Domitila: una mujer de las minas de Bolivia

Domitila: una mujer de las minas de Bolivia

Por Daniel Alberto Chiarenza

13 de marzo de 2012. Muere la luchadora social boliviana Domitila Barrios de Chungara

“Los mineros bolivianos son hijos de la Virgen y sobrinos del Diablo, pero nadie los salva de morir temprano. Metidos en las tripas de la tierra, los aniquila la implacable lluvia de polvo del socavón: en un rato nomás, unos añitos, los pulmones se vuelven de piedra y quedan cerrados los caminos del aire. Y antes de que los pulmones se olviden de respirar, la nariz olvida los olores y la lengua los sabores, las piernas pesan como plomo y la boca no dice más que rencores y venganzas”. Eduardo Galeano: Memoria del Fuego 3. El siglo del viento. Argentina, Catálogos, 2001.

Domitila Barrios de Chungara nació en Pulacayo, zona minera de Potosí, el 7 de mayo de 1937. Líder obrera y feminista. Fundadora de la Escuela Móvil de Formación Sindical que lleva su nombre y se instaló en Quillacollo y Cochabamba.
De familia humilde dio testimonio del sufrimiento en que vivían los mineros de su país; madre de siete hijos. Famosa por su lucha pacífica contra la dictadura de René Barrientos Ortuño y Hugo Banzer Suárez.

“Domitila grita contra los asesinos desde lo alto del muro.
“Ella vive en dos piezas sin letrina ni agua, con su marido minero y siete hijos. El octavo hijo anda queriendo salir de la barriga,. Cada día Domitila cocina, lava, barre, teje, cose, enseña lo que sabe y cura lo que puede y además prepara cien empanadas y recorre las calles buscando quien compre.
“Por insultar al ejército al ejército boliviano se la llevan presa.
“Un militar le escupe la cara”. Eduardo Galeano: Memoria de Fuego 3. El siglo del viento. Argentina, Catálogos, 2001.

A los diez años de edad, los rigores de la vida en el pueblo minero acabaron con su madre; tuvo que cuidar a sus cinco hermanas menores, su padre todo el día trabajaba como sastre de la policía minera. Con los años, dejó de ser una víctima de esa realidad y pasó a ser dueña de su destino. En 1952, era esposa de un minero y fue parte del Comité de Amas de Casa del Distrito Minero Siglo XX. Entonces, su liderazgo era evidente, lo que la llevó a ser designada Secretaria General de ese organismo.
En junio de 1967, el dictador René Barrientos envió un contingente militar contra las comunidades de Catavi y Llallagua, para reprimir las reivindicaciones de los mineros que luchaban contra la explotación y los abusos de las grandes empresas. Tras la matanza, Domitila fue apresada y torturada por los militares. A consecuencia de los abusos perdió el bebé que llevaba dentro de su vientre. Se la denominó la Masacre de San Juan.

Domitila, junto a mujeres campesinas. La líder cuestionaba la gratuidad del trabajo en el hogar de una ama de casa. Foto: Felix Ricaldes

Me escupió la cara. Después me dio una patada. Yo no aguanté y le di un sopapo. Él me volvió a dar un puñete. Yo le arañé la cara. Y él pegándome, pegándome… Me puso la rodilla aquí sobre mi vientre. Me apretó mi cuello y estaba por ahorcarme. Parecía que quería hacer reventar mi vientre. Más y más apretaba me apretaba… Entonces, con mis dos manos, con toda mi fuerza le bajé sus manos. Y no me acuerdo cómo, pero del puño lo había agarrado y lo había estado mordiendo, mordiendo… Tuve un asco terrible al sentir en mi boca su sangre… Entonces, con toda mi rabia, tchá, en toda su cara le escupí su sangre. Un alarido terrible empezó. Me agarraba a patadas, gritaba… Llamó a los soldados y me hizo agarrar por unos cuatro…
“Cuando me desperté como de un sueño, había estado tragándome un pedazo de mi diente. Lo sentí aquí en la garganta. Entonces noté que el tipo me había roto seis dientes. La sangre estaba chorreándome y ni los ojos ni la nariz podía yo abrir…
“Y como si la fatalidad del destino hiciera, comenzó el trabajo de parto. Empecé a sentir dolores, dolores y dolores y a ratos ya me vencía la criatura para nacer… Ya no pude aguantar. Y me fui a hincar en una esquina. Me apoyé y me cubrí la cara, porque no podía hacer ni un poquito de fuerza. La cara me dolía como para reventarme. Y en uno de esos momentos, me venció. Noté que la cabeza de la huahua ya estaba saliendo… y allí mismo me desvanecí.
“No sé después de cuánto tiempo:
“-¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy?
“Estaba toda mojada. Tanto la sangre como el líquido que una bota durante el parto, me habían mojado toda. Entonces hice un esfuerzo y resuelta que encontré el cordón de la huahua. Y a través del cordón, estirando el cordón, encontré a mi huahuita, totalmente fría, helada, allí sobre el piso”. Eduardo Galeano: Memoria del Fuego 3. El siglo del viento. Argentina, Catálogos, 2001.

En la Navidad de 1977, Barrios inició una huelga de hambre, junto a otras mujeres mineras, contra la dictadura. Les siguieron los sacerdotes Luis Espinal y Xavier Albó y, luego, más de 1.500 personas se sumaron a la lucha. Pasaban las horas y los huelguistas se iban multiplicando, y al régimen militar no le quedó otra opción y renunció en favor de la democracia.

Logró doblegar a la dictadura militar del general Hugo Banzer obligándole a iniciar una verdadera apertura democrática y no un simulacro, como planeaba.
Este no fue el inicio sino la consecuencia de una trayectoria que era notable. Como muchas de las mujeres de su clase social y de su generación se sintió identificada con los proyectos revolucionarios de los 60 y 70 y pagó un alto precio, pues las fuerzas dominantes, aspirando a eliminar a sus adversarios y a su ideología, no tuvieron piedad en su afán de acallar su voz.
Pero suele suceder que con la perseverancia y siendo consecuente a sus ideales, y no habiendo tentación de claudicar, la persecución de la que fue objeto Domitila sólo sirvió para multiplicar la audición de su voz y de la causa de los humildes. En 1975 su presencia llegó a escenarios internacionales, su prestigio trascendió fronteras.

Con esos antecedentes, en 1978 fue la primera mujer en encabezar, acompañando como candidata a la vicepresidencia al dirigente campesino Casiano Amurrio, una fórmula electoral en representación del hoy extinto Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). Y aunque la fórmula no fue del todo exitosa en términos electorales, marcó todo un hito inaugural en el proceso democrático del que aún hoy somos testigos, pues en la figura de Domitila Barrios de Chungara se sintetizaron causas como la participación de las mujeres, los campesinos y los obreros en la conducción de Bolivia.

Sus testimonios fueron recopilados en “Si me permiten hablar… Domitila, una mujer de las minas de Bolivia” y “¡Aquí también Domitila!”. En 1975 participó en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer realizada por Naciones Unidas, siendo la única mujer obrera que asistió al evento. También fue nominada para el Premio Nobel de la Paz 2005 junto con Ana María Romero de Campero y Nicolasa Machaca, entre 1.000 mujeres destacadas del mundo, un año antes había creado el Movimiento Guevarista.

Falleció de cáncer de pulmón, en Cochabamba, a la edad de 75 años, posteriormente el Gobierno del Movimiento al Socialismo declaró tres días de duelo nacional y la condecoró de manera póstuma con la Orden del Cóndor de los Andes, distinción creada por el presidente Evo Morales, quien llegó al valle para rendir homenaje a la dirigente de las mujeres mineras.

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