Ese hombre llamado Hugo Rafael

Ese hombre llamado Hugo Rafael
Era cariñoso y simpático. Sin embargo, la derecha, la oligarquía y la inmensa mayoría de los medios de comunicación -que son propiedad de ambas- le presentaron como a un dictador. Dieron una imagen de él cual si fuera mitad déspota y mitad inculto sargento chusquero. Hugo Rafael Chávez Frías, militar de carrera y diplomado en Estado Mayor, era licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y poseía una gran cultura, siendo un lector empedernido.
 
Chávez era un llanero, como le escuché decir docenas de veces mientras trabajé para él durante unos breves pero intensos meses, hace ahora un año. Un llanero es un hombre de Los Llanos de Venezuela, con mentalidad agraria, pero también de jinete rebelde, de lancero de Bolívar. Por eso cantaba, bailaba y era sencillo. Sencillo como los lugareños, alegre y con algo de sangre negra, por parte de su abuela paterna. Chávez hablaba como el pueblo venezolano, por eso le entendían tan bien. Chávez heredó el espíritu libre y rebelde de los llanos.
 
La burguesía venezolana siempre le despreció, le llamaban “el negro” como mote despectivo. Él siempre habló orgulloso de sus gotas de sangre negra.
 
Hugo Chávez no era como los políticos y políticas al uso en el estado español. Hablaba con convicción, contundencia y frases rotundas, entendibles por y para su pueblo. Chávez no hablaba para las élites, mucho menos para contentar a las oligarquías. Hablaba para su gente, para los pobres de Venezuela, de América y del mundo. Por eso no sentía vergüenza de cantar en público canciones llaneras, los cantos populares de su tierra, que en varias ocasiones le contemplé desgranar. Era la vida, era tremendamente vitalista. Se desbordaba en palabras, pero sobre todo en acciones, en hechos, en programas.
 
Chávez visitaba obras, interpelaba en público a directores, alcaldes o ministros, y si hacía falta les reprendía. Hugo Chávez, presentado en Europa Occidental como un machista, tenía sin embargo a numerosas ministras en su Gabinete, así como el PSUV contaba con un gran número de diputadas y numerosas mujeres, al menos tantas como hombres, ocupando los altos cargos de la Administración. También los Consejos Comunales están llenos de mujeres activistas, yo diría que más que hombres.
 
En ocasiones, Hugo Chávez hacía retransmitir en directo por TV los consejos de ministros. Se comentaba en Miraflores (la sede presidencial) que ponía en serios aprietos a sus ministros solicitándoles datos, acciones en marcha y fechas concretas de ejecución. Era infatigable sencillamente. Trabajar a su servicio eran horas de trabajo, seguimiento y duras jornadas de reflexión, lectura e informes diarios. Otras y otros en condiciones todavía más duras que el autor.
 
Pero lo que aquí me interesa resaltar -pues ya habrá cientos de artículos mucho más eruditos- era su carácter humano y su compromiso altermundista.
 
A Chávez lo vi por primera vez en el Foro Social Mundial de Belem en Brasil. Allí en medio del éxtasis de los militantes jóvenes del Movimiento de los Sin Tierra, nos habló con su sencillez y profundidad. Se declaró feminista y tuvo palabras de aprecio para Ignacio Ramonet y otros intelectuales europeos y latinoamericanos del pensamiento crítico allí presentes. Cuando finalizó, las muchachas y los muchachos latinoamericanos presentes -en especial brasileños- se abalanzaron al escenario y Hugo, cual un cantante de rock, se desprendió de una toallita que llevaba para enjugarse el sudor y la arrojó al público, a su público, que era parte de la juventud revolucionaria latinoamericana. Chávez volvió a sellar su compromiso con el Foro Social Mundial. En ese mismo acto, organizado por el MST cuyos activistas sencillamente lo amaban y lo aman, junto a Evo Morales, Rafael Correa y Fernando Lugo -el presidente electo derrocado en Paraguay- afirmó que allí estaban, comprometidos con la causa de la revolución y el socialismo internacional “Un doctor de Harvard, un indio, un obispo y un soldado juntos“, que había de todo en esa banda del nuevo internacionalismo: un cura, un intelectual, un indio cocalero y un soldado del pueblo.
 
Después, ya en Venezuela, tuve la suerte de participar en el acto de constitución del Gran Polo Patriótico. En Caracas, cerca de Miraflores y en la calle, desgranó la gran aventura del frente antineoliberal: amplio, participativo y popular en el que un líder carismático ponía todas sus esperanzas. Porque Hugo Chávez, y eso debe servirnos de ejemplo, potenció un gran movimiento unitario popular y amplio, el Gran Polo Patriótico, de forma que aun teniendo la fuerza electoral suficiente junto con los socialistas del PSUV, llevó en sus listas a comunistas del PCV -que eran minoritarios- y a socialdemócratas antineoliberales del MEP y del PTT Maneiro. Ojalá la lección se aprenda por estos lares.
 
Deseo finalizar manifestando mi repulsa por muchas falsedades que sobre el presidente Chávez se están diciendo en el estado español, con un jefe de estado vitalicio e impuesto por un dictador, y a pesar de ello muchos periodistas se atreven a cuestionar su “pureza democrática” afirmando la dificultad de los medios de información, la mayoría en manos públicas. Esta afirmación es una monstruosa mentira. La mayoría de las cadenas de televisión venezolanas son privadas y la mayor parte de los periódicos también. Basta con viajar a Venezuela y comprobarlo. Pero afirmaré más: con menos ataques de lo que los periódicos y cadenas privadas constantemente profieren contra el que era su jefe del estado, si estas afirmaciones se hicieran aquí en España para criticar al monarca vitalicio y no electo heredado de Franco, muchos medios ya hubieran sido cerrados y/o procesados sus directivos. Por esto, al dolor que sufro por la muerte de un gran hombre de estado, gran socialista y humanista, lo veo incrementado por tener que escuchar tanta falsedad de tipos que jamás han estado en Venezuela, ni contrastado sus informaciones. Pero la mentira tiene las patas muy cortas y el cariño de su pueblo no se podrá ocultar.
 
Hugo Chávez nos hizo mucho bien a toda la humanidad. Los verdes europeos debieran ahora recordar y en especial los centro-europeos su decidida actuación junto a Evo Morales en la cumbre de Copenhague, cuando la abandonaron y se solidarizaron con las reivindicaciones ecologistas y en defensa de la Madre Tierra, en lugar de criticarle con criterios eurocentristas y racistas.
 
Termino pidiendo a las personas de izquierdas e informadas que puedan leer este artículo que, cuando analicen las actitudes y la obra de Hugo Chávez, piensen como latinoamericanos. A nosotras y nosotros tanta supuesta pureza y muy supuesta horizontalidad, no nos ha servido ni para hacerle cosquillas al sistema, mientras que los líderes latinoamericanos y sus pueblos sí que están creándole problemas al capitalismo depredador.
 
* Portuario en excedencia. Politólogo. Ha trabajado en una Unidad de Análisis al servicio de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela
 
 

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