Falsas creencias sobre los alimentos

Falsas creencias sobre los alimentos

Un estudio analiza las creencias irracionales que los ciudadanos mantienen sobre los alimentos, con el fin de que tomen conciencia acerca de la obesidad y el sobrepeso.

"Cenar solo fruta adelgaza", "los alimentos integrales tienen menos calorias", "saltarse las comidas ayuda a perder peso"… ¿Verdad o leyenda popular? Por fin un estudio científico ha analizado estas cuestiones para obtener una herramienta que colabore en la pérdida real de kilos y en el mantenimiento de un peso saludable. Para ello, investigadores americanos han confeccionado el IFBS (The Irrational Food Beliefs Scale), un índice que se ha revelado útil para conocer en profundidad las creencias que fundamentan las actitudes de las personas con problemas de peso y entre los adolescentes, en quienes son más comunes los trastornos del comportamiento alimentario por mantener el peso idóneo. Pero antes de traducirlo y exportarlo, los científicos creen necesario verificar si es extrapolable a otras sociedades y culturas donde la obesidad es un problema que se debe afrontar.

Una sociedad obesa

El estudio sobre creencias irracionales de los alimentos parte de la necesidad de analizar la sociedad, donde la obesidad y el sobrepeso se han convertido en dos de los problemas más graves de salud pública. En este panorama, se hacen evidentes los trastornos alimentarios y las creencias erróneas respecto a los alimentos.

Especial relevancia adquiere el pensamiento dicotómico que divide a los alimentos en buenos y malos, y en permitidos y prohibidos, lo que lleva al mantenimiento de dietas restrictivas para regular la ingesta y perder peso. Estos factores cognitivos se desarrollan a la vez que síntomas de ansiedad y depresión, por lo que el estudio en el cual se embarcaron los especialistas busca desarrollar tratamientos efectivos. Tuvieron presente que si bien las creencias populares sobre asuntos de salud provocan comportamientos inadecuados, las creencias sobre alimentos influyen en la decisión de qué comer.

El doctor en Medicina y Cirugía Ignacio Jáuregui Lobera, del Departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad Pablo de Olavide de Andalucía, y Patricia Bolaños Ríos, titular del Instituto de Ciencias de la Conducta de Sevilla, han concluido el análisis de la Escala de Creencias Irracionales de los Alimentos y su adaptación a la sociedad española. El objetivo del estudio es validar la versión española del IFBS desarrollado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Niágara (Nueva York), con el propósito de profundizar en las dificultades a las que se enfrentan algunas personas para alcanzar su peso saludable.

El pensamiento dicotómico que divide a los alimentos en buenos y malos lleva al mantenimiento de dietas restrictivas.

El Índice se ha revelado óptimo, pero antes de traducirlo y exportarlo, los científicos estiman que es preciso verificar si es extrapolable a otras sociedades y culturas donde la obesidad y el sobrepeso son un problema. El estudio que se ha llevado a cabo en España se ha publicado en la revista científica Nutrición Hospitalaria, junto con estudios homogéneos que se realizan en países de todo el mundo. Los análisis servirán para organizar en el futuro los índices de pensamientos arraigados que motivan en cada sociedad acciones erróneas respecto a la alimentación.

57 creencias sobre la alimentación

"La comida es un sustituto del placer", "comer sano no lleva más tiempo que hacerlo de forma insana", "todas las reuniones sociales deben centrarse en la comida", "los alimentos como frutas y verduras no tienen calorías". Son algunas de las afirmaciones que conforman el primer grupo de creencias sobre la alimentación que se analizaron. En total, las sentencias agrupadas como creencias válidas son 39. Con ellas se puede estar muy en desacuerdo, en desacuerdo, de acuerdo o muy de acuerdo. A estas primeras 39 aseveraciones irracionales se añaden 18 más, hasta sumar 57, que además de absurdas son autocríticas.

Los análisis servirán para organizar los índices de pensamientos arraigados que motivan en cada sociedad acciones erróneas respecto a la alimentación.

En este grupo se leen afirmaciones del tipo "la felicidad puede alcanzarse con la comida", "como el alcohol no tiene grasas, no te hace ganar peso", "comer puede ayudar a superar la soledad". El resultado del análisis factorial sugiere que la consistencia de los índices sirve para adaptar el IFBS a los hábitos españoles de alimentación. Sin embargo, las conclusiones finales determinarán la escala y el orden de las preguntas para que la encuesta se utilice como herramienta útil en su aplicación clínica.

El análisis de la situación hace pensar en la necesidad de promover la educación nutricional al consumidor, con el fin de que sea crítico con los mensajes que recibe sobre alimentación, nutrición y salud. Son muy populares numerosos errores de concepto básicos en alimentación y nutrición en la población general y entre los adolescentes, aún más vulnerables para seguir dietas sin fundamento con el único fin de perder unos kilos.

Cenar solo fruta, adelgaza. Es una idea extendida entre muchos jóvenes, pero equivocada si se quiere perder peso. La combinación de nutrientes en las frutas explica la propiedad esencial de los vegetales para depurar el organismo y perder algo de peso en forma de agua, si se retienen líquidos, pero no de grasa, si se tiene sobrepeso u obesidad.

Si es integral, tiene menos calorías. La diferencia entre los alimentos normales y los integrales es que estos últimos tienen más fibra y más nutrientes reguladores (vitaminas, minerales y antioxidantes). Son más saludables, pero no se ha de entender que tienen menos calorías. Ingerir alimentos integrales (pan, galletas, arroz y pasta) supone las siguientes ventajas: al tener más fibra, mejoran el ritmo intestinal y previenen el estreñimiento, y la fibra y el resto de componentes protegen la salud frente a diversas enfermedades como la diabetes, las cardiovasculares o el cáncer.

Comer menos o saltarse comidas, adelgaza. Para adelgazar no es suficiente con tomar menos calorías, es necesario aprender a adelgazar, lo cual requiere eliminar conductas o comportamientos que engordan o dificultan el adelgazamiento. Sirve de ayuda repartir los alimentos en varias tomas -desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena- y no saltarse ninguna para evitar picotear o llegar con ansiedad y demasiada hambre a la siguiente. En general, el picoteo favorece que una persona consuma más calorías de las recomendadas cada día.

El método del estudio

Para realizar el estudio, se convocó a 527 alumnos de secundaria entre 12 y 20 años: 267 hombres y 260 mujeres. Se les pesó y midió, se determinó su índice de masa corporal y se les sometió a un cuestionario sobre las influencias externas en su autopercepción, el CIMEC, un instrumento consensuado por la comunidad científica internacional y diseñado para evaluar la influencia del modelo estético imperante, tanto en poblaciones consideradas normales como en las clínicas.

El cuestionario mide la influencia de los modelos idóneos, la preocupación por la delgadez, la influencia de los modelos sociales, las influencias familiares, de los amigos o interpersonales, las conductas dirigidas a la pérdida de peso, la ansiedad relacionada con el cuerpo, el influjo de la publicidad y la preocupación con la gordura. Se les entregó el cuestionario, que respondieron sin dificultad en la comprensión de las preguntas y en el mensaje. Todos los participantes se ofrecieron como voluntarios y ninguno de ellos recibió ningún tipo de recompensa por responder al cuestionario.

* Fuente: Eroski Consumer

Jorge Izquierdo

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