El reino del hartazgo

El reino del hartazgo

Mientras el gobierno que regala once mil millones de euros a la iglesia católica para sus pompas, ese mismo gobierno arrasa la sanidad y la enseñanza públicas, el poder adquisitivo de los de abajo, la investigación…No hay dinero, dicen con toda desfachatez. Y anuncian más recortes. Esta sumisión a los curas nigromantes y chivatos indica, al fin y la cabo, una profunda creencia providencial en el milagro de última hora que lo solucionará todo. Es este un país irracional, catatónico, esperpéntico, incapaz de aprender de su historia, vapuleado por sus élites siniestras e incultas. Un país den cataplasmas, supersticioso y ruin. Un país de crueldad circular, como el simbólico ruedo ibérico. Y ahora además oficialmente arruinado. En España la caricatura es la normalidad. Y la Historia se repite como farsa.

Después de todo lo que se ha pasado estamos otra vez donde estábamos. Después del dolor, la sangre, las tumbas y el expolio de cuarenta años de dictadura hemos vuelto atrás, como si mirar por el espejo retrovisor fuera un hábito insuperable. La tan sacralizada Transición de laboratorio ha sido un fiasco para los de abajo y un momio para los herederos de Franco y los arribistas de turno. Por ejemplo, tenemos un rey Borbón frívolo como su antecesor Alfonso XIII, que fue expulsado por ser una carga inútil. Un lujo en tiempos de precariedad. Y un yernoduque chorizo que eclipsa cualquier posible signo positivo de la realeza.

El modelo de Estado impuesto a la fuerza, como botín de guerra, está periclitado. Sólo funcionó cuando la economía del ladrillo era la anestesia general que lo permitía todo, hasta comulgar con ruedas de molino. En el momento en que han llegado las vacas flacas el horizonte tradicional del Estado centralista borbónico se ha oscurecido. Las naciones periféricas reclaman su espacio y sus derechos, en una dinámica cada día más perentoria y acelerada por la postración central. España está atascada. Se acabó la fórmula timorata y entreguista de la achicoria (ni siquiera café) para todos.

Después de la Diada las cosas están más agudas en Cataluña. En Euskadi, el fenómeno Bildu augura un triunfo aplastante del soberanismo vasco. Regresando a la memoria negra de 1936, la cuestión central a dirimir es si Federalismo o crisis política y hecatombe. Entonces se solventó con un golpe militar y una sobredosis de españolismo militar y clerical, un corsé que ya oprime demasiado, y demasiado tiempo. Y en pleno siglo XXI y dentro de la Unión Europea ¿Cómo se va a resolver el entuerto?

* Director del desaparecido semanario "La Realidad"

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