En el 80 aniversario del auditórium laico de la Residencia de Estudiantes

En el 80 aniversario del auditórium laico de la Residencia de Estudiantes

Por Cristina Calandre Hoenigsfeld.

En el mes de abril del año 1933 fue inaugurado el Auditórium de la Residencia de Estudiantes, en los Altos del Hipódromo, Madrid, cuando la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) decide ampliar las instalaciones dedicadas a actividades culturales y biblioteca de la Residencia. Para ello se firma, el 25 de junio de 1931, la memoria del proyecto de construcción del edificio, que fue inaugurado en abril de 1933, con un concierto de la Argentinita, acompañada al piano por Federico García Lorca.
Los encargados de su construcción fueron los arquitectos institucionistas Arniches y Domínguez, que supieron diseñar un espacio laico de sobrio racionalismo, como era habitual en ellos.
En este edificio compartían espacio la biblioteca y el auditorio, separados a través de un patio-claustro, que todavía pervive.
Desde 1933 hasta 1939, con la derrota de la II República, se presentaron en este auditórium obras de teatro, se hicieron importantes reuniones del Comité de Letras y Artes del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. En 1934, se desarrollaron allí las sesiones académicas del VI Congreso Internacional de Entomología, con Ignacio Bolívar, director del museo nacional de ciencias naturales, al frente. Y en 1937, alguna de las sesiones del Congreso de los Intelectuales al Servicio de la República, en el que participaron intelectuales como el poeta cubano Guillén, también se celebraron en este auditórium.
Durante la Guerra de España, la Residencia fue transformada en Hospital de Carabineros, dirigido por el eminente cardiólogo, Dr. Luis Calandre Ibáñez, subdelegado de la JAE, que se encargaba, además de cuidar de los enfermos de una epidemia de malaria, del mantenimiento de los edificios de la Colina de los Chopos, incluidos el auditorio y la biblioteca.
De la biblioteca, que estuvo en todo momento vigilada para evitar desmanes, algunos libros fueron utilizados por las enfermeras para enseñar a leer a los milicianos, durante sus largas convalecencias.
Tras la guerra civil, este edificio de la madrileña calle Serrano 125 es el primero en ser transformado por los vencedores, con su ideología opuesta al laicismo de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) que impregnó a toda la Colina de los Chopos. Impusieron el dogmatismo católico del Opus Dei, instalado en el CSIC una vez destruida la obra de la Junta para Ampliación de Estudios, y acometieron la transformación de este auditorio en Iglesia del Espíritu Santo.
El arquitecto encargado fue Manuel Fisac, miembro del Opus Dei, siendo Secretario General del CSIC, el sacerdote Jose María Albareda, cuyo busto sigue presente en el actual. La iglesia fue inaugurada en el año 1946.
Pero no solo está el busto; también la estatua de monseñor José María Escrivá de Balaguer, creador del Opus Dei y santo desde 1999, preside la iglesia por dentro, para que no quede duda de que es una iglesia de esa secta.
Para mayor escarnio, dentro del templo se conserva como reliquia la cabeza de San Isidoro de Sevilla. El préstamo se autorizó en los años 40 por el entonces obispo de León, cuando se constituyó el CSIC, y tras la mediación del ministro de Educación Nacional, se apeló a la orden de 8 de marzo de 1940, según la cual el CSIC gozaba de la máxima jerarquía y, en su artículo 2, se declaraba a San Isidoro patrono espiritual de este organismo.
Hasta el día de hoy, y pese a haber sido reclamado por el abad de San Isidoro, el santo sigue descabezado, conservado en dos urnas de plata en el altar mayor de la basílica leonesa.
El párroco de esta opusdeísta iglesia del Espíritu Santo, Javier Cremades, participó muy activamente en la organización de la Jornada Mundial de la Juventud, que tuvo lugar en agosto del año 2012 en Madrid, con la asistencia del papa Ratzinger.
La situación de la iglesia del Espíritu Santo dentro del Campus del CSIC, institución científica pública, se nos muestra como un claro ejemplo de la no separación de Iglesia y Estado, consecuencia de la Constitución monárquica de 1978.

Urge una Constitución Republicana, en donde dicha separación sea una prioridad. Entonces podremos trasformar ese espacio religioso en un centro laico, dedicado a la cultura, finalidad para la que originariamente había sido pensado y construido, recuperando el auténtico legado de la Institución Libre de Enseñanza, la Junta para Ampliación de Estudios y la Residencia de Estudiantes.

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