El Catatumbo sufre: ¡Salida política con justicia social!

El Catatumbo sufre: ¡Salida política con justicia social!
Foto: Jose Vargas Esguerra

Por Agencia LQS

La población del departamento Norte de Santander exige con mucha fuerza el fin de la violencia indiscriminada y siente que las explicaciones de los bandos enfrentados parecen justificaciones para continuar prácticas violatorias del derecho internacional humanitario, manifestadas en las sistemáticas agresiones a la población civil

El Catatumbo, en el Nororiente de Colombia, sufre de nuevo los peores episodios de la guerra civil que vive el país desde 1948… Reproducimos el comunicado emitido por el Movimiento por la Constituyente Popular -MCP-:

¡Salida política con justicia social!

El Catatumbo, además de sufrir el dolor de ver miseria por doquier, de nuevo tiene que contabilizar en las últimas semanas más de 36.137 desplazados, 80 muertos, cientos de niños sin escuela y una zozobra generalizada que enseña claro el escalamiento del conflicto político, social y armado en una Colombia que asiste atónita ante los repetidos tropiezos y extravíos de la política de “Paz Total” del Gobierno del Cambio. Ya, desde hace muchos meses, el ascenso del conflicto se vive con diferente intensidad en los departamentos del Cauca, Arauca, Nariño, Chocó y sur del Valle.

Ante tanto flagelo, el pueblo de la fronteriza y rica región del Catatumbo clama por que todos los actores armados estatales, paraestatales e insurgentes le den un tratamiento acorde con el Derecho Internacional Humanitario. Demandan el cese indefinido de fuegos que impulse el respeto a los Derechos Humanos de la población civil y le corte alas al guerrerismo, al militarismo y las posturas extremas que alejan a Colombia de la construcción del camino hacia una paz democrática y, en el caso del Catatumbo, pone al país en dificultades mayores en las relaciones político-diplomáticas con la vecina República Bolivariana de Venezuela.

Pensamos que la capacidad autocrítica de todas las partes debe manifestarse en nuevos comportamientos, que las alejen de prácticas y decisiones que atizan el conflicto y reviven episodios de los ataques entre grupos armados, ya vividos y repudiados por toda la opinión democrática en el 2018, cuando el MCP sufrió injustos y costosos hostigamientos en el Catatumbo. Claro está, esa cruda realidad no puede llevar al equívoco de creer en la fórmula de la militarización como solución, estamos de cara a un problema de orden social, económico y político y no ante unas “alteraciones del orden público” por cambios en los precios del mercado de la cocaína y la amapola.

El Gobierno del Cambio debe alejarse de consideraciones erróneas que hicieron de Colombia, durante lustros, un país en permanente “Estado de Sitio”, o de lo que hoy es llamado “Estado de conmoción interior” y cuya declaratoria para el Catatumbo de hoy poco ayuda a la paz, al dialogo y, en general, al profundo anhelo de la sociedad colombiana de verdadera solución política para un conflicto que lleva más de 70 años.

Es la miseria, los aplazamientos de la reforma agraria, las negadas libertades políticas que se quedan en enunciados generales y el drama de los derechos recortados por la austeridad presupuestal causada por el faltante fiscal alimentado por el injusto tributo del pago de la deuda externa a los monopolios financieros internacionales, este listado de factores son los principales generadores de la “grave perturbación del orden” con crecientes protestas populares, bloqueos, plantones, paros y huelgas que alteran la convivencia ciudadana amenazando la estabilidad de una institucionalidad constitucional y legal, rebasada por la realidad constituyéndose en un freno de los cambios mientras se persigue a los pobres.

El Catatumbo y todas las regiones sacudidas por el conflicto armado demandan de la puesta en práctica de “planes de choque”, de verdaderas medidas de emergencia económica y social con claro direccionamiento presupuestal y gran participación de la comunidad, tanto en su elaboración como en la ejecución. No más dilaciones en la toma de medidas. La inversión económica y social, la educación y rehabilitación de las comunidades afectadas, el respeto de los derechos y libertades, el acertado aprovechamiento de la cooperación internacional terminaría generando prevención de la violencia y protección de las comunidades, son elementos importantes que el Estado debe desarrollar como esencia de su política de paz.

La población del departamento Norte de Santander exige con mucha fuerza el fin de la violencia indiscriminada y siente que las explicaciones de los bandos enfrentados parecen justificaciones para continuar prácticas violatorias del derecho internacional humanitario, manifestadas en las sistemáticas agresiones a la población civil.

Debemos aprender de la declaratoria de cese al fuego que vive el pueblo palestino en Gaza permitiéndole tener corredores humanitarios, intercambio de rehenes y asistencia humanitaria, siendo claro que en el Catatumbo deben abrirse las puertas a las mesas de diálogos que pongan fin a las injustas agresiones militares a las comunidades del Catatumbo.

No acierta el comisionado de paz Otty Patiño al argumentar a favor de la suspensión de la mesa de diálogo Gobierno-ELN, su papel no es ideologizar los diálogos de paz, su rol es encontrar en medio del diálogo los asuntos políticos, económicos y sociales que, al sufrir cambios sustanciales, sirvan de punto de apoyo para la palanca que permita mover el peso de más de 70 años de conflicto armado.

No bastan las declaraciones de buena voluntad de ninguno de los actores, todos los actores deben generar claros hechos de paz acorde con sus responsabilidades, su papel político y el rol militar en el conflicto, demandamos acciones de desescalamiento del conflicto armado que permita el libre desenvolvimiento de la vida de los territorios que sufren la crudeza de la violencia del conflicto y anhelan ser verdaderas Regiones de Paz y no solo parte de sus listados, enunciados y leyes cargados de retórica sobre la paz.

La defensa de la salida política al conflicto y de lucha por la paz con justicia social están al orden del día para las fuerzas democráticas, de izquierda y revolucionarias. El MCP llama a todos los sectores políticos a activar el debate político sobre la paz en el Catatumbo y toda Colombia, ligado a la presentación de iniciativas de solución, a no limitarnos a la denuncia y los diagnósticos, a impulsar la unidad de acción por cambios reales y sustanciales.

Llamamos al Gobierno del Cambio a rectificar el camino, a mantener su vocación de paz inaugurando con la participación de las comunidades un rediseño total de su política de paz, a asumir la tarea de sacar adelante los diálogos y negociaciones con los grupos insurgentes y a tomar la responsabilidad en la ejecución de las iniciativas de cambio expresadas por convergencias y juntanzas populares y comunitarias existentes, así estén apoyadas o no en leyes existentes, pues son dignas de apoyo en tanto están vinculadas a procesos claramente enrutados a la búsqueda de la paz con justicia social.

Manifestamos nuestra solidaridad con las comunidades del Catatumbo, el área metropolitana de Cúcuta y el sur del Cesar y saludamos las diversas convocatorias de acciones humanitarias y solidarias con el pueblo del Catatumbo resultantes de iniciativas de diferentes organizaciones y colectivos políticos y sociales.

Coordinador Nacional
Movimiento por la Constituyente Popular -MCP-
Gonzalo Hoyos – Tarsicio Rivera – Moisés Gallego – Efraín Viveros – Ana Cristina Bermúdez – Mauricio Álvarez – Alejando Rodríguez Enrique Malvaceda.
coordinadormcp@gmail.com

Colombia – LoQueSomos

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