Flamenco y revolución

Flamenco y revolución

A pesar de haber sido utilizado por el españolismo y la clase dirigente, el flamenco ha servido, desde sus orígenes, de medio de expresión popular de las injusticias y la opresión. 

 

El flamenco es la expresión musical más auténtica de la cultura andaluza. Es el resultado de someter el folclore andaluz tradicional, de origen castellano, árabe y judío, a un proceso de evolución y estilización, principalmente a cargo del pueblo gitano. El origen popular, las duras circunstancias socioeconómicas de quienes participaban de él, y la carga emocional con la que se interpreta, han dado como resultado una serie de estilos musicales de alto nivel expresivo, que han servido originariamente al pueblo andaluz para expresar su realidad.

 

El flamenco como tal, surgió formalmente a finales del S. XVIII, pero las condiciones que determinaron su aparición datan de mucho antes. Como hecho histórico de partida podríamos tomar el fin de la Reconquista por parte de los Reyes Católicos y la constitución del Estado español, en el año 1492. Esta fecha supuso, entre otras cosas, el comienzo del proceso de homogeneización según los valores castellanos al que se sometió a la población en los territorios bajo su control, y que se ha continuado dando, con mayor o menor intensidad, hasta nuestros días. Un pueblo muy influyente en el flamenco, y que ha sufrido esta persecución hacia su cultura y sus formas de vida con especial intensidad, ha sido el pueblo gitano. El orden social que se estableció tras la reconquista, basado en el absolutismo, el poder feudal y eclesiástico, el acoso a las minorías y la desigualdad, influyó en gran medida en la aparición de una expresión popular que acabó convirtiéndose en el flamenco.

 

El flamenco nace de la injusticia

 

Las circunstancias socioeconómicas en Andalucía hicieron que los romances tradicionales andaluces mudaran su temática original (leyendas, amores, batallas…) hasta expresar la realidad social y personal del pueblo andaluz. Así nacían, a finales del S. XVIII, las Tonás y las Soleás, primeras expresiones del cante flamenco:

 

Las lindes del olivar,
Anchas pá los don mucho,
Estrechas pá los don ná

Soleá (1)

 

A partir de aquí, y con la posterior incorporación de la guitarra, comienzan a proliferar los diferentes estilos, como las Bulerías, que resultan de aumentar el ritmo de la Soleá. Surgen también estilos originales creados por el pueblo gitano, como la Seguirilla, un estilo de cante muy utilizado para expresar el lamento.

 

En una primera instancia los cantes carecían de contenido político y de un sentido colectivo de las reivindicaciones. Esto cambió con el primer acontecimiento histórico destacable que vivió el flamenco: la invasión napoleónica. Este acontecimiento se vivió de forma especial en Cádiz y su entorno, ya que las tropas francesas no llegaron a tomar la ciudad. Esto fue un motivo de orgullo colectivo que propició la aparición de una familia de cantes nuevos de carácter jovial, cuya muestra principal son las alegrías:

 

Un baluarte invencible,
Fue la Isla de León,
Porque con los gaditanos,
No pudo Napoleón

Alegrías de Cádiz (2)

 

En Cádiz se respiraban aires progresistas, que cuestionaban el poder establecido y defendían la soberanía popular. Así lo expresa otro cante de aquella época, el Mirabrás:

 

A mi qué me importa
Que un rey me culpe.
Si el pueblo es grande
Y me abona.
Voz del pueblo, voz del cielo.
Que no hay más ley,
Que son las obras.

Mirabrás (3)

 

En esta época se rechazó, a través del flamenco, el absolutismo de Fernando VII y la política imperialista de la corona española, por la que muchos acababan luchando en las guerras coloniales a través del servicio militar. Este imperialismo español propició así mismo el contacto con los afro-americanos de las colonias, surgiendo cantes mestizos que relacionaban directamente la baja Andalucía con las colonias a través de la música. Son los llamados Cantes de ida y vuelta, siendo ejemplos de estos la Rumba, las Colombianas, el Tango o la Milonga.

 

La postura social del flamenco supuso una gran evolución. Ya no es tanto la visión romántica de asumir la realidad como viene y resignarse a aceptarla con el lamento cómo única respuesta, sino la voz del pueblo en los acontecimientos y el rechazo a los motivos de su precaria situación.

 

Expresión del movimiento obrero

 

El flamenco, en su evolución, también ha servido para expresar problemáticas propias de la clase trabajadora, tales como la explotación, las condiciones laborales, la migración, el reparto de la tierra o el asociacionismo proletario. Esta realidad se ha expresado, entre otros, por los estilos propios surgidos del campo andaluz: los Cantes del Campo. Como ejemplo, tenemos los Cantes de Trilla, cuyo compás lo marca el ritmo del trillo sobre la era:

 

Trabajo de sol a sol,
Trabajo de sol a sol,
Las ganancias son pal amo,
Pá mí solo es el sudor”

Trillera (4)

 

Otro ejemplo significativo de esto son los Cantes de las minas, pertenecientes a la familia de los Cantes de Levante. Surgieron en las cuencas mineras de Linares, Murcia y Almería, debido a la gran emigración que se produjo hacia estas zonas desde toda Andalucía en el S.XIX. En estos cantes es muy típico que aparezcan conceptos propios del marxismo como la plusvalía, la acumulación, y la explotación capitalista.

 

Minero, ¿pá que trabajas,
Si pá tí no es el producto?
Pá el patrón son las alhajas,
Para tu familia el luto,
Y para tí la mortaja
Fandangos Mineros 
(5)

 

En la línea de los cantes anteriores surgieron los Martinetes, que son los cantes de las fraguas, oficio muy ejercido por el pueblo gitano.

 

Otro tema que se ha expresado a través del cante flamenco ha sido la represión sufrida por los movimientos de trabajadores y trabajadoras en la lucha por sus derechos.

 

En el último tercio del S. XIX la influencia del internacionalismo obrero llega al poniente andaluz, sobre todo a través de la zona de Jerez de la Frontera, que destaca en aquel entonces por su gran producción y exportación de vino. El movimiento obrero, unido a las duras condiciones en que se vivía en el campo, las malas cosechas, etc., hizo que comenzaran las huelgas y las reivindicaciones, con la consiguiente represión. El flamenco, como expresión popular, sirvió para denunciar estos sucesos:

 

Tó lo tienen preparao,
Los civiles en los cortijos,
Por eso matan a obreros,
Para agradar a los ricos.
Cante a la represión 
(6)
Le pregunté a mi morena,
Que por qué me despreciaba,
Y me contestó serena,
Que en la asociación entrara.”

Cante al asociacionismo obrero (7)

 

Capitalismo y nacional-flamenquismo

 

A comienzos del S. XX, el flamenco había alcanzado una gran difusión, lo que impulsó la profesionalización de los y las intérpretes, así como de los espectáculos. Se convirtió en una posibilidad de negocio. Al entrar en los circuitos comerciales, a través principalmente de los Cafés Cantantes y posteriormente de la Ópera Flamenca, los y las artistas tuvieron que dirigir sus cantes hacia un público más abierto, lo que hizo que tanto para los “Señoritos” que comenzaban a aficionarse al flamenco, como para el gran público en general, los cantes tuvieran que dejar de lado sus reivindicaciones y adaptar sus letras a las nuevas circunstancias. Se puede distinguir entonces, entre el “flamenco de uso”, más ligado a la forma y al fondo tradicional, y el “flamenco de cambio”, ligado al espectáculo, a lo comercial y accesible y asimilable por la clase dominante (8). Esta nueva realidad del flamenco se combinó con la necesidad de la clase dirigente española de dotar al Estado de una identidad cultural propia. Este objetivo se venía persiguiendo ya desde finales del S.XIX, cuando las crisis coloniales y las revoluciones liberales amenazaban al españolismo, y llegó a su máximo desarrollo con la llegada del franquismo.

 

El régimen utilizó, entre otros, elementos de la cultura andaluza para dotar al estado de un folclore propio. El flamenco, previa adaptación y censura, sirvió a este fin, influyendo en la canción española que proliferó durante la época. Pasaron años oscuros para el flamenco, que había de interpretarse sin esencia. La mayoría de los y las artistas se adaptaron, como pudieron, a las nuevas circunstancias. Otros se exiliaron, y algunos no sobrevivieron a la guerra y a la represión.

 

El flamenco y la izquierda

 

Para encontrar intérpretes especialmente comprometidos socialmente hubo que esperar, en primer lugar, a que la profesionalización del cante diera intérpretes conocidos, y en segundo lugar, a la gran convulsión social de los años de la II República. Cuando ésta se proclamó, la mayoría de los y las artistas flamencos se proclamaron partidarios de la misma. Los cantes dedicados a la libertad, la República, a la bandera tricolor, o a los Capitanes Galán y Hernández fueron muchos en estos años.

 

Entre quienes interpretaban el republicanismo flamenco cabe destacar, por su relevancia y su compromiso, los nombres de Guerrita, Corruco de Algeciras, Antonio Mairena (maestro enciclopédico y gran impulsor del flamenco), José Cepero, La Niña de los Peines (considerada la mayor artista de su época y que defendió el ideal de mujer libre y republicana), o el Chato de las Ventas. Éste último cantaor creó los llamados Fandangos Republicanos, un tipo de cante de naturaleza reivindicativa. Murió fusilado en Badajoz. Durante la guerra, hubo artistas que cantaron a los soldados en el frente republicano. Tal es el caso de Juanito Valderrama o Antonio Chaqueta.

 

Los y las artistas que tomaron parte por la República corrieron suertes muy dispares. Muchos no sobrevivieron a la guerra y a los primeros años de posguerra, muriendo en el frente o por la represión, caso del Corruco de Algeciras y del Chato de las Ventas. Otros tuvieron que exiliarse para evitar la persecución. Quienes permanecieron en el Estado español, tuvieron que adaptarse a las nuevas circunstancias. Algunos, como el caso de José Cepero, tuvieron muchas dificultades para subsistir como artistas al ser señalados como “rojos”. Todos los que se quedaron tuvieron que dejar de lado la parte reivindicativa del cante flamenco para trabajar en los años del franquismo. El flamenco de verdad pasó a la clandestinidad, y estaba perseguido.

 

Quiere decir con pasión,
Este fandango que canto,
España es republicana,
Y lo es de corazón,
¡Abajo la ley tirana!

Fandango Republicano de El Guerrita (9)

 

En los últimos años del franquismo y en la transición resurgió el flamenco reivindicativo en toda su plenitud. Son muchos los y las artistas del flamenco que cantan a la libertad y la justicia, a la democracia, y al autonomismo andaluz. Así, podemos citar a Enrique Morente, un cantaor muy comprometido socialmente durante toda su carrera. A comienzos de los 70, sufrió la censura por un disco homenaje a Miguel Hernández, en el que no se permitió incluir el poema “Andaluces de Jaén”. Morente fue un defensor del andalucismo, movimiento al que cantó. Grabó también canciones inspiradas en la obra de Federico García Lorca (poeta muy unido al flamenco y al pueblo gitano), destacando el genial disco de flamenco-fusión Omega, en el que canta poemas de la obra lorquiana Poeta en Nueva York, de marcado carácter anticapitalista.

 

Sin salir de Granada, hay que nombrar a Curro Albaycin, artista y estudioso del flamenco cercano al comunismo (inauguró con su cante sedes del PCE). Cantó los Tangos del Obrero. Su militancia le costó un intento de asesinato por un simpatizante de Fuerza Nueva, que le disparó al grito de “Ya no recitas más a Lorca”.

 

También hay que destacar a Manuel Gerena, el cantaor mas perseguido en los 70. Sufrió cientos de detenciones, generaba siempre una gran expectación y durante mucho tiempo se prohibieron sus actuaciones en todo el estado. Otros artistas de gran conciencia social fueron Luis Marín (militante de la Organización Revolucionaria de Trabajadores, ORT) y El Piki, que grabó un disco homenaje a Blas Infante, gran impulsor del andalucismo político. Ambos murieron atropellados.

 

Un artista muy destacado de esta época fue Camarón de la Isla. Considerado por muchos el cantaor más grande que ha dado el flamenco, fue una figura controvertida. Interpretaba de forma genial el flamenco tradicional, pero además, inició el desarrollo del Nuevo Flamenco con su disco La Leyenda del Tiempo, en el que se incluían por primera vez ciertos tipos de ritmos, instrumentos y formas de interpretación. Sus dotes para el cante tradicional, unido a la revolución musical que supuso su nueva forma de hacer flamenco (a la que no le faltaron críticos), contribuyeron a la difusión de éste y abrieron las puertas del flamenco a nuevas fusiones y mestizajes, fomentando su universalidad. Con Camarón el mensaje del flamenco pasó de los tablaos, los festivales y las peñas, al mundo entero.

 

Por último, citar a El Cabrero, el cantaor protesta más importante en la actualidad, cercano al anarcosindicalismo y gran intérprete de los Fandangos Republicanos. La crítica social está muy presente en sus intervenciones:

 

No critiques a mi copla,
Y apréndela tú también,
Que corra de boca en boca,
Pá que el pueblo sepa bien,
Quien lo engaña y quién lo explota.

Fandango Republicano de El Cabrero (10)

 

Desde sus orígenes el flamenco ha servido como medio para expresar la injusticia. Las condiciones de vida han mejorado en general, pero la gran mayoría de las reivindicaciones históricas del flamenco siguen vigentes, y más ahora que estamos sufriendo el mayor retraso en derechos desde hace décadas. El flamenco es cultura viva, y por lo tanto evoluciona, pero cierta forma de sentir las cosas y expresarlas es intrínseca a este, estando determinada por el carácter y la historia de sus protagonistas.

 

La Andalucía que canto,
Es la flamenca de veras,
Que está llorando por dentro,
Y se rebela por fuera.

Cante de El Piki (11)

 

 * Publicado en la revista “La Hiedra”

 

Notas:

 

1. Grimaldos, Alfredo, 2011: Historia Social del flamenco. Ediciones Península, Barcelona.
2. Ortiz Nuevo, Jose Luis, 1985: Pensamiento político en el cante flamenco. Editoriales andaluzas unidas, Sevilla.
3. Ibid, p. 80
4. Rs Piqueras, Lola; Ríos J. Carlos, 2009: La identidad andaluza en el flamenco. Editorial Atrapasueños.
5. Ortiz Nuevo, Jose Luis, 1985: Pensamiento político en el cante flamenco. Editoriales andaluzas unidas, Sevilla.
6. Ibid., p. 142
7. Ibid., p. 119
8. Rs Piqueras, Lola; Ríos J. Carlos, 2009
9. Pinilla, Juan: 2011: Las voces que no callaron. flamenco y Revolución. Editorial Atrapasueños, Sevilla.
10. Chain Revuelta, Francisco Javier, 2012: Letras de Fandangos Republicanos El Cabrero. Disponible en:http://grandesmontanas1204.blogspot.com.es/2012/04/fandangos-republicano… [entrada 8/4/2012]
11. Pinilla, Juan: 2011

 

 

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