El carnaval católico de cada año

El carnaval católico de cada año

Vuelve, como es nociva costumbre por estas malditas fechas, el ‘botellón’ clerical de la semana que llaman “santa” en un país oficialmente denominado “aconfesional”, según reza (nunca mejor dicho) el falsario artículo 16 de la Constitución militar del Rey de Franco.  Las calles se llenan de capirotes kukluxkanescos e iconografía católica, curiosos por ver como se escenifica el revival integrista de incienso y sacristía en nuestras calles (también lo llaman hecho “cultural”) y ocasionales devotos de pegote y medio enganchados por los pelos a una doctrina entre aberrante y homicida. Nadie se acuerda, entre quienes participan de esta celebración místico-verbenera, de los pecados de la “santa” madre Iglesia, que son cuantiosos. Aunque tampoco, vamos a ser sinceros, los recuerdan el resto del año.

El evento evangelizador-fundamentalista que cada año los seguidores “okupas” del Vaticano entorpecen, molestan e invaden nuestras calles me lo recuerda, más que nada, (ya que últimamente me ha entrado un curioso veneno por sondear determinadas televisiones) una cadena regional televisiva que está en manos de la ultraderecha: Castilla y León TV (con capital de personajes tan siniestros como el empresario Méndez Pozo). A pesar de ser un Ente presuntamente privado, esta empresa mediática manipuladora recibe pasta gansa de la Junta de Castilla y León, en manos del PP desde hace más de 25 años ya que, como todo lo que cae en manos del neoliberalismo depredador, la gestión “privada” se convierte rápidamente en deficitaria y el bote salvavidas del dinero público va a parar a las cuentas de las empresas afines a los dos grandes partidos corruptos: PPSOEGAL. El resultado mediático, en el caso de Castilla y León TV, es una información reaccionaria, sectaria, sesgada, en favor de los poderosos, de los banqueros y de las élites mafiosas políticas, una programación cutre, casposa, facha, motivo por si solo para que cerrasen esa cadena(su querencia por los toros, las cochambrosas jotas y las retransmisiones de misas es inenarrable). ¿Una cadena televisiva que supuestamente dice representar a todos los castellano-leoneses haciendo profesión de fe integrista? Esta es la basura que estamos padeciendo en Castilla y León.

Así que de procesión en procesión televisiva regional, gañanería de cruces, ecos de cuando la Inquisición del Santo Oficio quemaba herejes, imaginería hasta el delirio, obstrucción a vehículos y viandantes y contaminación acústica lesiva tienes que escuchar como se habla, sin pudor, de “catequismo en las calles” por parte de sus más entusiastas pregoneros ultramontanos, deudores de un devocionario de cartón piedra. El único “sentimiento religioso” que realmente fluye, de verdad, en la llamada “semana santa” es el dinero del turismo masivo, algo (el vil metal) con lo que la iglesia de Cristo ha tenido una extraordinaria afinidad, motivo suficiente para mantener su circo procesional cada año además, claro está, de otorgarle un nada despreciable dividendo simbólico religioso. De este modo, sus cristos crucificados y sus monigotes más emblemáticos son puestos a disposición de un populacho epilépticamente extasiado, a veces profundamente idiotizado (o lobotomizado), por convicción religiosa o sin ella, quien aplaude el paso ceremonioso de una tradición cavernaria,  a pesar de que aquí crean menos en Dios, en los santos, en las vírgenes o en la propia Iglesia que en el Vaticano.

Pero el caso es salir disfrazados todos los años, representar una farsa saturada de mitos inverosímiles y colapsar una ciudad entera durante diez días (y casi diez noches) para dar rienda suelta a una fe construida a golpe de exhibicionismo hortera, de trasnochado ritual clerical.

Otras notas llenas de “fe”:

Iniciando la ultra católica “Semana Santa”

La Semana Santa y el origen del mundo

La lluvia y la Semana Santa

* Urania en Berlín

LQSRemix

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