EEUU, la derecha y los medios intentan un golpe contra Petro

EEUU, la derecha y los medios intentan un golpe contra Petro

Por Aram Aharonian*.

El presidente colombiano Gustavo Petro, denunció que sectores opositores buscan derrocarlo con maniobras judiciales, en una estrategia similar a la que sufrió su par peruano, Pedro Castillo, en diciembre pasado y a la que enfrenta el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Por ahora

En medio de un bombardeo mediático, Petro aseveró que su campaña electoral no recibió dinero del narco y su gobierno no hace interceptaciones telefónicas ilegales ni acepta chantajes, luego de difundirse audios en los que el hasta el viernes pasado embajador en Venezuela, Armando Benedetti, amenazara con revelar presuntas donaciones millonarias a su campaña electoral.

Los audios del exembajador que difundió la Revista Semana -en una de sus acostumbradas sesiones de terrorismo mediático- son sólo el comienzo de un escándalo de proporciones internacionales, donde se trata de inmiscuir también al gobierno venezolano, sobre todo desde que se normalizaron las relaciones entre ambos países.

Por estos días en Colombia está abierto la puja por el nombramiento de un nuevo fiscal general que debería surgir de una terna propuesta por el presidente, y es lo que la derecha pretende evitar, asegura Petro.

El 14 de mayo Petro se manifestó sobre el rumor que ha venido creciendo de un presunto golpe de Estado en su contra. Tres días antes, el expresidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares (Acore), John Marulanda, aseguró que las tropas en reserva podrían ayudar a sacar del cargo y defenestrarlo.

Para muchos analistas, la mano de la inteligencia estadounidense está detrás, porque las cosas no les están yendo bien en Ucrania, China sigue consolidándose como el mejor socio comercial de Latinoamérica y, con todo y dificultades, Lula está promoviendo de forma decidida la «penetración» BRICS en Suramérica.

El líder de la Cámara de Representantes, David Racero, anunció que se congeló el debate sobre las reformas de salud, laboral y de pensiones impulsadas por el gobierno, y el Consejo Nacional Electoral abrió una investigación sobre la campaña del mandatario. Los asesores insisten en que hay que crear un imaginario colectivo sobre la corrupción del gobierno progresista.

Una destitución «light» (impedirle que ejecute su programa de gobierno y reformas) conllevará la misma crisis, pero en cámara lenta y es, precisamente, lo que el Departamento de Estado y la derecha mexicana a través del lawfare están intentando hacer con el presidente Andrés Manuel López Obrador. No les alcanza para destituirlo, pero están haciendo todo por paralizar su gobierno.

Eso que «las gentes alzadas están preparadas para prender uno de los conflictos más grandes de los últimos 20 años en Colombia» es justamente lo que estimula la preocupación -el miedo al pueblo, al desborde popular- y pareciera ser el fin de las maniobras de la inteligencia estadounidense.

Al igual que en la Argentina y México, el poder judicial de Colombia ha entrado en juego para debilitar -y tal vez demoler- al gobierno de Gustavo Petro. Cualquier excusa es buena para que se ponga en movimiento un entramado jurídico-mediático, ahora contra el primer presidente de izquierda en la historia del país, que intenta reformas estructurales, recuerda Pedro Brieger, director de NODAL.

Aprovechando el escándalo, el ultraderechista excandidato presidencial Federico ‘Fico’ Gutiérrez pidió la renuncia de Petro, mientras se anunciaba que Milton Rengifo Hernández, será el nuevo embajador colombiano en Venezuela en reemplazo de Benedetti.

La coca

Gustavo Petro, en un relato muy diferente al de gobiernos anteriores -y el de Estados Unidos-explicó cómo la región más afectada por esta problemática de la droga, que han creado las organizaciones ilegales trasnacionales y la alta demanda consumistas en los países occidentales, ha sido Latinoamérica.

“Los estudios dicen que en América Latina han muerto, en virtud de los conflictos que trae la economía ilícita, un millón de latinoamericanos, la mayoría de ellos colombianos y colombianas, la mayoría de ellos, humildes. El pueblo pobre de América Latina que cae bajo las balas homicidas, en unas guerras invisibles, pero profundas, tan intensas, que han convertido a nuestro continente en el más violento del mundo”, dijo el presidente de Colombia.

En esta misma línea, mencionó que se debe pensar cómo cambiar de una economía a otra, refiriéndose directamente a la sustitución de cultivos de uso ilícito. Planteó buscar alternativas para los campesinos que durante años sobrevivieron y sobreviven a partir de la siembra de cultivos de hoja de coca, base de la cocaína que consumen en Estados Unidos. En cuanto a lo internacional, ratificó su idea de la transformación de la política antidroga de los últimos 30 años.

“Hemos convocado a todos los presidentes de América Latina para evaluar el impacto de lo que se ha llamado desde hace 50 años, la política de guerra contra las drogas que nació en el gobierno de Nixon, en EEUU, y se irradió al conjunto del continente”, anotó. Indicó que la nueva política debería estar enfocada en la salud pública -tratar al consumidor y las personas con adicciones como personas con una condición de salud que debe ser atendida desde lo público, además de la prevención- y en la legalización.

La Amazonia

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acordó con Petro, durante el retiro de presidentes suramericanos en Brasilia, fortalecer el combate conjunto de los delitos ambientales y el crimen organizado en la Amazonía, extendida en los territorios de ambos países. Tras la cumbre subregional, los mandatarios concordaron en la necesidad de combatir “madereros y mineros ilegales, ocupaciones de tierras y narcotráfico en la región” amazónica. “Vamos por un acuerdo de países de la Amazonía para revitalizarla.

Incluye la defensa científica, política y militar del tercer pilar climático del mundo”, escribió Petro, algo que no le gustó a EEUU. Ambos presidentes también discutieron medidas para “fortalecer” la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), integrada además por Bolivia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, para preservar el mayor bosque tropical del planeta. Lula será anfitrión en agosto de una cumbre de países amazónicos en la ciudad de Belém, capital de Pará, donde se presentará “la ruta de revitalización de la selva”, dijo Petro. En plena selva, la ciudad de Belém también será sede de la conferencia sobre el clima COP30 en 2025.

Las alarmas se han encendido en el mundo ante el deterioro de la Amazonía, uno de los pulmones de la tierra y cuyo territorio se encuentra mayormente en Brasil. Tras el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, señalado por su política “antiambiental”, Lula asumió su tercer mandato en enero con la promesa de reforzar los mecanismos de protección de los recursos naturales y la propuesta de erradicar la deforestación ilegal en la Amazonía para 2030.

Demasiadas preguntas

Las interrogantes son las que sobran: ¿esto apunta para una guerra civil en Colombia o se quedará en una destitución tipo Pedro Castillo? Una destitución, en caso de lograrle, precipitaría una crisis grave que desembocaría en una reactivación de la guerra. Quizá eso es lo que quiere Estados Unidos.

Para algunos analistas, atrás de todo el escándalo está la mano peluda de la inteligencia estadounidense, necesitada de asestar un golpe al progresismo que al menos empañe la movida de Lula desde Brasil promoviendo el ingreso de Suramérica a los BRICS. En las urgencias de Estados Unidos para frenar a China en su patio trasero vale todo. No sorprende: Benedetti pidió protección al Departamento de Estado estadounidense.

Los medios de derecha ya construyen lo que pretenden sea el escándalo político más grande de los últimos 20 años. Pero la tensión tendrá también un capítulo en las calles.

El momento de este escándalo, cuando se juegan cuestiones centrales para el programa de gobierno de Petro, es tan oportuno, que es difícil pensar que haya sido casual. Cabe preguntarse también,, qué hacía en el gobierno de Petro un personaje como Benedetti, estructuralmente de derecha y hábil para estar en el centro de la escena pero en su propio beneficio. ¿Se puede gobernar por izquierda con políticos de derecha en puestos claves?

A los estadounidenses no les queda otra que patear la mesa y «africanizar», lo mismo que están haciendo en el «Continente Madre» para parar a los chinos. No se trata de un conflicto cualquiera en un país cualquiera. Tiene que ser una explosión de megatones, una guerra civil en Colombia, de manera que todo el entorno se vea impactado: Ecuador (que se les está escapando), Perú, Venezuela y el mismo Brasil, ya que un conflicto serio en Colombia «justificaría» el regreso de la doctrina de «Seguridad Nacional» y del papel rector de los militares en la política nacional.

Los audios

Benedetti, y la exjefa de gabinete, Laura Rabiara, están involucrados en un caso por supuesto abuso de autoridad y escuchas telefónicas, hecho bombardeado por los medios hegemónicos cuando el mandatario busca en el Congreso la aprobación de varias reformas en materia de salud, laboral y de pensiones, en el marco del programa de justicia social de su gobierno, resistido por la derecha y el empresariado.

Los audios que publicó la revista Semana, condensados en un video de casi media hora, son una compilación explosiva, soez y editada de la mano derecha del presidente Gustavo Petro durante la campaña. Benedetti afirma tener información sobre delitos cometidos en torno a la financiación, y amenaza con hacerla pública. Laura Sarabia y Armando Benedetti: los detalles ocultos de una guerra sin cuartel entre las dos personas más cercanas a Gustavo Petro

Benedetti y la secretaria Laura Rabiara, que hasta hace unos días pertenecían al círculo cercano de Petro, fueron apartados del gobierno el viernes 2 de junio tras verse salpicados en un caso de escuchas ilegales y conspiración que ya comenzó con este terremoto político.

Igual que con Pedro Castillo

Buscan el camino que sufrió Pedro Castillo, aseguró el mandatario, en la segunda denuncia de este tipo luego que el mes pasado militares en retiro se pronunciaron por derrocarlo como lo hizo el congreso peruano con Castillo. Petro aludió a los señalamientos del exfiscal Néstor Humberto Martínez contra el comisionado de Paz, Danilo Rueda, a quien señaló de ser un hombre condescendiente con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en una columna que publicó en el diario El Tiempo.

Benedetti fue clave en la victoria del primer gobierno progresista en la historia del país y presentó a Petro a su antigua secretaria privada, Rabiara, quien luego se convertiría en la jefa de gabinete del mandatario. Ésta resaltó que existen acciones malintencionadas reveladas por una persona que buscaba hacerle daño a un gobierno que se comprometió con el cambio.

Benedetti tuiteó: “he sido parte fundamental del actual proyecto político del presidente Petro. Sin embargo, no satisfecho con lo que me correspondió políticamente, en un acto de debilidad y tristeza me dejé llevar por la rabia y el trago”.

Petro al retuitear ese trino indicó: nuestros rivales políticos se han apresurado a ponerme denuncias en la comisión de acusaciones; sin embargo, en ninguna entrevista o en audios se ha mostrado que he cometido un delito. Se trata de un simple intento de golpe blando para detener la lucha contra la impunidad”.

¿Simple intento?

* Aram Aharonian es periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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