En recuerdo de Teresa del Vigo
Matilde Muñoz. LQS. Septiembre 2019
Teresa era una mujer rebelde, comunicativa, sencilla, sensible y cariñosa. Nacida en Burgos, con tres hermanos varones y unos padres con espíritu militar autoritario, comprendió desde muy pequeña lo que en los años 50 y 60 significaba ser mujer
El jueves 4 de septiembre, mientras Teresa del Vigo volvía a casa con una bolsa de compra y sujetando las correas de sus dos perritos, pasó algo que la hizo caer al suelo. Se golpeó la cabeza y el viernes 5 de septiembre murió en el hospital de Toledo por una hemorragia cerebral. Al día de hoy el caso está en manos del juzgado de Toledo. Los que llamaron a la ambulancia declaran que no vieron nada, solo oyeron un fuerte golpe. Otros vecinos afirman que un hombre con cuatro pitbull salió corriendo tras la caída de Teresa, y que la caída fue causada por el ataque de uno de los perros. Que muchos vecinos del pueblo saben quién es. Y que esperan que el juzgado tome cartas en el asunto. Esperamos que los hechos se investiguen a fondo y que el juzgado n. 5 de Toledo aclare lo sucedido.
Teresa era una mujer rebelde, comunicativa, sencilla, sensible y cariñosa. Nacida en Burgos, con tres hermanos varones y unos padres con espíritu militar autoritario, comprendió desde muy pequeña lo que en los años 50 y 60 significaba ser mujer. Ella decía “toda mi infancia estuve oprimida, pisoteada, maltratada. Me pegaban a base de bien”. Con 13 años empezó a trabajar en una sastrería. Con 21 años logra hacer la educación básica. Cuando entra a trabajar en una fábrica textil, depositando su sueldo en la cuenta de su padre, conoce a las JOC (Juventud Obrera Católica) y participa en algunas huelgas. Mientras ella se sentía orgullosa, la familia la llamaba “fabriquera” instándola a pensar en casarse. “A mí lo que me interesaba era liberarme, progresar, desarrollarme, ser una persona”. Así que Teresa emigra a Barcelona, donde llega sin dinero y sin trabajo. Tenía una casa para dormir gracias a la ayuda de las JOC. Pero a ella el enfoque de la iglesia no la convencía. En Barcelona conoció a gente del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y empezó a participar en reuniones, manifestaciones y acciones. Trabajaba en una fábrica de televisores “donde hice un trabajo político y sindical”. “Éramos todas chicas”. Con mucho esfuerzo logró organizar una huelga que salió muy bien.
Junto a Santiago construyó la editorial Tiempo de Cerezas y se dedicó a la venta de libros y de material republicano
Más adelante se incorporó a los grupos del FRAP y dejó todo trabajo legal. Empezó a vivir en clandestinidad. Podía trabajar solo limpiando. No le gustaba y ganaba poquísimo, pero estaba muy convencida de la lucha. Va a vivir a Madrid, trabaja limpiando casas, vive sola en una pensión. “Me encontraba muy a gusto”. En 1977, la detienen en el trabajo acusándola de haber participado en el robo de una armería. Lo niega todo. En la DGS la torturan ferozmente durante 10 días. Salió de allí a la cárcel y estuvo 22 días en el hospital de Yeserías. Imaginamos cómo debía estar. Niega todo ante el juez, niega pertenecer a ninguna organización, siempre. No denuncia a nadie. Cuando detienen a otras personas la vuelven a llevar a diligencias. Se mantiene siempre firme. Tuvo una petición de 12 años de condena. Tras un año y nueve meses de cárcel, pasados como presa común, le conceden la libertad provisional. “Cuando salí me estaban esperando un grupo de camaradas, con flores y todo. Emocionante, muchos abrazos…”. Cuando salió el juicio se fue e París. Allí estuvo, trabajando como limpiadora, hasta que le dieron el indulto en diciembre de 1982.
Conoce a su compañero Santiago Oset, que será hasta el final su pareja y su gran amor. Milita en el PCE (m-l) hasta su autodisolución. Aunque ella no estaba de acuerdo, lo dejó. Los últimos años de militancia le dejaron una huella negativa. Lo cual no implica que Teresa estuviese arrepentida. Estaba muy orgullosa de su militancia y de lo que a través de ella había logrado. “Para mí la militancia ha sido positiva, me he tenido que enfrentar a la vida, me he sentido bien, he conocido a muchos camaradas majísimos. Ha sido maravilloso cuando he logrado hacer las cosas, hacer las octavillas, la huelga de la fábrica… porque la vida es lucha y aprendí a luchar…” “Yo sigo teniendo las mismas ideas y estoy contenta de haber luchado por lo que yo creía”.
Junto a Santiago construyó la editorial Tiempo de Cerezas y se dedicó a la venta de libros y de material republicano. Ya no la veremos en el Rastro de Madrid detrás de sus libros y de la bandera republicana, ni en el homenaje a los guerrilleros en Santa Cruz e Moya, ni en la Semana Negra de Gijón, ni en la fiesta del PCE, ni en los actos de memoria y por la República. Pero no la olvidaremos.
Barcience, 6 de septiembre 2019.
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Hasta siempre compañera.
Que la tierra te sea leve, compañera. Gracias por tanto. No te olvidaremos.