Entre tahúres y semi-estados

Entre tahúres y semi-estados
Paupérrima foto proporcionada por fuentes gringas asegurando que las cuevas atacadas por Trump II están en las Golis Mountains. Incluso aceptando que así sea, ¿a qué Golis se refiere porque esa cadena montañosa discurre paralela a la costa ‘somalí’ y son muy diferentes las Golis cercanas a la colonia francesa de Yibutí y las Golis orientales de la frontera entre Somaliland y Puntland, los dos estados ‘somalíes’ en los que centramos nuestro horizonte geográfico?

Por Nònimo Lustre

En su discurso de segunda investidura como POTUS (President of the United States), Trump declaró con el debido boato que “My proudest legacy will be that of a peacemaker” siendo peacemaker (=pacificador) la palabra clave que lleva años utilizando para construirse una imagen de pacifista/comerciante/empresario. Ahora bien, ¿quién cree que los empresarios son pacíficos por naturaleza?: en Occidente, muchos, pero en Oriente y en los Tercer y Cuarto Mundo, ninguno, puesto que, en los andurriales de la modernité está fresco y activo el recuerdo de los imperialismos europeos. Otro problema es que, en su ceguera, en Occidente se lee a ese infecto Kipling ex disneyano que sermonea sobre la ‘pesada carga que soporta el Hombre Blanco’ en su evangelización de los salvajes -no dudo que las biblias pesan mucho, como bien saben las costillas de los arrieros negro-cobrizo-amarillos.

Trump´s first major military operation i

Dirigiéndose al ISIS, en el tono sádico que utilizó Hillary Clinton sobre Ben Laden, Trump II grita que “Te encontraremos y te mataremos”. La noticia de su primer bombardeo en las RRSS facción Truth Social, confusa como todo lo trumpiano porque no es el ISIS al que atacó sino a una de sus innumerables ramificaciones, el IS que opera en “Somalia”.

El sábado 25 enero 2025, Trump el Pacificador comenzó su primera guerra como POTUS II. La materializó en un ataque aéreo contra las cuevas en las que dizque se refugiaba un elusivo “Senior ISIS Attack Planner”. Suponemos que se refiere a Abdulqadir Mumin, cabecilla global del IS según fuentes de la siempre intencionalmente imprecisa inteligencia gringa -en este caso, confunde ISIS con IS. Lo primero, es subrayar que Trump construyó desde hace décadas una imagen suya como el POTUS (President of the United States) que no entró en ninguna de la media docena de guerras que heredó de su antecesor, Barack Obama (potus 2009-2017) Huelga añadir que tal afirmación es tan bonita como falsa; por ejemplo, centrándonos en el Cuerno de África, el primer Trump retiró de “Somalia” (luego veremos el porqué de estas comillas) a los 700 soldados gringos que allí vegetaban acuartelados pero es no menos cierto que intensificó hasta casi 400 sus bombardeos en esa zona.

Creo que ya es necesario mostrar un par de mapas étnicos de Somalia porque, siendo Somalia un estado clánico y federal en el que dos enormes territorios, Somalilandia y Puntlandia, fungen con muy distintos grados de autonomía, desde la real independencia de la primera a la oscilante autonomía de la segunda -ayer federada y hoy dudando de su adscripción a la Somalia centralizada en la muy sureña capital de Mogadiscio.

Llegados hasta aquí, conviene subrayar que clánico es la palabra clave para toda Somalia pues son sus clanes quienes determinan su estructura social. Como escribe Mary Harper, la identidad de los somalíes se manifiesta en su pertenencia a cada clan y/o “sub-clan, sub-sub-clan and sub-sub-sub-clan”. Y no solo su identidad sino también su agenda de direcciones y telefónica. Harper insiste en que su cultura oral es muy importante hasta el punto de que la información está en las cabezas y no en papeles o en aplicaciones digitales -esta escritora se maravilla de la rapidez con la que los somalíes encuentran a su gente (cf. p. 65 de M. Harper (2019) Everything You Have Told Me Is True, a look at life under al-Shabab; disponible en annas-archive.org)

Mapa con los clanes somalíes más numerosos y con la ubicación de otros clanes no somalíes. La línea negra que delimita las fronteras no es totalmente contínua puesto que, especialmente con Etiopía, hay enormes áreas donde la línea debería dibujarse como discontinua o incluso inexistente. Asimismo, este mapa no señala las fronteras internas entre Somalilandia, Puntlandia y Somalia convencionalmente dicha.

Segundo mapa étnico. Destaca con líneas de puntos blancos las fronteras entre las tres entidades somalíes.

La importancia que atribuimos a los clanes puede analizarse según el gusto del antropólogo y/o politólogo de turno. Algunos pueden considerar que el Estado somalí nació dellos e incluso pueden extrapolar esta mecánica al resto del mundo coligiendo que los Estados terráqueos se forman partiendo de los nexos familiares propios de esas familias extensas que son los clanes -un correlato más que dudoso. Dicho de otra forma: a partir de los Trastámaras, los Archambault/Borbón, los Nassau e incluso los advenedizos Bernardotte, se forman sus respectivos reinos. Algo de razón tendrán quienes así simplifiquen las dinastías royales pero sólo acertarán si incorporan un hecho definitivo: las invasiones inter-nacionales. En este sentido, el caso somalí es muy ilustrativo puesto que la Somalia actual es producto de cuatro imperialismos/colonialismos: el británico, el francés, el italiano y el etíope.

Bombardeos quirúrgicos y otras majaderías léxicas

Volvemos a la sangre. Con seguridad, sólo sabemos que el bombardeo dictado por Trump atacó las montañas Golis; es decir, no sabemos nada porque sería irracional creer al Gran Tahúr. Pero, gracias a los libros antiguos, sabemos que no es la primera vez que esas supuestas ‘cuevas en las Golis’ soportan una sangrienta represión desde tiempos ‘inmemoriales’. Asimismo, basta observar el mapa abajo (y, sobre todo, leer al abajo citado Hoehne 2015) para comprobar que, probablemente, el IS ocupaba una zona fronteriza entre Somalilandia y Puntlandia lo cual despierta una pregunta imposible: ¿a cual de los dos países/Estados corresponde luchar contra el IS? -más abajo responderemos a esta cuestión. Ahora bien, como los USA se vanaglorian de que su cirugía bélica es tan exquisita que mata a los yihadistas pero nunca a los vecinos de su alrededor, en realidad no podemos saber cómo sigue la batalla IS versus el resto del “mundo libre”.

Conflictos en las montañas Golis, 2006-2014 (cf. pág. 125 en Markus Virgil Hoehne (2015) Between Somaliland and Puntland. Marginalization, militarization and conflicting political visions; Rift Valley Institute, Londres y Nairobi; disponible en annas-archive.org) Sin asumir que está en Puntlandia porque la frontera con Somalilandia no está fijada, observemos al puerto de Bosaso puesto que puede jugar un importante papel a la hora del reconocimiento de Puntlandia y/o a la, más que hipotética, imposible, llegada de los gazatíes deportados.

Por lo demás, ya sabíamos que, pese a sólo son conflictos internos dentro del amplísimo Estado Islámico, el IS estaba en el norte de Somalia desplazando a la anterior guerrilla de al-Shabab. Algunas cantidades tan dudosas como todas las que informan sobre batallas: en el Cuerno de África, ¿cuántos militantes tiene el IS?: dicen que más de un millar.

Contestando a la pregunta imposible: leyendo a los medios somalíes (en especial, a Hiiraan.com) todo apunta a que es el ejército de Puntlandia quien corre con el peso de la batalla. Por ende, las primeras noticias de que Trump atacaba a “Somalia”, por ignorancia (raro sería), por la consuetudinaria manía gringa de mentir o por las prisas, no sirven para nada puesto que Puntlandia empieza a no reconocer a Mogadiscio. ¿Qué propagandean los últimos partes de guerra?: según el ejército putlandés, en los últimos días (me irritan estas vaguedades, ¿cuántos días son “los últimos”?) ha matado a 85 yihadistas al precio de 17 soldados muertos. Lo poco que sabemos es que la batalla se desarrolla con drones y anti-drones (cf. el nada neutral Sahan Research) y que ni Puntlandia ni Mogadiscio se fían mutuamente (cf. Puntland offensive deals blow to Islamic State in Somalia, Reuters, 08 febrero 2025; a la fecha, el glamuroso ejército puntlandés, dice haber recuperado 250 kms2 )

Faroles trumpianos y sucesivos globos sonda

Es obvio que la pretensión trumpiana de deportar (palabra incompatible con la voluntariedad) a los gazatíes a Egipto y Jordania fue sólo uno más de los faroles consustanciales a tahúres como el mayor dellos: el actual POTUS. Lo primero es recordar que, hoy, las mayores matanzas de palestinos se perpetran más en Cisjordania que en Gaza. Lo segundo, es observar que, vista la negativa de esos dos países vecinos a los que se unió la apolínea (¿) Arabia Saudita, Washington se sacó de la manga otros tres candidatos: desde Marruecos hasta Puntlandia y, en menor medida, incluso Somalilandia. Dejando aparte su evidente y decimonónico paralelo con Uganda, Madagascar y otros destinos nonatos del pueblo hebreo, es evidente que Marruecos estaría dispuesto a tan flagrante lameculismo a cambio de que USA caucionara su innoble invasión del Sáhara Occidental. Pero, además de que Israel les reconociera diplomáticamente, ¿qué ganarían esas autonomías/independencias somalíes? Según han manifestado los jefazos de Puntlandia, los gazatíes deportados contribuirían a la “modernización, seguridad y desarrollo económico” de su semi-Estado -si les creemos, el hoy oscurísimo bombardeo trumpiano puede descifrarse e incluso encontrar su raíz en los puertos de mar, más que en las ciudades. En cuanto a la rebelde Somalilandia -fácticamente independiente desde 1991- agradar a Trump la serviría para reforzar un reconocimiento internacional que ya comenzó en 2024 mediante su acuerdo provisional con Etiopía -prestarla el puerto de Berbera para que Addis Abeba consiga una salida al mar Rojo.

De las cuatro potencias coloniales a la siempre inconclusa Somalia federal

Indígenas de Puntlandia. Según el criterio occidental estético de hoy, las somalíes (nunca los) cosméticamente occidentalizadas están consideradas como mujeres bellísimas. ¿Y las indígenas? Veremos mañana y el siglo que viene…

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