‘tenían manía’ los dos marineros que le habían denunciado. Arriba, izqda., un marinero marca con hierro candente a un esclavo. Litografía de Nathaniel Currier, 1845.

Fondo general: Deir el-Medina (Set Maat en egipcio) fue el arrabal en el que vivían los proletarios que construyeron las afamadas pirámides y las no tan renombradas mastabas. Este barrio ‘de los obreros de la muerte’ merece un lugar en la Historia pues, como escribimos en el primer collage, allí estalló la grandiosa primera huelga general que reconoce la egiptología. Hoy, en esta ciudad se investigan hechos menores pero no las reales condiciones de vida de los currantes (¿eran asalariados o eran esclavos?) ni, menos todavía, por qué se sublevaron en huelga.

Entre los miles de frescos y bajorrelieves que inundan Deir el-Medina, hemos escogido la minúscula parte que ilustra este collage porque es evidente que tanto los proto-fellahs como los esclavos africanos vivían hacinados. Observemos algunas de las penurias sufridas por los segundos:

En 1619, arribó a Virginia (hoy, USA) el primer barco negrero -sólo cargó una veintena de angolanos. Los que le siguieron, de unas 200 o 300 tns., rápidos y de segunda mano, ampliaron mucho su cargamento esclavo. In illo tempore, en Angola, la alianza entre los invasores portugueses y los indígenas Imbagalas, llevó a la derrota y esclavización de millares de indígenas Ndongos. Antes de esa fecha y hasta el siglo XX, los esclavos se rebelaron cientos de veces durante la travesía de unos 20 o 35 días -en su mediana, esos barcos incorporaban el barricado, una pared por si una sublevación obligaba a los negreros a refugiarse en la mitad de popa. A menudo, los negros escogían ponerse en huelga de hambre; entonces, los negreros les abrían la boca con una suerte de tornillo extensible, el speculum oris, y les alimentaban a la fuerza. Si la resistencia era mayor, además del bozal, el encadenamiento por el cuello, los capitanes recurrían al látigo y/o la mutilación… o, peor aún, a tirar por la borda a los rebeldes. Ejemplo, en 1781, el infame navío Zong arrojó al mar a 122 esclavos dizque ‘enfermos’ porque el seguro no cubría las muertes por enfermedad pero sí la pérdida de la mercancía; un siglo después, en 1840, el pintor JMW Turner se inspiró en el crimen del Zong para pintar un conocido cuadro, hoy en el museo de Bellas Artes de Boston.

Banda drcha.: Arriba, conocido croquis de la ergástula reservada para los negros un barco negrero -un slave ship provisto de barricado- llegaba a cargar 600 esclavos en sus dos cubiertas separadas por sólo 60 cms.-1,75 mts., en ambos casos, menor a la estatura de los afros que, por ende, no podían estar de pie durante la travesía oceánica. . . Abajo: maqueta del infame navío negrero Brooks, que presentó ante el Parlamento británico (año 1791) el incansable abolicionista William Wilberforce.

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