Europa ya no es democrática

Europa ya no es democrática
Europa o el supermercado decadente.
 
La Unión Europea es una construcción neoliberal. El objetivo europeo, desde el punto de vista de la Unión, es favorecer sus mercados, sus bancos privados, sus empresas transnacionales, y hacer negocio con lo que fueran sus estados del bienestar.
 
La Europa de la Unión está gobernada por un colegio de comisarios y comisarias fieles tan solo a los poderes financieros y a los que no puede controlar ningún parlamento. Estos comisarios/as, nombrados a propuesta de sus Gobiernos, solo tienen la función de privatizar lo público, impedir que los estados puedan ayudar a sus tejidos económicos públicos o salvar sectores nacionales estratégicos y comarcas en peligro. Los comisarios son eso: comisarios políticos de la ideología neoliberal, comenzando por el español Joaquín Almunia, que el lunes 16 de Diciembre instaba a recortar más, eso sí con un cinismo socioliberal impresentable, y proponía hacerlo “contando con la gente”. Su objetivo –el del colegio de comisarios- es garantizar la destrucción de todo lo social y de todo lo que sea de propiedad colectiva o protección social, instaurando el negocio privado en lo que fueron servicios públicos. Cerrando durante años los astilleros, las siderurgias, las minas o las industriales nacionalizadas; con una Europa casi sin industrias, excepto Alemania y algún estado más, han convertido al viejo continente en un parque temático y un centro de especulación financiera. Pero ya ni eso comienza a funcionar. Sin base industrial, sin ideas nuevas de economía verde y sostenible, sin soberanía alimentaria, sin investigación.
Pero todo lo enumerado, que es el origen de la actual decadencia y crisis europea financiera, económica, social y política, no es fruto del fracaso de las hipotecas basura. Es fruto de años de legislar un acervo comunitario de leyes confusas, difíciles de interpretar, profundamente crípticas al objeto de ser ininteligibles, con el solo objetivo de crear un mercado -que no un ente político supranacional-, una dictadura cuasi continental de banqueros, financieros, grandes empresarios y ricos caraduras evasores fiscales. Todo un engranaje de burócratas y técnicos muy bien pagados al objeto de imponer una ideología, una sola: la del negocio de los poderosos.
 
Este continente ha sido arruinado por brokers sin escrúpulos, directivos financieros mafiosos y un puñado de corruptos y de malversadores; eso sí, magníficamente bien pagados y que siguen conservando sus puestos de trabajo y sus privilegios, a pesar de ser los culpables de tantas quiebras, desgracias, padecimientos y sufrimientos de personas arrojadas al paro, la pobreza y sin futuro o con empleos precarios, sueldos mínimos y sin derechos sociales, sindicales, laborales o humanos. Esta es la Europa que ese colegio de comisarios, burócratas, lobistas y también ministras y ministros de economía, presidentes de Gobierno o primeros ministros -tanto liberales, como conservadores, socialdemócratas o demócrata-cristianos- han construido. Porque la gestación de esta Europa decadente y anti popular arrancó hace décadas. Este tinglado no lo han montado en cinco años. No. Lo han hecho en décadas.
 
Cuando los pueblos han reaccionado, como hicieron tanto franceses como holandeses rechazando la mal llamada Constitución Europea, -en realidad un tratado comercial-, se les escamoteó su voluntad y se sustituyó la constitución derrotada por un tratado internacional que, además, nunca fue votado en ningún estado miembro excepto en el caso de Irlanda, que lo rechazó y de nuevo se le obligó a votar para que el pueblo irlandés fuera nuevamente colonizado y ahora sufra una aguda crisis, solventada a base de esquilmar a sus gentes, tras sufrir un chantaje que tan solo el servilismo católico de muchos de sus habitantes puede explicar, en un país europeo en el que el aborto sigue siendo ilegal.
 
Europa, cuyas potencias más agresivas bombardean a otros pueblos para imponerles su “democracia” a tiros, está gobernada por un grupo de burócratas sin control democrático y por un Parlamento sin competencias. Un Parlamento carísimo e inútil que se dedica a definir qué es el chocolate, pero que no impide las agresiones que sufren los pueblos de Europa o la creciente falta de libertades, o ni siquiera puede apoyar a pueblos controlados por gobiernos corruptos de origen mafioso de muchos de sus recientes miembros.
 
Esa es, entre otras lindezas, la Europa que nos han construido y que entre todas y todos pagamos de nuestros bolsillos. Esa es la Europa destructora de las conquistas de las clases obreras vencedoras del fascismo, que no tiene otro objetivo que “chinizar” a las clases trabajadoras al objeto de competir en el nuevo mundo que emerge a su pesar y haciendo justo lo contrario.
 
Por eso hay que decir basta ya. Los pueblos de Europa no podemos seguir callando. Los sindicatos actuales, leve sombra de los que con sus mismas siglas conquistaron el bienestar, no pueden decir a sus afiliadas y afiliados que solo haciendo manifestaciones contra las políticas de austeridad vamos a volver al pacto social. La férrea voluntad de las oligarquías europeas es aniquilar todas las conquistas sociales y punto. Nada volverá a ser igual. Por eso, si los resistentes, los rebeldes y las indignadas, los obreros y las trabajadoras dignas, los sindicatos de clase y los movimientos triunfamos sobre la dictadura mercantil que nos roba y oprime -y lo haremos- deberemos construir algo nuevo. Deberemos inventar una nueva sociedad justa y solidaria. Conquistar la democracia plena, lo que incluye la democracia económica.
 
La Alter Summit o Cumbre Alternativa, lanzada en el Foro Social de Florencia que recientemente ha tenido lugar en la ciudad toscana, surge como una alianza de sindicatos, movimientos sociales y redes de economía critica. Busca la coordinación de las luchas, establecer puentes con las Confederación Europea de Sindicatos, pero también con las redes y foros sociales y los movimientos cívicos, así como con las redes de pensamiento y acción critica. La Alter Summit denuncia la austeridad tan nociva que sufrimos, pero también denuncia la estafa de la deuda, exige su auditoria y moratoria, el impago de la deuda ilegitima y defiende un modelo de banca pública y democráticamente controlada, lo que incluye al otro gran núcleo de poder totalitario que sufrimos: el Banco Central Europeo que, alimentado con fondos públicos del IVA que pagamos, los presta a los bancos privados al 1% para que estos hagan negocio a su vez con los estados cobrando no menos de un 4%; lo cual es no solo un atraco gigantesco, sino una burla democrática y un genocidio social contra las clases populares.
 
Las izquierdas europeas son débiles todavía. La gigantesca UE de 27 estados, muchos de ellos antiguas repúblicas que sufrieron el estalinismo, son ahora feudos conservadores, ultranacionalistas, derechistas y corruptos que garantizan una mayoría conservadora a pesar del empobrecimiento de sus pueblos y la liquidación de los servicios públicos que la mayoría padecen. La mayoría derechista y reaccionaria está garantizada. Hasta en eso han hecho trampa los constructores de la UE y la socialdemocracia ha sido cómplice imprescindible de todo este ataque a la soberanía popular, y también nacional, de los pueblos de Europa.
 
Los partidos de izquierdas no están en condiciones de cambiar esto a nivel continental, excepto que las izquierdas pudieran vencer por medio de alianzas convergentes democráticas y transformadoras en Grecia, Portugal y España -o al menos en dos de esos estados- y ello permitiera una política diferente, garantizada por la alianza del resto de los pueblos a través de sus movimientos y sindicatos. También sus minorías de izquierdas. Pero mientras sí o no, los pueblos debemos alzarnos y mediante huelgas generales y luchas sociales, manifestaciones masivas y ocupaciones, impedir la consumación del modelo dickensiano de explotación que nos están construyendo.
 
No nos sobra el tiempo ya. Las normas de liberalización y desregulación avanzan imparables, la próxima será, atentos y atentas: La Unión Fiscal y Económica Europea. No olvidemos este confuso y falso nombre de lo que es una vuelta de tuerca más contra las soberanías nacionales y populares mediante la reforma, es decir el cambio de todas las leyes y normas de protección social y la privatización masiva. Estas normas ponen el pago de la deuda, impagable tal y como llevamos tiempo advirtiendo, por encima de cualquier derecho social. Pero esto en el Estado Español nos suena. Lo estamos viviendo ya, sin embargo todavía será peor. Portugal, Grecia, Italia y el Reino de España, somos la avanzada y el laboratorio.
 
Por todo esto, la exigencia de frenar la Europa neoliberal debe estar en nuestras agendas. Las alternativas frente a estas políticas existen. Pero que nadie se engañe: vivimos una lucha exclusivamente política. El neoliberalismo es político y la resistencia al mismo también. La UE es un arma política contra sus pueblos, y no reconocerlo es tontería, es perder el tiempo, es confundir o es ser cómplice. Podemos estar a favor de Europa, pero no de esta Europa y por desgracia no hay otra. Luego la unidad, la solidaridad y la acción conjunta por parte de todas y todos son imprescindibles. El sectarismo es traidor y los deseos hegemonistas en el seno de las izquierdas, suicidas. Es momento de cumbres de lucha social. Son necesarios los frentes de salvación y las convergencias antineoliberales. El neoliberalismo es el nuevo fascismo totalitario que recorre y esclaviza Europa, que vive una guerra de clases sin cuartel. Los análisis ya están hechos. Sabemos las causas y tenemos las alternativas. Dejemos de discutir y salgamos a ocupar las calles, a luchar contra el nuevo fascismo, a defender la democracia y el derecho a una vida digna y justa. Al reparto.
 
La Alter Summit puede ser una buena herramienta. Juntemos las herramientas y digamos alto claro que nosotros somos el pueblo. Construyamos la alternativa convergente y además sabemos lo que hace falta para hacerlo y como hacerlo.
 
 

 

 

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