Crónica de una renuncia real

Crónica de una renuncia real

Iñaki AlRui. LQS. Junio 2020

“Una obra de teatro se hace detectando cómo las fuerzas de la vida simulan la ignorancia
te liberará de la ironía oculta, la broma mortal.”
Arthur Miller

Érase una vez: Felipe VI renuncia a la corona

Cae la tarde y la explanada principal del Palacio Real de Madrid hoy tiene una ciudadanía más variada de lo habitual, y expectante. Se ultiman los preparativos para un acto, que en forma de tragicomedia, va a conmemorar la imposición de la monarquía y del heredero del heredero del dictador a todo un pueblo, sin consulta previa. Seguramente desde la II República no se ha visto nada parecido en este espacio. Después de muchos años un espacio icono de la pestilente dictadura y de pantomimas reales esta a punto de convertirse en plaza del pueblo.

Hoy 19 de junio es el sexto aniversario de la coronación de Felipe VI, y una iniciativa ciudadana, “Afetadxs por le Herencia Real” ha organizado un indiscreto acto público (1): por un lado han invitado, vía oficial Palacio de la Zarzuela, a su majestad Felipe VI. Por otro lado tienen preparada…

Comienza una función-protesta, desde un fachendoso escenario, atril incluido, con toda la fachada del Palacio Real (Palacio Nacional lo llamaban en la II República), dos maestr@s de ceremonias nos meten en ambiente: lectura de la carta de invitación cursada a su majestad, el recuerdo al discurso del monarca el día de la cacerolada (2), 18 de marzo…

“… Pero cuando por fin escuchamos el discurso, nos dio una gran alegría oír que por fin el monarca entraba en razón: afirmó que renunciaba a la herencia de su padre, ¡aleluya!
¿Cuál es exactamente la herencia de su padre? Millones, propiedades a tutiplén, joyas… ¡sí! Pero el grueso de la herencia, el premio gordo, no es material. ¡¡ES LA CORONA!! ¡Y Felipe ha declarado públicamente que renuncia a su herencia!…”

Frente al escenario, en la imaginaria platea, la voz del pueblo toma la palabra en boca de ciudadan@s de distintos sectores y gremios, una sanitaria, la vindicación feminista, el profesor de escuela pública, las republicanas, la trabajadora social, los otros pueblos del estado español, jóvenes, jubilados… todas manifiestan por qué están felices de que acabe la realeza… y se da paso a un satírico poema…

En un país de pandero
la Dictadura implantó
como rey dicharachero
de nuevo cuño a un Borbón…

… Esta es la historia, señores
de un reinado picarón
donde los nobles y reyes
ejercen con devoción,
olvidándose de leyes,
las más torpes tropelías
y mientras el pueblo se jode
buscando cambiar de vida.

Y la voz del pueblo sigue hablando, preguntando donde esta la Justicia, o por el blanqueo de capitales, se pide una “Comisión ciudadana de investigación” Se ha establecido un dialogo común que se comparte a voces con aplausos, con miradas, cargado de guiños… Suena la marcha real de “Aida”, Verdi, y en la solemnidad nos anuncian que viene el Soberano!!! A su llegada le preceden unos elefantes, algún jeque árabe y unas banqueras suizas.

¡Y el rey está aquí!, ha venido con corona (de las de cuento) incluida, y como es rey se va derechito al atril a platicar:

“¡Queridos súbditos, aquí me tenéis! Respondo a vuestra invitación porque ya sabéis que yo sieeeempre estoy dispuesto a dialogar con mi pueblo”.

Sigue con su técnica del discurso campechano, discurso muy lenguaraz, que poco dura, enseguida le paran la perorata para recordarle que estamos aquí esperando su renuncia, y de nuevo entramos en unos diálogos cargados de ironía y llenos de protesta de lo que es un sentir popular.
Vuelve la voz del pueblo, el público, la calle, y se dan preguntas por renuncias a dineros varios, cuentas en paraísos fiscales, propiedades sin fin… y bueno, que sí, nos va diciendo su majestad, pero que a la corona NO, a esa herencia en propiedad absoluta no renuncia. Que la corona es herencia, la gran herencia recibida después de una carrera de espermatozoides, gran razón de peso para justificar la monarquía.

No, espera, me estás enredando… ¡Mira esto! (se señala la corona). ¡Yo soy EL REY! ¡No necesito ir a la elecciones! El cargo ya era mío desde que nací, ¿o es que no os acordáis? ¡Yo era el príncipe de Asturias! Solo tenía que esperar a que muriese papi, y al final no ha hecho falta ni eso…

Tira y afloja entre su majestad el rey y el soberano pueblo, dialécticas antagónicas y enfrentadas entre la sátira y la verdad, entre el sarcasmo y la zafia realidad, ingenioso humor cargado de legitimidad popular.

¡Tú eres beneficiario de Lucum! No nos cuentes que no lo sabías. Y de otras muchas corruptelas, tú, tus hermanas, tus cuñados (¡los dos!), tus primos y primas, tus tías y tíos, tus tíos segundos, tus primas terceras, TODOS chupáis del bote del Estado y de las mordidas, ¡hasta el perro!

Y el monarca al final reconoce su fin, se ha acabado, nos lanza su adiós y haciendo mutis por el foro se encamina a Palacio a hacer la maleta. Bye, bye majestad…

En este acto formal yo, Felipe VI de España, renuncio a la corona para mí y para mi sucesión.

La tragicomedia toca a su fin, de fondo musical suena una muy apropiada Money, money, money de “Cabaret”, en el escenario se baila y canta (2) y también en la improvisada platea hecha hoy plaza del pueblo. Una fila de 22 figurantes levantan, cada una su letra, y forman la pregunta que hoy nos ha juntado aquí: Felipe ¿Cuándo te vas?, que a ritmo de Guantanamera terminaremos cantando todas.

La tarde sigue, la luz es larga, víspera del solsticio de verano, la explanada se queda con sus paseantes, en la función diaria de vivir, pero la explanada ahora reluce más, el aire es más fresco. Teatro, puro teatro de nuestra historia, del presente cargado de expectativas… ¿un avance de lo que veremos en breve?.

Notas:
1.- 19 de junio: Felipe VI, ¡estás invitado!
2.- Cacerolada popular: Jaque ¿mate? a la monarquía
3.- Si no se puede bailar, no es mi revolución. Emma Goldman

 

 

* Miembro del Colectivo LoQueSomos
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