Colombia. La matanza que no cesa

Colombia. La matanza que no cesa

Por Javier Sáenz Munilla. LQSomos.

Para quienes dieron por finalizado el conflicto colombiano, después de más de 60 años de guerra sorda y sangrienta con los Acuerdos de Paz de La Habana de 2016, los hechos, cada vez más tozudos, están demostrando que no es así

Los últimos enfrentamientos armados de los que tenemos noticia han sucedido este fin de semana en Arauca (1), región fronteriza con Venezuela y verdadera confluencia de millonarios intereses y mercancías, de riquezas y economías “ilegales” lo que quiere decir, cocaína, oro, armas, esmeraldas…Lo que alimenta la guerra.

Esta vez, y es una costumbre ya en este conflicto, los enfrentados son los denominados Grupos Armados Organizados, disidencias de las FARC y la guerrilla más importante aun en armas, el ELN. En menos de 24 horas y durante el primer fin de semana del nuevo año, la región se ha cubierto de muertos; más de veinte y reverdecido el miedo y puesto en riesgo el desplazamiento de más de 2.000 habitantes de varios municipios del departamento del Arauca. El Ejército ha dictaminado que se ha tratado de enfrentamientos entre grupos armados por el “control de las economías ilícitas”.

El Comando de la Fuerza de Tarea Quirón, perteneciente a la Octava División del Ejército, ha informado sobre “una serie de homicidios” en los municipios de Saravena, Arauquita y Fortul, que serían producto de combates entre integrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La violencia se habría generado por la ruptura de un supuesto “pacto de no agresión” entre los dos grupos armados ilegales, aseveró el Gobernador encargado del Arauca, Alejandro Navas Ramos.
Por su parte, el personero del municipio de Tame, Juan Carlos Villate, declaró a W Radio que el pasado domingo, cuando se registraron las confrontaciones, fue el día “más violento en los últimos diez años”. Según la información que maneja, hubo 24 personas asesinadas en 24 horas.

El conflicto entre los grupos armados en las poblaciones campesinas y fronterizas con Venezuela del departamento del Arauca fue constante durante el año que ha terminado. La situación más grave durante 2021 se vivió entre marzo y abril en el estado venezolano de Apure, fronterizo con el Arauca, cuando se registraron varios combates entre el Ejército Bolivariano de Venezuela y grupos irregulares colombianos, que dejaron bajas de ambos lados y un grupo de desplazados que cruzaron a Arauquita, ya en Colombia.

Los enfrentamientos de este fin de semana, se producen una semana antes de que se lleve a cabo la repetición de las elecciones para gobernador en el estado venezolano de Barinas, a unas dos horas de Arauquita. Y no es casual esta relación incremento de la violencia-elecciones. Al menos no en Colombia, donde es habitual que en vísperas electorales los factores armados, de todo tipo, hagan alarde y aumenten su presión violenta. Es su forma de hacer campaña y siempre con un fin concreto, aunque sólo sea recordar al probable vencedor o vencedores, que están ahí.

Grupos Armados Ilegales

En un informe (2) publicado por la Universidad Sergio Arboleda en 2018…

“Hasta el momento 17 grupos pertenecientes a los GAO-R han logrado extenderse de manera paulatina a lo largo del país, con un número aproximado entre 1200 y 1400 hombres (sin embargo, estas cifras podrían ser mayores y estimarse entre unos 3500 o 4000 disidentes, teniendo en cuenta que existe un gran número de facciones ex-FARC que se extienden por todo el país), lo cual ha permitido que cuenten con un amplio margen de maniobra e influencia en diferentes regiones, dentro de los cuales se encuentran: Putumayo, Guaviare, Nariño, Cauca, Meta, Caquetá, Chocó, Antioquia, la Guajira, Vaupés, Valle del Cauca, Arauca, Huila, Guainía, Córdoba, Tolima y Amazonas (Fundación Ideas para la Paz, 2018, p. 30). Estas mismas regiones han sufrido de manera directa acciones subversivas por los grupos GAO-R” (Grupos Armados Organizados-Residuales).

Este informe consideraba que “los GAO-R podrían constituir una estrategia orientada en extenderse a lo largo de los países fronterizos que colindan con Colombia, bajo la idea de consolidar sus negocios de narcotráfico o manejo de economías y rutas ilegales, sin la posibilidad de ser desarticulados por la Fuerza Pública colombiana, ya que sus asentamientos se constituirían dentro de las fronteras de otro país que cuenta con soberanía y autonomía estatal”.

En definitiva, como ya ha sucedido en ocasiones anteriores, con la entrega de armas del M-19, del EPL y de otros grupos guerrilleros, los territorios abandonados por los antiguos combatientes eran ocupados inmediatamente por las guerrillas en activo y por paramilitares, narcos y otras delincuencias comunes y muchos de los ex guerrilleros a los que el Estado se mostraba incapaz o con poca voluntad de ayudar a la reinserción, retomaban las armas, como medio de vida, en otro grupo guerrillero o paramilitar o delincuencial. ¿Está sucediendo lo mismo en esta ocasión? Pues todo parece indicar que sí.

Fracaso del proceso de paz

Item más y, por si aun no fuera evidente, con los asesinatos de decenas de exguerrilleros, dirigentes sociales y sindicales desde que se firmaran los acuerdos de paz, los hechos demuestran día a día que la construcción de la paz en Colombia debe tener bases más firmes que la voluntad expresa de los firmantes.

Es preciso, en primer lugar, que se cumplan los acuerdos. Y salvo las FARC, que entregaron las armas y se acogieron a la reinserción y a la vía de la Justicia Transicional, la otra parte, con el gobierno y la oligarquía a la cabeza (policía y ejército a sus órdenes) no cumplen y obstruyen. Una parte fundamental de los Acuerdos de La Habana, era la reforma política y la agraria, la restitución de las tierras robadas a mano armada a los campesinos. Nada de eso ha sucedido. Y van ya para seis años que se comprometieron.

Y como estamos en año electoral, este 2022 se elige Presidente, los actores armados, una vez más, echarán leña al fuego al poner en marcha su tradicional forma de participar en la campaña. Y esta vez, por vez primera en la historia de Colombia, un hombre, Gustavo Petro, que no procede de las oligarquías tradicionales de Liberales y Conservadores, sino de la izquierda, moderada, sí, pero izquierda, manifestando su disposición a cumplir los acuerdos de paz y no a boicotearlos como hace el actual gobierno uribista y a la cabeza de las encuestas , con una ventaja que parece insalvable. Parece.

Bueno, yo me temo lo peor. Ojalá me equivoque.

Notas:
1.- Más de 20 muertos en Colombia en violentos enfrentamientos armados
-.- Arauca: identifican 23 muertos por enfrentamientos entre Eln y disidencias
2.- Los grupos armados organizados residuales: la amenaza de los escenarios transformados en Colombia

Colombia – LoQueSomos

* Más artículos del autor
Periodista y analista internacional. Miembro del Colectivo LoQueSomos. En Twitter: @pepitorias

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