Colombia-EEUU: las relaciones en el futuro gobierno de Gustavo Petro

Colombia-EEUU: las relaciones en el futuro gobierno de Gustavo Petro

Por Pedro Santana Rodríguez*. LQSomos.

Con un buen comienzo, la reunión del presidente electo Gustavo Petro con una alta delegación del gobierno de los Estados Unidos, augura que las futuras relaciones abarcarán los principales temas de la agenda bilateral que no estarán exentas de contradicciones puesto que los intereses de ambas naciones son diferentes, pero, que podrán ser desarrolladas no solo con un respeto mutuo sino como lo destaco el presidente colombiano en una relación de igualdad y respeto por la autonomía nacional.

La delegación norteamericana estuvo encabezada por Brian Nichols, subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, Jonathan Finer asesor adjunto de Seguridad Nacional del presidente en la Casa Blanca; Philip Gordon asesor de Seguridad Nacional de la vicepresidenta Kamala Harris y Juan González quien es el director para el Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, además del embajador de los Estados Unidos en Colombia Francisco Palmieri; al presidente electo Gustavo Petro lo acompañaron Álvaro Leyva Durán ministro designado de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo embajador designado en los Estados Unidos y Arlene Tickner profesora de la Universidad del Rosario y quien acompaño la Comisión de empalme en el sector de las relaciones internacionales así como Fernando García asesor del presidente en temas internacionales.

Según trascendió a los medios de comunicación la reunión se ocupó de las relaciones comerciales entre ambos países que es deficitaria para Colombia, en el último año en cerca de 3.200 millones de dólares y que motivó al presidente electo a plantear en su campaña electoral la revisión del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, Palmieri al finalizar la reunión señaló la disposición de la administración del presidente Biden a una revisión del mismo.

Este punto es clave sobre todo desde la perspectiva del enfoque de la administración entrante de la seguridad y la soberanía alimentaria. Un tema crucial puesto que Colombia importa cerca de 15 millones de toneladas de granos que podrían producirse en Colombia, pero que los altos subsidios que reciben los agricultores norteamericanos cercanos a los 30 mil dólares anuales mientras en Colombia todos lo auxilios a los productores agrícolas no llegan a los 1.500 dólares al año, no permiten lograr precios competitivos. Como resultado de este tratado de libre comercio buena parte de los campesinos que antes se dedicaban a los cultivos de maíz, trigo y frijoles, quedaron en la ruina. Hoy dependemos para nuestra alimentación de la importación de estos productos que, como consecuencia de la pandemia se profundizó con la llamada crisis de los container, que afectó y sigue afectando el transporte de las importaciones y ahora agravada por la guerra de Ucrania productora no solo de cereales como el trigo sino de fertilizantes, todo ello ha generado una presión sobre las cosechas de cereales con la consiguiente escalada de los precios y la inflación. Los alimentos de la canasta básica en Colombia han crecido en el último año en un 30% para los sectores populares.

Un tema también tratado sin que se hayan trascendido los contenidos del mismo es el tema que acapara las relaciones entre los dos países y es el problema del narcotráfico. Tema complejo en que la administración de Joe Biden se plantea desde un enfoque más integral, pero sin avances significativos. La diferencia de Biden con los presidentes anteriores de los Estados Unidos es el reconocimiento que se debe dar un tratamiento integral al mismo lo que podría permitir un tratamiento diferenciado a los eslabones más débiles de la cadena que son los campesinos productores de la materia prima que al no tener otras alternativas para su sobrevivencia viven de los cultivos de uso ilícito principalmente de la coca que según los últimos estimativos correspondería a 243.000 hectáreas. Allí lo que debe hacerse en mi opinión es avanzar en el desarrollo de la sustitución pactada y en marcha con los acuerdos con 100 mil familias productoras de coca. El problema es que este gobierno no cumplió o lo hizo en un porcentaje muy bajo con los acuerdos de sustitución, erradicación y alternativas productivas y económicas para estas familias.

Para que el programa de sustitución avance se requiere también y de forma armónica disponer de tierras para que los campesinos puedan emprender cultivos alternativos que en buena medida no pueden ser realizados en los actuales sitios de siembra porque estas tierras son de las comunidades indígenas o negras o se encuentran en parques nacionales en los cuales no se puede hacer sustitución, luego se debe disponer de tierras en otros lugares y eso depende de avances en el programa de reforma rural integral que debe disponer de tierras para la reubicación de éstas familias.

Mientras subsista el prohibicionismo como política global hay que avanzar en otros frentes como la interdicción de los medios de transporte de la cocaína, actuar en el frente del lavado de activos y de los precursores químicos necesarios para el procesamiento del alcaloide, dar a los consumidores un tratamiento desde la perspectiva de la salud pública. Y por supuesto donde no haya acuerdos de sustitución voluntaria se tendrá que erradicar forzosamente. El Estado no puede renunciar a esta herramienta máxime cuando la nueva administración no planteara de ninguna manera la aspersión aérea de los cultivos con glifosato. Estos deberán ser en el futuro temas de negociación y eventuales acuerdos con el gobierno norteamericano.

Hay temas igualmente complejos como el papel de Colombia en la Otan y el restablecimiento de las relaciones con Venezuela. El primero es sumamente complejo porque el gobierno de Duque hizo todo lo posible por dejar amarrado al país al bloque donde son hegemónicos los Estados Unidos. Este organismo es utilizado por los Estados Unidos para tratar de mantener su hegemonía tanto política como económica mediante la fuerza. Uno de los orígenes de la guerra de Ucrania tiene relación directa con la oposición de Rusia a que este país ingresara a la OTAN por ser país limítrofe con Rusia. Ya se habían violado los acuerdos de Minsk suscrito en 2014 y ahora en su reciente encuentro en Madrid la OTAN señala a China como el adversario estratégico. Colombia a mi juicio no debe estar en este bloque, debe por el contrario profundizar sus relaciones con América Latina y preservar la región como un territorio de paz libre de armas nucleares y que propugna en el nivel internacional por la distención, la paz y las negociaciones diplomáticas de los conflictos.

El restablecimiento de las relaciones con Venezuela no tendría porque afectar la relación con los Estados Unidos en la coyuntura de distensión de las relaciones entre los Estados Unidos y Venezuela. Sin embargo, este restablecimiento también afronta el problema del narcotráfico, así como la presencia de organizaciones armadas del ELN y las Disidencias en dicho país, que el gobierno del presidente Gustavo Petro tendrá que tomar en consideración. Este restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales es muy importante para los habitantes de la frontera y para su reactivación económica.

Finalmente se mencionó que durante la reunión se abordaron los temas del medio ambiente y el tema de la paz. Sobre el primero la agenda puede ser provechosa para Colombia y sobre todo para los países de la región amazónica y están relacionados con el calentamiento global y el papel de la amazonia como uno de los pulmones del planeta que está seriamente amenazada por la deforestación, la minería ilegal y que toca principalmente con su conservación, pero que tiene que tener una compensación por parte de los países del norte global.

Y en el tema de la paz también hay coincidencias con la administración del presidente Joe Biden que conoció muy de cerca el proceso de negociación con las FARC, siendo el vicepresidente de Barack Obama que apoyó este proceso de negociación. El respaldo del gobierno de los Estados Unidos al proceso de la llamada por el presidente Petro la paz total sería muy importante, pues hay aspectos que tocan con las políticas y con los intereses de los Estados Unidos, como el tema de la extradición que será a no dudarlo un asunto presente en un eventual proceso se sometimiento de las bandas criminales ligadas con el narcotráfico. Hay allí un espacio de entendimiento que ojalá sea positivo entre las dos administraciones.

Hay que entender que esta primera reunión es apenas el inicio de las relaciones entre los dos gobiernos y dará paso en el futuro inmediato a la apertura de espacios de negociación que en algunos temas no serán fáciles. Pero es hora de que el gobierno de Colombia establezca unas relaciones francas con los Estados Unidos en que se defiendan los intereses nacionales en medio del respeto y el diálogo.

* Pedro Santana Rodríguez es Director de la Revista Sur

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