Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno: Pearl Jam

Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno: Pearl Jam

Por Mariano Muniesa*. LQSomos.

Rock fuerte, duro, más cercano a los 70 y a Led Zeppelin y a Free que al hair metal, con algún eco punk rock matizado y también melódico aunque desde una concepción muy distinta de las de las bandas de hard rock de los 80, con letras en ocasiones crípticas, muy introspectivas

30 años del debut de Pearl Jam: un doloroso parto

Pearl Jam es un grupo que tal vez nunca hubiera existido de no ser por producirse una trágica circunstancia “Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno”: una máxima que puede aplicarse a todos los ámbitos de la vida, y que en cierta manera encaja muy bien en al menos, alguna de las claves que explican el inesperado y sorprendente suceso que un grupo debutante que venía del más puro underground de los circuitos de música alternativa de Seattle protagonizó en los últimos meses de 1991 y primeros de 1992. Dentro de unos días, se cumplirán 30 años de la edición de ‘Ten’, el álbum debut de Pearl Jam, el disco que en dura pugna con ‘Nevermind’ de Nirvana fue el detonador de la explosión de una revolución total dentro del rock y que marcó uno de los cambios más impactantes que vivió, especialmente en Estados Unidos, la industria musical desde el estallido del punk rock en 1977: el fenómeno grunge.

Pearl Jam es un grupo que tal vez nunca hubiera existido de no ser por producirse una trágica circunstancia: la muerte por sobredosis de heroína en 1990 de Andrew Wood, el cantante del grupo que posiblemente hubiera sido el que llegase a la cima del éxito que Pearl Jam consiguieron poco tiempo después: Mother Love Bone. De hecho, en este grupo encontramos dos de los miembros que estarán en la génesis de Pearl Jam, el bajista Jeff Ament y el guitarrista Stone Gossard, quienes aceptaron una propuesta del cantante de Soundgarden Chris Cornell, gran amigo de Wood, en unirse a un proyecto llamado Temple Of The Dog constituido para hacer un homenaje póstumo al tristemente desaparecido vocalista. La idea era editar solamente un single con dos canciones, pero viendo que la química musical funcionaba y que el proyecto podría tener un recorrido más amplio, se decidió grabar un álbum completo.

Para completar la formación de Temple Of The Dog, Stone Gossard llamó a un guitarrista viejo amigo suyo desde los tiempos de la escuela secundaria que tocaba en bandas de blues, Mike McCready y Matt Cameron, batería de Soundgarden, grabó con ellos el disco. Ante el buen entendimiento musical y personal entre todos ellos, obviamente surgió la pregunta: “¿Y por qué no seguimos juntos y formamos un nuevo grupo?” pero Cornell y Cameron, ya antes de acabar la grabación de Temple Of The Dog prefirieron continuar con Soundgarden, de manera que Gossard, McCready y Ament grabaron paralelamente algunas demos con idea de mostrar lo que estaban haciendo a músicos que pudieran estar interesados en unirse a un posible nuevo grupo. Entre otros, el ex batería de los Red Hot Chili Peppers Jack Irons, buen amigo de todos ellos, se hizo con una copia de la demo y se la dejó escuchar a otro amigo suyo, un cantante totalmente desconocido de nombre Eddie Vedder, que de hecho en ese momento era solamente un aficionado y trabajaba como empleado en una gasolinera. Señoras y señores, estamos asistiendo al nacimiento de Pearl Jam.

Vedder se presento en Seattle e impresionó a los tres músicos que habían grabado aquellas canciones, dado que además de su talento como vocalista les impresionó su capacidad como letrista. Tras algunas audiciones, Dave Krusen se incorporó como batería y este grupo, que iba a cambiar la historia del rock, inició su andadura llenos de incertidumbre, pero también con las ideas muy claras, una actitud muy definida y seguramente sin pretenderlo de manera muy deliberada, proponiendo otro lenguaje, otra estética, otra forma de entender el rock, que conectó de inmediato con toda una nueva generación que como siempre, pretendía diferenciarse de la anterior, pero que no había encontrado todavía un referente. Ese referente fue el grunge y Pearl Jam una de las bandas que encarnó ese referente.

La industria del disco veía venir el cambio y por tanto, no resulta extraño, al menos visto con la perspectiva del tiempo, que una multinacional de las más poderosas del business musical del momento, Epic Records, firmase un contrato a Pearl Jam y estos entrasen en los London Bridge Studio para grabar su disco debut con el productor Rick Parasher durante el 27 de marzo y el 26 de abril de 1991 en los London Bridge Studios de Seattle. En la última semana de agosto, ‘Ten’ llegó a las tiendas de discos de todo el mundo. Los cañones del ‘Aurora’ habían disparado las primeras salvas…

Rock fuerte, duro, más cercano a los 70 y a Led Zeppelin y a Free que al hair metal, con algún eco punk rock matizado y también melódico aunque desde una concepción muy distinta de las de las bandas de hard rock de los 80, con letras en ocasiones crípticas, muy introspectivas, que hablaban en el lenguaje de muchos jóvenes que no se veían reflejados en lo que veían hasta ese momento en la MTV, fue lo que ‘Ten’ trajo al rock en 1991. Y supieron hacerlo con lo fundamental para cualquier banda, artista o grupo que aspire a dejar su huella en la historia del rock: grandes canciones. Temas como el ya mítico “Alive”, así como “Jeremy”, “Even Flow”, “Black” o “We Go”.

Aunque hoy es un álbum de culto y nadie duda su papel como piedra angular del rock de los 90 en general y del movimiento grunge en particular, su impacto fue relativamente retardado y las circunstancias en las que ‘Ten’ salió a la venta en modo alguno fueron las más propicias para sostener la estabilidad del grupo: Dave Krusen, del que nadie conocía sus graves problemas de alcoholismo y adicción a las drogas, tuvo que dejar el grupo a causa de esta circunstancia. Dave Abruzzese afortunadamente demostró ser un batería de una enorme capacidad y de máxima profesionalidad, que de hecho salvó a la banda de una posible ruptura justo cuando el disco en diciembre de 1991 empezaba a escalar puestos en los charts y empezaban a llegar sustanciosas ofertas para hacer giras por Estados Unidos y Europa.

Primavera-verano de 1992: Pearl Jam habían asaltado el olimpo del rock, pero… vivieron una crisis que estuvo a punto de acabar con el grupo y hacerlo saltar en pedazos: el éxito trajo consigo las presiones para hacer videoclips según unos cánones impuestos que la banda no aceptaba, ofertas para hacer publicidad que no querían hacer, en general, entrar en la vorágine de la comercialidad masiva que entraba en contradicción absoluta con el mensaje que trataban de comunicar y de compartir. El grupo se dividió entre quienes pensaban que si no transigían todo el sueño por el que habían luchado se iría por las alcantarillas y entre quienes defendieron que justamente el sueño se descompondría y se pudriría si transigían. Ganaron los segundos. Y el resto de la historia, ya es sobradamente conocida. Por eso ‘Ten’ es hoy el protagonista.

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